Emprendedor social | Arbusta

Servicios tecnológicos para la inclusión laboral

En 2013 se creó en Rosario Arbusta, una empresa de servicios tecnológicos a empresas, que emplea a jóvenes, madres, personas con discapacidad y mayores de 45, a quienes capacita para trabajar desde su hogar o comunidad. Esperan crear mil empleos de aquí a 2018.

Las empresas necesitan cada vez más servicios como testeo de páginas web, moderación de contenidos o digitalización de archivos. Y al mismo tiempo, crece el número de jóvenes -sobre todo mujeres- que no accede a un empleo por falta de capacitación y oportunidades.
Arbusta, una empresa de "impact sourcing", se creó hace dos años para unir estas dos necesidades y resolver, a través de herramientas tecnológicas, un problema social como el desempleo en los grupos vulnerables.
La iniciativa surgió cuando tres emprendedores sociales, Emiliano Fazio, Federico Seineldín y Paula Cardenau, abrieron en un centro parroquial de Rosario un "nodo de inclusión digital", donde comenzaron a dictar cursos de testing de software y páginas web, gestión de datos y community management (manejo de contenidos en redes sociales).
Se inscribieron unos 40 jóvenes y fue seleccionado un primer grupo de 20, que "al completar un curso de cuatro meses, con clases dos veces por semana, comenzaron a trabajar desde el mismo centro comunitario o desde sus casas para clientes tanto en Argentina como en el exterior", explica Matías Galíndez, director de Arbusta.
En los últimos dos años, más de 150 personas (80% mujeres, muchas de ellas madres; y también personas con discapacidad o consideradas fuera del mercado laboral por ser mayores de 40 o 50 años) pasaron por los cursos, y 60 de ellas están brindando servicios a diferentes compañías.
Hoy Arbusta cuenta con seis nodos: tres en Rosario y sus alrededores, dos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Parque Patricios y Bajo Flores), y uno en La Matanza. La mayoría de los espacios donde se brinda capacitación pertenecen a cooperativas, centros barriales y comunitarios.
"Brindamos servicios a empresas como Globant, MercadoLibre, Randstad, y tenemos convenio con la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI)", dice Galíndez.
Desde el primer año de funcionamiento esta empresa social generó sus propios ingresos brindando soluciones tecnológicas tercerizadas. En 2014, con 20 mil horas de servicios digitales prestados, facturó $ 3 millones, y espera seguir creciendo hasta emplear a mil personas.
El año pasdo inició su expansión regional abriendo su primer nodo en la ciudad colombiana de Medellín. "Tanto el desempleo juvenil como los servicios tecnológicos son cuestiones globales con impacto local. Por eso queremos exportar este modelo que hemos probado que funciona", dice Galíndez.Impacto socialMás allá de la capacitación en herramientas tecnológicas específicas, los participantes del programa reciben una formación y acompañamiento en cuestiones actitudinales como la autoestima, la presentación a una entrevista laboral y el trabajo en equipo.
"Antes de empezar el curso en Arbusta, no sabía nada de computadoras, de casualidad me acordaba mi clave de Facebook. No había terminado el secundario, y no me sentía capaz de salir adelante. En el curso me dí cuenta de que soy capaz, que puedo. Siempre fui tímida, y hoy entrevisto a otros chicos",cuenta Vanesa, una joven de la Cooperativa La Juanita en el Bajo Flores.
"Para muchos jóvenes, este es el primer paso hacia un trabajo en relación de dependencia, o para crear su propio emprendimiento. El impacto mayor no se da por la formación técnica sino por la construcción de autoconfianza que les permite retomar sus estudios a quienes los habían abandonado, o buscar un empleo cuando creían que nunca iban a conseguirlo", dice el director de Arbusta. "Que jóvenes de un barrio humilde puedan trabajar desde su comunidad brindando servicios de calidad a empresas de primer nivel, derriba muchas barreras ", asegura.
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