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En el 2050 la esperanza de vida llegará a 120 años

Nos dirigimos hacia una medicina preventiva y personalizada, que se beneficiará de avances en genética y robótica

La esperanza de vida ha evolucionado notablemente en los últimos años. Según datos de Naciones Unidas, en el quinquenio 2005-2010, ésta rondaba en los países desarrollados los 77 años, cinco años más que a comienzos de la década de 1990. En los países pobres, la progresión fue más rápida, lo que se puede explicar en parte por la reducción de personas que viven en condiciones de pobreza extrema -en 2015, 700 millones de personas sobrevivían con menos de 1,9 dólares al día, 200 millones menos que en 2012-. ¿Y dentro de otros treinta años?

Según opinan expertos como María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, para el año 2050 el hombre podrá vivir hasta los 120 años, manteniendo una buena calidad de vida. Los avances en el diagnóstico temprano y tratamiento del cáncer, la investigación genética, la inteligencia artificial o los exoesqueletos son sólo algunas de las innovaciones que lo harán posible.

Nos dirigimos hacia una medicina preventiva y personalizada, frente al modelo reactivo y masivo actual, que no sólo será más sostenible -según la OMS, en 2050 el 22% de la población mundial será mayor de 60 años-, sino también mucho más eficaz.

En los últimos cinco años, la innovación en el mundo de la medicina dio pasos de gigante. Desde España, el centro de innovación aplicada Tecnalia desarrolló por ejemplo un robot quirúrgico de gran precisión, indicado sobre todo para cirugías pélvicas. Otra empresa española, Exovite, genera férulas a medida que se imprimen en 3D en sólo 30 segundos. Y en Vitoria, la clínica UCA ya emplea réplicas de los huesos dañados, creadas con una impresora 3D, para que los cirujanos puedan preparar sus intervenciones.

Los grupos de investigación españoles son pioneros también en la investigación, desarrollo y validación de la robótica de rehabilitación y, en la actualidad, son punteros en el desarrollo de exoesqueletos. El CSIC, por ejemplo, creó el primer exoesqueleto infantil, que podría ayudar a caminar a más de 400.000 niños afectados por la Atrofia Muscular Espinal.

"En pocos años, en 2020 o 2025, los exoesqueletos saldrán del laboratorio y serán habituales en los hospitales españoles", afirma José Miguel Azkoitia, director de Desarrollo de Negocio del Área de Salud de Tecnalia.

Otro campo en desarrollo es el de las tecnologías de la información. "La falta de estándares es la principal barrera a la creación de una historia clínica universal", que podamos implantarnos en un chip subcutáneo o un dispositivo wearable, opina Iván Macía, director del departamento de Salud y Aplicaciones Biomédicas de Vicomtech-IK4.

Las personas somos fuente de Big Data -a lo largo de nuestras vidas, generamos un millón de gigabytes, según IBM-. Los datos pueden emplearse también para determinar la propensión a desarrollar ciertas enfermedades, o diseñar tratamientos personalizados. La clínica MD Anderson, por ejemplo, utiliza el sistema de inteligencia artificial IBM Watson para ayudar a los médicos a identificar qué tratamiento es el idóneo para cada paciente.

Uno de los grandes cambios que viene es la evolución de la medicina curativa y masiva actual a una medicina preventiva y personalizada. Un ejemplo es Universal Diagnostics, una "start up" de biomedicina con sedes en Españay Silicon Valley, que próximamente comercializará un examen de la sangre que permitirá la detección precoz del cáncer, empezando por los de mayor mortandad, como el de colon y el de pulmón. O GenePlanet, que determina a partir de un análisis de saliva qué enfermedades somos propensosa desarrollar. Para la Seguridad Social, la medicina preventiva supondría un gran ahorro.

La oportunidad de imprimir tejidos, células u órganos del cuerpo humano es una de las investigaciones con mayor potencial. Empresas como Organovo estudian la posibilidad de crear con esta tecnología órganos humanos (reales, no artificiales), lo que permitiría realizar trasplantes sin necesidad de un donante. Investigadores de la Universidad Heriot Watt de Edimburgo ya han sido capaces de recrear células madre embrionarias. Estas impresoras se están usando ya para la fabricación de instrumental médico, implantes, prótesis y elementos ortopédicos.

La nanotecnología tiene múltiples aplicaciones en el campo de la medicina. Permite diagnosticar enfermedades de forma temprana a partir de muy pocas moléculas o células. Se está utilizando también en la liberación controlada de fármacos, lo que hace más efectivo el tratamiento contra enfermedades como por ejemplo el cáncer. Mención aparte merece la medicina regenerativa, que busca el mantenimiento o la restauración de la función de las células, tejidos u órganos mediante la aplicación de métodos de terapia celular e ingeniería tisular.

Los exoesqueletos surgen en el ámbito militar para crear a supersoldados. Sin embargo, en Europa se está trabajando en su aplicación para la rehabilitación de pacientes con daños neurológicos o medulares. Los exoesqueletos identifican a partir de sus sensores cuál es la intención del paciente, de manera que puedan asistir sus movimientos mediante la aplicación de fuerzas en los segmentos del cuerpo del paciente. Se espera que en cinco años, estas innovaciones sean habituales en los hospitales españoles y que, en un futuro no tan lejano, puedan servir para asistir a los pacientes en su día a día.

Se descubrió que la ausencia de la proteína Klotho puede provocar enfermedades como la arteriosclerosis, la osteoporosis y algunas atrofias de la piel, mientras que su abundancia ayuda a equilibrar el metabolismo del fósforo y tiene efectos antioxidantes. También se ha relacionado la esperanza de vida con la longitud de los telómeros (los extremos de los cromosomas). Aunque la mayoría de estas investigaciones están aún en fases prematuras, se espera que en el plazo de una o dos décadas, sean capaces de alargar considerablemente la esperanza de vida de la población en los países desarrollados.

Un día no tan lejano, portaremos chips subcutáneos con toda nuestra información personal y médica, protegida frente a posibles ataques de un "hacker". Pero antes, veremos la explosión de nuevas categorías de dispositivos como pulseras o sensores implantados en la ropa, que detectarán anomalías como por ejemplo una bajada del nivel de glucosa en sangre o una arritmia cardiaca, antes de que la persona siquiera se dé cuenta. Los "wearables", que hoy se emplean fundamentalmente en un contexto deportivo, pronto ocuparán un papel protagonista sobre nuestra salud

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