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PASO 2021: a las urnas en pandemia y con los apremios de la economía

Con casi 38 años de democracia ininterrumpida, se encara una nueva elección en la Argentina, que tiene varias particularidades.

En primer lugar, ir a votar, que hoy parece común y nadie cuestiona, no fue lo que pasó históricamente en la Argentina. Y no solo porque en principio fue un lugar sólo reservado para los hombres, sino porque nunca la democracia duró tanto. Sí, menos de 40 años, es poco para la línea histórica de un país relativamente nuevo y que se conformó como otros de América, pero es mucho para una Argentina avasallada por los golpes militares y con ellos los derechos y libertades.

Pero está claro que a pesar de la voluntariosa frase de Raúl Alfonsín en su discurso de asunción ante la Asamblea Legislativa de 1983 que rezaba "con la democracia no solo se vota, sino que también se come, se educa y se cura", la Argentina fue transitando todo este período soportando tantos terremotos económicos que hoy es difícil creer que solo alcanza con las palabras bienintencionadas de Alfonsín. Es decir, no le podemos pedir todo a la democracia. En democracia no solo pagamos los errores y negociados de los militares. En democracia también pagamos los errores y negociados de dirigentes elegidos por el pueblo.

De cara a estas elecciones, el panorama de la economía está lejos de ser el deseado. En esta no valen las fotos. Si eso ocurre, nos podemos confundir porque la economía este año va a crecer cerca de 8% ¿Cómo es que una economía está mal si crece al 8%? Bueno, es que hay que ver la película. Esa misma economía que crece al 8%, es la que tiene una inflación de cerca de 45% anual, que tiene clausurados a miles de argentinos en la pobreza, que no puede pagar sus deudas sin reestructurarlas. Una economía también golpeada por una pandemia y una cuarentena larguísimas. Por eso no hay que mirar la foto de la Argentina, hay que mirar la película. Y cuando se habla de economía y del pedido de recuperación rápida del país, también hay que ver cuáles son las verdaderas armas de los gobernantes. El ejemplo más concreto es la deuda argentina. Sólo contando el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el país tiene compromisos para pagar en los próximos cuatro años tantos dólares como hoy hay de reservas en el Banco Central. Así de comprometida y oprimida está la economía argentina. Está claro que la Argentina necesita hacer un nuevo acuerdo con el FMI, pero también está claro, que la salida del laberinto económico todavía parece lejos de concretarse.

En ese contexto, tanto el presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce, como el ministro de Economía, Martín Guzmán, o el propio ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, siguen lidiando con una economía desgastada y en crisis, que depende y mucho del precio de las commodities. El tema es que una buena cosecha ayuda, pero no es la solución.

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