Créditos UVA: luces y sombras de la última ventana hipotecaria que tuvo el país

Más de 100.000 familias compraron su casa a partir de esta posibilidad, pero la indexación despertó reclamos de deudores. Especialistas aseguran que es la única vía para que exista crédito hipotecario en Argentina.

Entre 2016 y 2017, e incluso hasta principios de 2018, los créditos UVA fueron la vedette del mercado inmobiliario en Argentina. 

En un país donde el acceso a la vivienda estaba casi vedado para gran parte de la población, la reparación del Indec permitió que los bancos aceptaran participar de un mecanismo de crédito indexado por inflación. Y eso llevó a que 105.000 familias puedan comprar su casa durante ese lapso.

La devaluación que sufrió la moneda desde ese momento incrementó sustancialmente la cuota frente a salarios que quedaron rezagados, lo que despertó el reclamo de muchos deudores.

Sin embargo, el ratio de mora sigue siendo ínfimo y la problemática no pareciera escapar a la del resto de los argentinos, en relación a una caída del poder adquisitivo.

"Durante el último siglo hubo pocas ventanas de crédito para acceder a la vivienda: una fue durante el primer peronismo, otra a principios de los ‘90, hubo un leve atisbo en 2006 - 2007 con el kirchnerismo y después llegaron los créditos UVA. que fueron la tercera gran oportunidad", resumió el economista y especialista en la temática Federico González Rouco.

González Rouco, que durante el gobierno de Mauricio Macri trabajó como asesor en la Secretaria de Coordinación de Políticas Públicas de la Jefatura de Gabinete de la Nación, muestra una postura enfrentada a la del colectivo Hipotecados UVA, que reclama que al Estado el congelamiento de las cuotas de los créditos,

Para el economista, la mejor salida es crear un Fondo de Compensación que permita que los créditos pasen de indexar por inflación a actualizarse en base a los índices de salarios.

En tanto, considera que un sistema indexado es la única forma de que haya crédito hipotecario en el país.

En los últimos días, las redes sociales volvieron a hacerse eco del malestar de los Hipotecados UVA, luego de que se conociera que una persona que había accedido a un crédito de este tipo iba a ver ejecutada su propiedad por un reclamo del Banco Nación. Sin embargo, en las últimas horas se supo que se había llegado a un acuerdo entre partes. Situación similar ocurrió en Córdoba, aunque aún no hay detalles de un arreglo en este caso.

Uno de los argumentos que esgrimen los autodenominados hipotecados es que el valor de la UVA pasó de 14,05 el 31 de marzo de 2016 (en ese momentos 1000 UVAs representaban el valor del metro cuadrado) a 73,36. Es decir, se quintuplicó. En ese mismo período, el índice de salarios que sigue el Indec aumentó "apenas" 245%.

Gran parte de los reclamos recae sobre el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, quien en enero había anunciado que, a partir de junio, desaparecerá la UVA como unidad de valor y los créditos pasarán a seguir la evolución de los salarios. Sin embargo, no ha habido mayores avances en ese sentido.

Por otro lado, el descongelamiento de los créditos UVA, cuyas cuotas llevaban más de un año frenadas por decreto, aumentó considerablemente el peso sobre los pagos, ya que se prorratea el período en el que no hubo modificaciones nominales.

Más allá de los hechos puntuales, González Rouco destaca que la mora en este segmento es tan solo del 0,5%.

Por otro lado, el debate en redes sociales llevó a que algunos economistas le señalen a los "hipotecados" el beneficio que habían obtenido en materia de capitalización en dólares.

Más allá de tener una postura diametralmente opuesta a la de este colectivo, González Rouco aclaró: "Sí, hubo capitalización en dólares, pero no me gusta el argumento, porque yo creo que casi ninguno de los hipotecados buscó capitalizarse, fue un efecto no deseado por las devaluaciones. Si a mí me das elegir, si tengo que rediseñar, voy a hacer todo para que la cuota ingreso no suba tanto y para que la capitalización no sea tal".

En tanto, el economista Ariel Setton, experto en inclusión financiera, añadió: "Hubo capitalización, pero es poco relevante en el contexto actual de un mercado inmobiliario sin profundidad y con los precios indefinidos".

Respecto del sistema UVA, Setton consignó: "Los UVA fueron un buen instrumento para ampliar la base poblacional que lograse acceder a un crédito hipotecario por montos realistas, en una economía altamente inflacionaria como la argentina. Dicho eso, el momento en que se desarrolló más fuerte este mercado fue lamentablemente a la par de una pérdida casi consistente del salario real y un mercado internacional cada vez más cerrado".

Por parte, respecto al aumento de cuota de UVA versus salarios, Setton destacó dos factores: "Por un lado, hay un aumento por contrato en donde la UVA creció por encima de los salarios durante los últimos años, con pocas excepciones, y por otro lado el aumento efectivo, considerando que se congelaron las cuotas de 15 de los últimos 18 meses, caso en el cual aumentó menos que los salarios por obvias razones".

La grieta

Como suele suceder en Argentina, todos los temas espinosos generan bandos enfrentados, que lejos de ponerse de acuerdo llevan al límite sus opiniones. En una interacción que se dio en Twitter, algunos usuarios habían compartido un video en el cual una "hipotecada UVA" contaba su malestar por haberse quedado sin trabajo y no poder pagar las cuotas. A lo cual, un economista respondió: "Hizo negocio. Pidió u$s 170.000 prestados. Hoy vende los dólares al MEP, cancela el crédito (que asciende a u$s 70.000) y se queda con cerca de u$s 100.000 de ganancia. Con 42% de pobres, esto no debería ni ser noticia".

Ante la consulta de cuál es su postura ante este tipo de planteos, González Rouco explicó que, incluso en un caso de despido, la posición del UVA no es tan distinta a la de cualquier argentino. E incluso destacó: "Para un inquilino que perdió el trabajo, la posición alternativa es mudarse a un lugar más chico, con menores servicios. Un propietario que tiene que vender su casa, con todo lo que eso implica, porque es un retroceso en términos de plan de vida, no pierde su categoría socio-habitacional. Quizás pasa de ser propietario a inquilino, pero en un lugar de igual calidad, porque tiene consigo u$s 40.000 o u$s 50.000".


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