Home office a largo plazo: cómo lograr que los equipos virtuales sean productivos y sigan motivados

Con tantos meses de home office debido a la pandemia del coronavirus, el desafío para las empresas no es sólo liderar a los equipos virtuales sino interpretar qué les pasa a los empleados y colaboradores. Detectar cuáles son sus nuevas necesidades (y atenderlas) es clave para sostener la operación en el mediano y largo plazo 

En la Argentina, las empresas siguen adaptándose a la nueva normalidad laboral debido a la pandemia de coronavirus. En el centro, como protagonistas de estas transformaciones, están los equipos y sus líderes. Uno de los principales inconvenientes es que aquellos que encabezan las organizaciones pretenden seguir aplicando los formatos de gestión y evaluación del pasado. Pero esos paradigmas ya no funcionan más.

   

A esta altura de 2020, ya todos comprobamos que el trabajo a distancia o home office es completamente diferente del modelo presencial: no tenemos el registro físico del otro, no lo 'sentimos' cuando se expresa, no podemos calibrar bien sus emociones y necesidades como antes. Por eso, el auténtico desafío para las empresas y sus líderes es interpretar qué les pasa a los equipos y cuáles son sus nuevas necesidades (no sólo sus nuevos objetivos) si es que quieren que la compañía sea exitosa en esta nueva normalidad.

   

Y también es tiempo de hablar de productividad en formato remoto. Las estadísticas indican que los empleados, en general, trabajan en promedio 2 horas más por día desde sus casas. En paralelo, surgieron protocolos para regular las nuevas formas de cumplir los objetivos y se sumaron tecnologías de apoyo. Pero el déficit sigue siendo la vinculación, que requiere de inteligencia emocional para estar cerca de los empleados a pesar de la distancia.  

    7 consejos para ser un líder que potencie la productividad de sus equipos en home office      1- Primero las personas  

La primera respuesta aparece en la cercanía del líder. Esto significa que, como política de la empresa, es necesario colocar al colaborador en un lugar central en la operación, la toma de decisiones, la definición de su vuelta al espacio de trabajo, los protocolos. Eso se llama liderar por consenso. Es algo difícil de aceptar y ejecutar en muchas culturas empresariales; sin embargo, es lo que mejor resultado viene dando, incluyendo el salario emocional, la forma de compensación permanente además del dinero: interesarse por cómo cada persona está viviendo la cuarentena, acompañarla en sus procesos laborales en todo lo posible y, sobre todo, potenciar la habilidad de escucha.

    2 - Equipos automotivados y ágiles  

Muchas empresas optaron por tener equipos con más autonomía. Esto implica que los líderes necesitan aprender a delegar en forma efectiva; a supervisar y a dar libertad de movimiento y decisión a las personas a su cargo, confiando en sus habilidades. El estilo Big Brother, queriendo tener a todos 'controlados' no va más. Es necesario entrenar la habilidad de la confianza, el respeto y la responsabilidad individual.

  3 - Practicar el feedback de calidad  

Si hay algo bueno que aporta la pandemia es que la retroalimentación está a la orden del día. Cada líder necesita entrenarse en saber dar feedback y también aceptar que los miembros del equipo se lo entreguen en tiempo real; es decir que será de doble vía y a tener en cuenta por ambas partes. Por otra parte, la incertidumbre del momento facilita trabajar con el feedforward, una herramienta que transfiere feedback hacia el futuro que se desea lograr.

    4 - Súper comunicación  

Otra habilidad blanda por desarrollar con consistencia es la comunicación. Al liderar a distancia es imprescindible -sin saturar- llegar por distintas vías con cada mensaje clave al equipo. Lo conveniente es comunicar en tiempo real, optimizando todo el tiempo de conexión virtual que se comparte para evitar rumores y malos entendidos. Por ejemplo, en temas sensibles sugiero que se utilice la videoconferencia individual en vez de un llamado; las grupales, en formatos breves y bien definidos respecto al temario y quiénes tienen que asistir.

    5 - Empatía como clave  

Cuando empezó la cuarentena, fue definida por algunos analistas de RRHH como 'la revolución de la empatía'. Y hay algo de cierto, ya que es inimaginable seguir adelante con las actividades laborales sin ponerse en el lugar de lo que el otro siente y vive. En estos meses he trabajado con líderes ansiosos por resultados, a quienes no les importa el costo emocional de la pandemia para los miembros de sus equipos. Atención con esto, ya que se convierte en un búmeran: renuncias a cuentagotas, licencias por motivos psiquiátricos y costosos períodos de ausentismo laboral. El líder empático acompaña sin invadir, escucha sin juzgar, es amable para pedir y generoso al reconocer los logros.

 

 

  6 - Hacerlo simple  

Para muchas empresas, esta crisis ha venido como anillo al dedo para, en primer lugar, producir la tan ansiada aceleración tecnológica, y también simplificar procesos y métodos. Se dieron cuenta que un liderazgo más simple, franco y llano es lo que se necesita para empatizar con el equipo. Cuando un líder se baja del pedestal, habilita la sensibilidad como valor. Y es es un buen punto de partida para construir otro tipo de relaciones profesionales, y, por qué no, personales.

    7 - Nuevas dinámicas de equipo

 

Parece obvio. Pero algunos líderes de la vieja escuela no consideran que los miembros de su equipo tienen una vida propia y necesita ser respetada más que nunca. Muchas empresas aún no han establecido rutinas productivas con horario de inicio y final, y les parece que porque los empleados están en sus casas pueden responder cuestiones laborales a toda hora e, incluso, sacrificar su hora de almuerzo.

Es imprescindible abandonar la tendencia a la reunionitis y transformarla en una combinación de reuniones cortas y efectivas (que no necesariamente tienen que incluir Zoom, Teams ni otras herramientas que obliguen a estar a cámara abierta), encuentros de briefing por mini equipos, uso de aplicaciones de productividad colaborativa y encuentros breves individuales para dar y recibir feedback. 

En definitiva, estamos co-creando nuevas culturas laborales que el liderazgo virtual puede llevar adelante en forma más efectiva y sin tantos daños colaterales para las personas.

 

 

 

 

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