Desafío: gestionar la capacidad de carga

Navieras deben calcular movimientos ante la caída de la demanda y planear estrategias para el día después

Planificar la reducción de la oferta en una amplia gama de escenarios de mercado a fin de mantener un equilibrio aceptable entre la oferta y la demanda. Comunicar con la mayor antelación posible los distintos planes de servicio a los clientes para mantener las relaciones comerciales cuando llegue la recuperación. Considerar la posibilidad de contratar tonelaje fletado siempre que sea posible y de poner en marcha unidades propias para preservar el efectivo en caso de una prolongada reducción de la demanda.

Estas son algunas de las recomendaciones que figuran en el reporte de Drewry.

La consultora en investigación marítima con 50 años de trayectoria y oficinas en Londres, Delhi, Singapur y Shanghai, también señaló que los dueños de la carga deberían esperar importantes interrupciones del servicio este año con más itinerarios cancelados. Por lo tanto, deberán analizar la posibilidad de ampliar su lista de proveedores con otras navieras para atajarse ante el caso de que racionen la capacidad o suspenden los servicios. Por otra parte, los expedidores que priorizan los tiempos de tránsito deben observar las velocidades de servicio, ya que algunas navieras podrían prolongar los viajes de ida y vuelta para absorber la capacidad.

Según la óptica de la consultora, aún no es posible determinar hasta qué punto afectará el COVID-19 en el mundo del transporte marítimo de contenedores, debido a la incertidumbre que rodea al virus.

Lo que sí queda claro para Drewry es que todos los países sufrirán dificultades económicas y seguirán experimentando una caída en la operatoria de contenedores debido a la realidad de un comercio internacional que hoy se encuentra absolutamente globalizado. Entonces, en los próximos meses la oferta y demanda de bodega sufrirá amplias alteraciones y aquí jugará mucho la estrategia que desplegará cada una de las compañías navieras para mitigar sus efectos. El desafío será entonces la gestión de las bodegas ante el retroceso de la demanda y cómo se prepararán las estrategias para afrontar luego la recuperación que seguramente vendrá cuando se controle la pandemia.

Otro efecto colateral de esta crisis, según la consultora Drewry es que muy probablemente los gobiernos aflojen su legislación sobre libre competencia. En épocas normales, se busca proteger a los dueños de la carga al evitar alza de precios. Ahora la emergencia impondría otra fórmula frente a la poca capacidad disponible como respuesta a la baja demanda. Eso al menos hasta el último trimestre del año, cuando Drewry anticipa que comenzará la recuperación del mercado.

Para la consultora, las lecciones de la crisis del 2009, pueden servir como hoja de ruta para imaginar una salida de esta pandemia. En aquél tiempo, el mercado de contenedores padeció la primer gran contracción de la demanda de su historia. En respuesta, los armadores aplazaron unos 40 servicios Este-Oeste, generando la inmovilización del 10% de la flota mundial. Otras medidas consistieron en reducir la velocidad de la navegación y el desvío de algunos servicios entre Asia y Europa a través del Cabo de Buena Esperanza para sortear los altos costos del Canal de Suez.

Fueron tan drásticas y efectivas estas medidas que la reducción de bodega sirvió como principal herramienta para la recuperación.

La International Chamber of Shipping (ICS), que representa al 80% de la flota mercante a nivel mundial, aconseja sin embargo que con prevención no deberían presentarse restricciones innecesarias en el tráfico internacional.

Desde Bimco, han empezado a ofrecer actualizaciones diarias sobre las medidas que están implementando los diferentes países y autoridades portuarias alrededor del mundo.

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