Temer asume con números en rojo, pero buenas expectativas económicas

Llegó la hora de la verdad para el nuevo mandatario brasileño. Aunque los datos siguen dando malas noticias, el as en la manga es la recuperación de la confianza empresaria

Desde el punto de vista económico, al gobierno Temer le llega su "hora de la verdad" con algunas ventajas sutiles. Los números del PBI del segundo trimestre, que cayó un 0,6%, no trajeron noticias demasiado negativas, es más, confirmaron las noticias positivas esperadas: la inversión logró una suba de 0,4% y la industria del 0,3%. Datos que llegaron luego de una secuencia alarmante de bajas, que en el caso de la formación bruta de capital llegó a 10 trimestres seguidos. Esto confirma el supuesto previsto de que la recuperación cíclica está por llegar en los próximos trimestres y que, sin duda, es un punto que juega mucho más a favor que en contra. Pero nada que no estuviese en los planes.

Es verdad que los servicios, para los que se esperaba un número negativo, se mostraron un poco peor que lo anticipado (es decir, una baja de 0,8% en el trimestre) y que el consumo de las familias, que tienen un inmenso peso en la actividad, mostró un cuadro bastante malo, tal como se esperaba, aunque el tamaño de la caída en el segundo trimestre fue de casi la mitad (-0,7%) de lo que fue en el primero (-1,3%). En los resultados fiscales el escenario es semejante: los datos de julio fueron malos, pero estuvieron en línea con lo esperado.

Por el lado de la sensación de bienestar, los datos de despidos entre los trabajadores formales se desaceleraron en julio. El desempleo subió, pero mucho más impulsado por el aumento de los trabajadores que buscan empleo.

Los precios de los alimentos, que incomodaron mucho, ya muestran alzas mucho más modestas y la inflación de los servicios parece estar finalmente, de hecho, teniendo una caída más significativa. Una ves más, aunque no son grandes sorpresas positivas, al menos no muestran un camino osuro hacia adelante.

¿Qué es lo que más cuenta, entonces, a favor? Una pista está en los datos sobre la confianza. Aunque con una ligera baja en el caso de los empresarios industriales en agosto, los datos de la Fundación Getulio Vargas (FGV) muestran claramente que las expectativas del consumidor y del empresariado siguieron creciendo en julio y agosto. Esta percepción quedó clara también en una serie de entrevistas realizadas por Valor Económico en las últimas dos semanas con analistas, académicos, consultorías e instituiciones financieras.

Temer finaliza su mandato como interino y comienza un gobierno con crédito, un activo que no es de ninguna forma despreciable. Pero el juego comienza desde cero, porque los datos no muestran, como podría haber ocurrido, ningún bonus inesperado viendo la situación real de la economía.
En el primer trimestre, por ejemplo, el PBI se mostró menos mal que lo esperado. No fue lo que ocurrió ahora. También los datos de confianza lo revela de forma clara: los índices están fuertemente empujados por las expectativas y no por la percepción de la situación actual, tanto de los consumidores como del sector productivo, - recordando que esos datos se refieren a dos meses del tercer trimestre.

La confianza es un factor poderoso para estimular la economía, sin dudas, pero para sustentar índices el alza, el gobierno necesitará hechos y que mantengan las expectativas en campo positivo. Este será el factor que podrá confirmar los pronósticos de parte de los economistas, que anuncian para 2017 un crecimiento más robusto del PBI, por sobre el 1,5%. Aunuque esta visión no tiene consenso, justamente porque algunos especialistas, como los de Ibre/FGV, todavía esperan más señales concretas y firmes de la situación de la economía.

Una esperanza para lograrlos está depositada también en la agenda microeconómica, que prácticamente depende del poder Legislativo y no enfrenta grandes oposiciones. Durante el interinato, el Gobierno dio señales reales que agradaron al sector poductivo sobre cambios de postura respecto a las reglas para reanimar el apetito por las concesiones y sociedades público-privadas. El cambio en la conducta del BNDES es el símbolo más claro de esto. Si la reacción de la economía no llega por el lado del consumo, deberá venir por el lado de la inversión.

Entre tanto, la gran palanca del éxito o el fracaso del gobierno Temer, es ampliamente conocido, serán las reformas fiscales. Aprobar la renegociación de las deudas de los estados y el techo del gasto público sin concesiones que lo desfiguren, además de encaminar la reforma de la Seguridad Social en un plazo razonable serán tareas difíciles y sobre las que Michel Temer sabrá, o no, hacer equilibrio

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