La clase política frente a la idea de un Bolsonaro presidente

De izquierda a derecha, el favorito en las encuestas se vuelve un personaje desconcertante y que amenaza la estabilidad de la relación bilateral. Pero también hay quienes proponen enfocarse en los puntos en común con una agenda abierta a lo económico y comercial.

Los más de 49 millones de apoyos que recibió el candidato de la coalición Brasil arriba de todo, Jair Bolsonaro confirmó los peores pronósticos del Gobierno argentino y de buena parte de la clase política en su conjunto, con motivos de los más disímiles para reprobar en el fuero interno el resultado de la primera vuelta electoral, el cual dejó al excapitán del Ejército a un paso de convertirse en el nuevo ocupante del Palacio de Planalto.

Si bien el Gobierno evitó las grandes definiciones, desde el entorno de Mauricio Macri dejaron entrever su mayor comodidad con una eventual presidencia en manos del delfín de Luiz Inácio Lula da Silva, Fernando Haddad.

El canciller Jorge Faurie apeló a la diplomacia para reconocer el resultado de la primera vuelta y admitir que el Brasil votó por el futuro, y no por el pasado.

Desde la izquierda a la centroderecha, la clase política tiene motivos para preocuparse y manejarse con cautela y a la espera de ver los primeros movimientos de un Bolsonaro con la faixa presidencial. Pese a ello, desde el Gobierno también tratan de idealizar un escenario positivo y, por ello, siguen palmo a palmo los virajes discursivos y las moderaciones del favorito en las encuestas.

 

Un perfil que asusta

El diputado y referente del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, Néstor Pitrola, se mostró pesimista frente al futuro brasileño tras considerar que el resultado de la primera vuelta ha dejado prácticamente inútil el ballottage. El dirigente también catalogó a Bolsonaro como un candidato fachistizante, y advirtió que, frente al panorama que tendrá el Congreso de ese país y la proveniencia del candidato a vicepresidente, el general Hamilton Mourão, cabe esperar un gobierno cívico-militar.

Hay una línea conexa entre el presidente de Colombia, Iván Duque, la Casa Blanca y este eventual gobierno brasileño donde las fuerzas armadas recobran importancia para contener la crisis del sistema. Bolsonaro viene con mano dura a imponer una reforma laboral y una reforma previsional frente a una situación económica con rasgos explosivos, parecidos a los del gobierno de Macri, advirtió.

El mismo pesimismo inunda estas horas al excanciller Jorge Taiana. El parlamentario del Mercosur dice que el proceso electoral está teñido de dudosa legitimidad luego del impeachment. Taiana también fustiga la proscripción y detención de Lula, quien aparecía como el candidato favorito en la previa, y cuyos apoyos se diluyeron entre diversos candidatos tras quedar excluido por tener una condena firme en segunda instancia, según marca la ley de Ficha Limpia.

El excanciller considera que Bolsonaro es un Frankenstein que le propina una pérdida de calidad democrática y de nivel al Estado de derecho en Brasil y en la región, y le recomienda al gobierno de Macri mirar con precaución al favorito de las encuestas.

Desde Beijing, el embajador Diego Guelar dice que no hay duda sobre la legitimidad del resultado en primera vuelta y de lo que, probablemente, será la segunda. Para Guelar, el pueblo brasileño dio su veredicto y cualquier demócrata tiene que respetarlo.

Guelar tiene insiste en encontrar puntos en común con el eventual futuro presidente del Brasil. Bolsonaro marcó recientemente una nueva actitud positiva frente al Mercosur, y el resto de la asociación ente la Argentina y Brasil debe continuarse.

Estamos en un momento difícil, en una 'tormenta' como gusta decir el presidente Macri, y no tenemos dudas de que un Brasil que crezca y se desarrolle va a ser un motivo para acelerar la recuperación que todos esperamos de nuestro país, precisa.

Lilia Puig de Stubrin, parlamentaria del Mercosur por Cambiemos y presidenta de la Fundación Alem, evalúa: Hay un riesgo cierto para el régimen político brasileño en caso de ganar Bolsonaro. Pero se muestra esperanzada en que su impronta avasallante no afecte la labor diplomática de Brasil en el mundo. La número uno del think tank radical destaca el profesionalismo de los funcionarios de carrera encargados de guiar las relaciones exterior del vecino país, desde el Palacio de Itamaraty.

Seguramente haya tensiones (bilaterales) en algunas cuestiones, sobre todo lo que tiene que ver con la vida democrática. Bolsonaro representa al partido militar, algo que no podemos obviar, porque hay un huevo de serpiente en eso. Si gana, habrá que ver cómo se desempeña en el Gobierno, por los estados tienen ya bastantes limitaciones para tomar decisiones por los acuerdos internacionales que existen, razona.

El punto más álgido para el Gobierno es el futuro del Mercosur. Bolsonaro llegó a considerar un año atrás que Brasil debía romper la unión aduanera y buscar un mayor comercio por su cuenta, pero recientemente moderó su posición. Eso llevó calma al Gobierno, que entiende la importancia que la Argentina tiene para Brasil.

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