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En medio de una intensa ola de frío polar, las duchas con agua caliente se convierten en uno de los momentos más esperados del día. Poder disfrutar por unos minutos de la temperatura cálida resulta placentero, pero lo que podría parecer un acto cotidiano e inofensivo, puede transformarse en un momento potencialmente peligroso.

Así lo advierte un estudio publicado en Japón, denominado Resuscitation, en el que detallan cómo el cambio de temperatura implica un impacto para el cuerpo y puede ser perjudicial, sobre todo para aquellas personas que tienen ciertas comorbilidades.

Bañarse con agua caliente: por qué puede ser peligroso

Un equipo de la Escuela de Enfermería y Medicina de la Prefectura de Kioto, dirigido por Chika Nishiyama, basó su estudio en alrededor de 11 mil paros cardiacos en la ciudad de Osaka, entre 2005 y 2007.

Sobre la actividad que habían realizado las víctimas antes de la insuficiencia cardíaca, los resultados fueron los siguientes:

  • el 22% había estado durmiendo;
  • un 9% había tomado un baño;
  • el 3% estaba trabajando
  • y un 0,5 por ciento hacía ejercicio.

La relación entreparos cardíacos y cambios bruscos de temperatura es conocida desde hace muchos años, dice el doctor Eduardo Bastías, cardiólogo y académico de la Facultad de Medicina de la U. Andrés Bello.

"El baño prolongado con agua caliente provoca vasodilatación, es decir, dilatación de los pequeños capilares sanguíneos, lo que a su vez origina una caída de la presión arterial", explica.

Quiénes son los más vulnerables al agua caliente en invierno

En ese sentido, el experto señala que las personas más susceptibles a los cambios bruscos de temperatura son los adultos mayores y quienes toman medicamentos hipotensores.

Por otro lado, para las personas con cardiopatía el riesgo de un accidente es mayor, llegando a un posible paro cardíaco.

Otro problema es salir a un ambiente frío o darse una ducha con agua fría después del baño caliente, porque en ese caso la situación es al revés, de la vasodilatación se pasa a la vasoconstricción, es decir, espasmos de los capilares arteriales y subida brusca de la presión arterial.

¿Ducha caliente nunca más?

El académico de la UNAB aconseja, por lo tanto, que la temperatura del agua en la ducha o una bañera debiera ser tibia o levemente caliente y que la duración más bien corta.

Es decir que no desaconseja bañarse con agua caliente, pero sí moderar la temperatura, para que no se produzca el cambio abrupto. Y también pone énfasis en que la duración del baño no se prolongue.