El plan de Mitsubishi para ganar terreno en el mercado automotriz

La empresa japonesa, participada por Renault y Nissan, focaliza sus expectativas de crecimiento en distintos mercados del primer mundo. Por qué aceleró su plan estratégico de cinco a tres años.

La automotriz japonesa Mitsubishi Motors afronta uno de los desafíos más importantes de su historia: volver a ganar la confianza de sus clientes, luego del escándalo económico y productivo vivido durante el 2016. Para ello, la empresa se prepara para desembolsar más de u$s 5.300 millones en inversiones y, entre las novedades, tiene planificado el lanzamiento de 11 modelos nuevos en los próximos tres años.

El grupo automotriz, conformado por Renault y Nissan, tiene puestas sus expectativas de crecimiento en Estados Unidos, China y el resto de Asia, principalmente, que son los mercados en donde la marca desplegará todo su potencial de ventas, además de poner en marcha un plan agresivo de investigación y desarrollo de producto.

Sin embargo, con el plan de mediano plazo en marcha, las cabezas de Mitsubishi no pierden de vista la mejora de uno de los aspectos que, en 2016, provocó que le censuren ocho modelos por no alcanzar los estándares de control y calidad requeridos por la industria: los procesos internos de regulación. El año pasado, la firma admitió que, desde los noventa, pasan por alto los defectos que marcan las evaluaciones de eficiencia de consumo de nafta de algunos modelos. El resultado de esta declaración fue que, la sexta automotriz más grande de Japón, tenga que aceptar la inyección de u$s 2.300 millones de capital de Nissan y ceder a esa empresa el 34% de las acciones. De este modo, en octubre de 2016, fue el nacimiento de la inclusión de Mitsubishi en la alianza Nissan- Renault.

Osamu Masuko, CEO de Mitsubishi, comentó recientemente en Tokio, la capital japonesa, que aún queda un largo recorrido por delante para volver a recomponer la confianza de los consumidores. "No creemos que los cambios que venimos implementando sean suficientes para resolver completamente los problemas que tuvimos. Así que queremos, y ya estamos poniendo en marcha, un esfuerzo importante para volver a captar esa confianza que perdimos del cliente", aclara el ejecutivo. Y concluye: "Es nuestra máxima prioridad".

Como parte de este esfuerzo de mantener el foco en el cliente y así recuperarse del escándalo que tuvo lugar en 2016, la empresa automotriz decidió acortar los plazos de sus objetivos: mientras que la Alianza Nissan- Renault presentó un plan de acción de cinco años, Mitsubishi optó por un desafío de mediano plazo, a tres años, que concluirá en marzo de 2020. La estrategia es clara: grandes inversiones en sus modelos principales, en un período cortó, tendrán un impacto más rápido y efectivo sobre la imagen de la marca y, se espera, que sobre su volumen de ventas. Masuko describió al plan en palabras simples: "Una estrategia agresiva con objetivos aspiracionales". El máximo responsable de la compañía nipona también aseguró que proyecta un incremento de sus ventas, a nivel global, del 40% -u$s 1.300 millones- para el fin de año fiscal de 2019.

Para alcanzar este objetivo comercial, la automotriz tiene en la mira a China, el gigante asiático, en donde planea aumentar las ventas desde las 80.000 unidades, a las 220.000 para marzo de 2018. Los modelos más fuertes que Mitsubishi lanzará al mercado serán los sedan y los deportivos, además de la introducción, este año, del auto híbrido Outlander con destino a los Estados Unidos.

Con estos cambios, la compañía prevé un aumento de sus ingresos por venta del 30% y un margen operativo del 6% para el 2020, una cifra mayor al margen del 0,3% obtenido en los últimos 12 meses.  Así, Mitsubishi se pondría a la par del promedio de los indicadores económicos registrados en la industria japonesa.

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