Patagonia Flooring

El secreto detrás del emperador de la madera: suma helipuerto, country y el restaurante vegano de moda a sus negocios

Daniel Saramaga nació entre la viruta de la carpintería de su padre y hoy es dueño de Patagonia Flooring, un verdadero emporio de la madera exótica para pisos y revestimientos. Sus pasiones lo llevaron a construir el próximo helipuerto porteño, abrir un restaurante de comida a base de plantas y un barrio cerrado en General Rodríguez. Las claves para crecer al 20% anual y diversificarse con éxito

Nació entre la viruta, en la carpintería de su padre, y hoy maneja un verdadero emporio de la madera que creció 20% en el último año. Daniel Saramaga es el dueño de Patagonia Flooring, una compañía que inició en 2003 y a pesar de las complejidades económicas que atravesó el país, nunca cerró en rojo.

Saramaga -un economista apasionado por los negocios, la historia y la literatura-, además le tomó el gusto a diversificarse. Acaba de ganar la licitación para hacer un helipuerto en la Ciudad de Buenos Aires vinculado a su amor por ‘volar', se entusiasma con el restaurante top de comida a base de plantas del que es socio y hoy se encuentra en plena expansión al mundo; e inicia la construcción de un barrio cerrado que, anticipa, será otro hit.

Patagonia Flooring tiene más de 60 locales y proyecta 10 aperturas este año. Vende, coloca, restaura y mantiene pisos y revestimientos de madera exótica. "No vendemos un producto sino una solución y una garantía", explica. 

Sus trabajos ya se ven en íconos de la arquitectura argentina: tradicionales como el Llao Llao, el Hotel Hermitage y el teatro Colón, y actuales y vanguardistas como la Torre Alvear de Puerto Madero y el nuevo edificio de Mercado Libre en el Polo Dot, con unas desafiantes escaleras que se destacan.

Se quedó además con el local que Falabella dejó vacante en el shopping Dot. Fue el propio Eduardo Elsztain, dueño de IRSA, quien lo llamó para que se haga cargo y se instale allí con Patagonia Flooring. Un local de 3000 metros cuadrados en el que armó un combo con viejos conocidos del rubro: Fontenla para vender sus lujosos muebles y el grupo A2, otro líder del sector en equipamiento de oficinas. El local ya está abierto aunque en pocos días será la inauguración formal, para mostrar el resultado de los más de u$s 300.000 invertidos.

Saramaga tiene un secreto para hacer negocios que muchos conocen pero no aplican: trabajar, trabajar, trabajar. Le gusta decir que en el único lugar en el que éxito está antes de trabajo es en el diccionario. Considera a su empresa, su familia y no es solo un eufemismo. En puestos clave de la compañía lo acompañan sus hijos, los que hace más de tres décadas le daban nombre al negocio desde donde despegó: la mueblería André Kevin. Tiene más de 300 empleados y se jacta de que por la capacitación y contención permanente, además del nivel de los salarios, nunca tuvo un problema sindical.

Otra de las claves, dice Saramaga, es mantener un pasivo en cero. "Cualquier crisis que se cruce si uno llega con solidez por haber hecho bien el trabajo, sí es una oportunidad", recalca. Y enfatiza: "no hay un cliente favorito", en relación a que el tratamiento personalizado con cada uno de sus compradores es atendido con igual dedicación.

Su amor por los aviones -es piloto- lo llevó a competir por el helipuerto de Buenos Aires. Competir y ganar, ya que se le acaba de adjudicar la licitación para construirlo en la zona del Autódromo, junto a Hangar Uno de Willy Tefró.

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Saramaga también es el responsable de la reconversión de una esquina emblemática que alquilaba a una sociedad de eventos y que después de varias negociaciones y ofertas para vender o alquilar, decidió conservar para hacer algo propio. 

Un triángulo en Córdoba y Gascón, frente al Hospital Güemes que hoy es un imponente local de la Fundación Patagonia Flooring, y que comparte en su espacio la venta de sus propios productos con puestas de artistas para inspirar a decoradores y usuarios. Entre ellos, Adriana Randazzo, la hermana del ex ministro del interior.

En el primer piso, el escenario cambia radicalmente con una propuesta que refleja una tendencia mundial: el restaurante Plant Based, Mudra. Su socio en esa aventura es un verdadero conocedor del tema: Marcelo Boer, dueño también de La Mar, Tanta y Hell´s pizza.

"Boer tiene la misma concepción que yo sobre el esfuerzo y el trabajo", dice Saramaga mientras escucha con atención la expansión que el gastronómico detalla, ya iniciada, de Mudra en el mundo: Madrid y Miami.

De hecho Saramaga adoptó la dieta que Boer promueve, inspirada en Mathew Kenney, el número uno de comida Plant Based en el mundo. Un escalón más sofisticado del vegetarianismo y el veganismo, pero con menos ‘ideología'.

Hoy Saramaga tiene entre manos otra iniciativa: un barrio cerrado en General Rodríguez que no sea igual que todos los tradicionales, explica. Está estudiando sumar algún socio pero ya tiene fecha, el año que viene arranca el proyecto.

Su negocio con la madera, igualmente, sigue siendo su base. La pandemia y el excedente de dinero que no se usó para viajes y otros gustos, explica el ejecutivo, se volcó a los hogares y convirtió al año pasado en uno de los que tuvo mejores resultados. Con un mercado cambiario único y previsible había comenzado a exportar pero hoy los números y la amplia demanda interna lo llevan a concentrarse en la Argentina.

Con las entregas y servicios está al día, cuenta, mientras otras industrias vinculadas a la construcción tienen demoras ante la cantidad de pedidos y una economía que todavía no permite confiar en ampliar producción.

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