El triple impacto se fortalece

Tras media sanción en la Cámara de Diputados, la ley BIC espera ser aprobada por el Senado. La normativa será un paso clave para apoyar a un sector de empresarios y emprendedores que están transformando la economía.

Consolidar una nueva economía que permita que los valores y la ética inspiren soluciones colectivas es uno de los objetivos del Movimiento B. Este año, las organizaciones que lo conforman pisaron fuerte en el ámbito legislativo y se llevaron adelante distintas acciones para acercarse a la meta.

Un gran hito fue la media sanción en la Cámara de Diputados de la Ley de Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC). Esta legislación da identidad a las empresas de triple impacto, es decir aquellas que integran la creación de valor económico, social y ambiental. El objetivo de la ley es brindarle un reconocimiento legal a estos emprendedores que los proteja y potencie, entendiendo que son un sector clave para evolucionar hacia una nueva economía más inclusiva y sustentable.

Si bien no otorga ningún beneficio impositivo, la intención es que surjan oportunidades de mercado o de políticas que el Estado pueda implementar a través de programas de compras públicas preferenciales, facilidades de acceso al crédito o a fondos de inversión, entre otros. Además, la legislación no se modificaría ni se crearía un tipo legal nuevo.

"El proceso arrancó hace 5 años con un grupo jurídico B, compuesto por 20 abogados voluntarios. Ellos investigaron cuál era la mejor forma de implementar esta figura legal a nivel local", cuenta Florencia Guenzani, directora de alianzas de Sistema B Argentina.

¿Por qué esta ley es importante? Por tres motivos: los emprendedores y las firmas hoy no tienen un reconocimiento legal que los proteja y permita perseguir libremente su propósito; este nuevo régimen jurídico facilita al Estado u otros actores del mercado identificar y potenciar a las empresas de triple impacto; el sector privado y la fuerza que ejerce es una pieza clave para evolucionar hacia una nueva economía.

Las empresas, para poder ser y mantenerse BIC, deben cumplir ciertas obligaciones como incorporar a su estatuto el impacto positivo y verificable que se proponen generar. También, deben confeccionar un reporte anual, mediante el cual acrediten las acciones llevadas a cabo tendientes al cumplimiento del impacto previsto en el estatuto. Por último, es necesario que el reporte se audite por un profesional independiente matriculado y debe ser de acceso público.

"La nueva economía se promueve de diferentes formas. Por ejemplo: con la certificación B, la Ley BIC, generando políticas públicas, trabajando con la academia, entre otras. Todas estas iniciativas son complementarias", señala Guenzani.

Según la ejecutiva, las motivaciones de los empresarios B pueden ser diversas, pero siempre hay un propósito personal. Aclara que todos desean cambiar algo del paradigma actual. "Ya estamos llegando a empresas de otro tamaño", enfatiza la referente de Sistema B.

En la región, la ley hoy está vigente en Colombia e ingresó a las cámaras legislativas en Uruguay, Perú y Chile. Además, existe en Italia y en 33 estados de Estados Unidos. "Ahora, estamos expectantes para ver si sale en el Senado en Argentina", señala Guenzani.

Constanza Connolly es abogada senior del estudio Beccar Varela y hace muchos años que trabaja con Sistema B porque les interesa el cambio de paradigma. "Hay apoyo del poder legislativo para que este cambio se implemente a través de una ley. Quizás se propondrá alguna modificación, pero recibimos muy buenos comentarios", comenta.

Justamente, hace un mes se realizó el primer encuentro mundial del Movimiento B, el cual terminó con un acuerdo global por una nueva economía. Más de 1000 personas de 30 países llegaron hasta las ciudades de Puerto Montt, Puerto Varas y Frutillar, en Chile para participar de este espacio bajo el lema "El mercado en beneficio de las personas".

Este encuentro tuvo tres ejes centrales, que se abordaron a través de conversaciones y espacios de reflexión y trabajo. Los temas tratados fueron: El mercado como espacio de encuentro colectivo; La cultura y los espacios creativos en su rol económico y social; Colaboración e interdependencia. Dentro de los objetivos estaba la consigna de que cada participante adoptara un compromiso concreto desde su rol, para empujar el cambio.

Participaron reconocidos expositores: Camila Escobar, presidenta de Juan Valdéz; Joan Melé, promotor global de la Banca Ética, Rosario Quispe líder emprendedora de la comunidad Warmi; Andrew Morlet, director Ellen McArthur Foundation; Jay Coen, fundador del B Lab; Rick Ridgeway, VP de Asuntos ambientales de Patagonia, entre otros.

Durante el evento, además, se generó una carta abierta a los gobiernos de las naciones del G20. Allí se invitaba a los líderes a llevar adelante el cambio hacia una nueva economía. Los firmantes de la carta son: Bteam, con su presidente Paul Polman; The Global Steering Group (GSG) con la firma de su CEO, Amit Bhatia; B lab, con su cofundador Bart Houlahan, y Sistema B con el fundador Pedro Tarak.

En 2019, el segundo encuentro mundial del Movimiento se relizará en Mendoza.

La carta abierta a los líderes del G20

En la carta firmada por distintas organizaciones que conforman el Movimiento B, se exigía a los gobiernos formar una comisión para el desarrollo de una economía de impacto positivo, crear nuevas formas corporativas y un liderazgo a largo plazo. "Nos hemos quedado sin tiempo para compromisos, necesitamos acción ahora. El mundo está mirando", enfatizaron en el comunicado.

También se comentó la importancia de remodelar el ADN de los negocios y la economía para el bienestar de las personas y el planeta. En relación al panorama actual, el Movimiento B escribió: "Nuestro sistema económico actual ha generado un progreso sin precedentes que se ha traducido en un aumento de la riqueza mundial, una mejora de la salud y la reducción de la desigualdad de género. Sin embargo, luego de décadas de priorizar el crecimiento del PBI por encima de la equidad social se ha dado lugar a niveles de desigualdad históricamente altos, con el 1% más rico de la población que posee dos tercios de la riqueza mundial; la destrucción del capital natural, con el último informe del IPCC que concluye que estamos cerca de alcanzar nuestro presupuesto de carbono de 1.5 ° C, y la disminución del capital social a través de la corrupción creciente, con dos de cada tres países en el mundo por debajo del 50 en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), poniendo en juego la esencia misma de nuestra democracia y libertad".

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