FT: Por qué la caída del dólar es mala noticia para el mundo

Incluso las naciones desarrolladas que se han beneficiado de los últimos movimientos cambiarios provocados por la pandemia probablemente a partir de ahora no se vean muy favorecidas

La caída del dólar suele impulsar el comercio y la capacidad de recuperación de la economía mundial, además de ayudar a reducir los desequilibrios comerciales. Sin embargo, es poco probable que descenso de la divisa registrado desde el comienzo de la crisis pandémica tenga el mismo efecto.

Esto se debe en parte a que la particular confluencia de los movimientos cambiarios mundiales creó ganadores y perdedores, y también a que la misma propagación del virus entorpece la capacidad de las economías de hacer ajustes.

Desde principios de junio el dólar de repente dejó de ser la moneda elegida por los inversores, que pasaron de de considerarla el refugio mundial a verla como una apuesta pasada de moda. El índice dólar retrocedió más de 9% desde su pico de marzo provocado por la crisis.

Las ventajas de retener dólares disminuyeron rápidamente, según muchos analistas cambiarios. Los recortes de las tasas de interés de la Reserva Federal erosionaron el diferencial entre EE.UU. y otras economías desarrolladas.

Mientras tanto, el hecho de que el gobierno norteamericano no haya podido controlar el avance del Covid-19  con la misma eficacia que los gobiernos europeos y asiáticos, y el recién definido Fondo Europeo de Recuperación de 750.000 millones de euros para reconstruir la economía del continente después de la pandemia, son dos factores que ayudaron a fortalecer la confianza en el futuro de la eurozona y del euro.

"El dólar entró en un mercado bajista. No va a suceder en las próximas semanas pero en el transcurso de los próximos cinco años creemos que la moneda podría debilitarse hasta 15% o 20% frente a una canasta de monedas fuertes", dijo Aaron Hurd, gerente de cartera de State Street Global Advisors.

Los analistas de JPMorgan señalaron que "es probable que el principal motor que impulse el dólar sea el crecimiento relativo, y no las tasas de interés más altas de EE.UU.Los elevados contagios en EE.UU. ... y el panorama político probablemente todavía sean un freno para el dólar".

En las economías avanzadas la caída del dólar probablemente tenga efectos globales beneficiosos, siempre y cuando no se desplome. Hace décadas que EE.UU. registra constantes déficits comerciales, y la moneda más débil aumenta la competitividad de sus exportaciones al tiempo que encarece las importaciones provenientes de otras economías avanzadas.

Junto con cualquier impulso a la demanda interna que pueda generar el fondo de recuperación de la UE, el efecto neto debería ser una economía mundial más equilibrada con un mayor nivel de demanda, aunque los efectos podrían no ser grandes si EE.UU sigue teniendo más acceso a la financiación barata que otros países.

Pero no toda la economía mundial experimenta la caída del dólar. El índice dólar mide el valor de la moneda estadounidense frente a una canasta de monedas de economías avanzadas, dominada por el euro. La moneda de la eurozona representa el 57,6% del índice, y se le unen el yen, la libra esterlina, el dólar canadiense, la corona sueca y el franco suizo.

Sin embargo, el índice no incluye ninguna de las monedas de economías emergentes y el dólar ha ganado valor frente a la mayoría de ellas desde que apareció la pandemia. El dólar subió casi 25% frente al real brasileño desde marzo, mientras que se apreció más de 10% frente al peso mexicano y el rublo ruso.

Y son estos movimientos cambiarios los que amenazan con socavar las perspectivas de la economía mundial.

En una economía tradicional, las monedas de la mayoría de las economías emergentes se beneficiarían con su depreciación frente al dólar, porque ello daría un impulso a la demanda, tanto porque ganan competitividad sus exportaciones como porque sube el precio de sus importaciones. Pero un creciente número de economistas teme que ese argumento esté equivocado.

En las economías emergentes y en desarrollo, los precios del comercio son mayormente en dólares estadounidenses, por lo que sus exportaciones no ganan competitividad cuando sus monedas se debilitan. Esto significa que el impulso de la demanda es mucho más débil, según sugirió hace poco una influyente investigación del FMI. Y debido a que las importaciones provenientes de otras economías emergentes también tienen su precio en dólares, se ve afectado todo el comercio, y no sólo las importaciones provenientes de EE.UU.

Ese efecto se agravó con el coronavirus. La mayor exportación en moneda nacional -el turismo- se vio muy golpeada por las restricciones para los viajes y se ve mucho más afectada que cuando las monedas emergentes se debilitan.

Los gobiernos y las empresas de economías emergentes que se endeudaron en dólares se encuentran en un momento delicado de esta crisis porque necesitan mayores ingresos internos para financiar los préstamos adquiridos anteriormente.

El FMI sostiene que probablemente esta combinación sea tóxica para la economía mundial. El fortalecimiento del dólar frente a las economías emergentes y en desarrollo "probablemente amplíe la contracción a corto plazo del comercio y de la actividad económica mundial", concluyeron los analistas del FMI.

Incluso las economías que se han beneficiado de los movimientos cambiarios provocados por la pandemia probablemente no se vean muy favorecidas, dijo Stephen King, asesor principal de HSBC.

Tener una moneda que se aprecia frente al dólar "en los mercados emergentes eliminara un poco la presión de financiamiento, pero no lo suficiente como para compensar los efectos de la pandemia y la pérdida de poder de fuego fiscal", agregó.

Traducción: Mariana Oriolo

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