Innovar con un objetivo, el triple impacto
Al igual que todos los procesos de un negocio, la búsqueda novedosa de soluciones también puede tener en cuenta aspectos sociales y medio ambientales y no sólo los económicos. Aquícasos de quienes ya lograron hacerlo.
La palabra innovación viene del latín innovatio y significa "acción y efecto de crear algo nuevo". En un mundo amenazado por problemas ambientales, como el cambio climático y la basura sin tratar, y, por otro lado, los desafíos sociales, como la inclusión y el crecimiento de diferentes enfermedades, se necesitan nuevas ideas para revertir y transformar esta situación. Se necesita innovación, que crece a través de los emprendedores y de startups, proyectos que mezclan los social y ambiental y permiten marcar la diferencia.
"La innovación propone el uso de una nueva metodología o tecnología para lograr soluciones más eficaces y eficientes a las ya existentes o directamente soluciones a problemáticas que aún no contaban con resoluciones", explican Rosario Semenzato, Gisela Riveiro Oyarzabal y Elisa Romero Zapiola desde Socialab, organización que apoyo a emprendimientos de impacto positivo en etapa temprana, a través de talleres y mentoreo. "Cuando no se logra resolver una situación con las herramientas ya existentes, se deben buscar nuevas opciones. La innovación también se trata de tomar tecnologías existentes y aplicarlas en un campo distinto al normal. Es la oportunidad de generar respuestas nuevas a problemas viejos de la humanidad". En este contexto, la pregunta es qué se está haciendo en el país y cuáles son los proyectos que están marcando la diferencia.
La industria de la moda es una de las más contaminantes y está siendo fuertemente criticada, obligándola a repensar su negocio. En esta línea, comienzan a desarrollarse nuevos proyectos que apuesten a materiales más nobles y evitar los derivados del plástico. En este camino, se encontró Agostina Trovato, co-fundadora de Get Wild!, ropa de fibra de bamboo. "En 2013 con la idea de utilizar un material noble y ecológico para la producción de ropa interior, y con el foco puesto en que, al mismo tiempo, fuera apto para pacientes oncológicos en tratamiento de radioterapia por una necesidad personal nació Get Wild!", explica su creadora. El proyecto comienza cuando la emprendedora estaba participando de un grupo de Estudio sobre Estilo de Vida y Sustentabilidad en FSO; comenzó a investigar sobre la producción de fibras naturales, así se encontró con la fibra natural de bamboo y se enfocó en la producción local de esta fibra. Después de tres años de investigación junto con su socia Gabriela Rivero, en 2016, comienzan a hacer remeras, plasmando la idea. "Lanzamos un e-commerce y comenzamos a interiorizarnos en la industria textil, con la búsqueda de generar impacto social y ambiental positivo."
¿Qué fue lo innovador del material? "La fibra de bamboo, devenida en tela, es extremadamente suave como la seda y con las propiedades de un dri fit, ideal para vestirlo en todas las estaciones del año y hacer deporte", asegura Trovato. Esto se debe a que la tela absorbe cuatro veces más humedad que el algodón y la caña resiste al calor y al frío, por lo tanto, la tela es termoclimática: mantiene la frescura en verano y la calidez en invierno. Otro aspecto destacado, son sus propiedades hipoalergénicas y antibacterianas, gracias a una sustancia llamada kun de bamboo, un agente antimicrobiano que ayuda a la planta a resistir los ataques de hongos y plagas. "Las bacterias no se sienten atraídas por la tela y eso evita que la prenda genere mal olor y ayuda a lograr una mayor duración. En este sentido es recomendable para pacientes oncológicos o con piel delicada, psoriasis, alergias, albinismo", enumeran desde Get Wild!.
Dentro de los aspectos ambientales, la planta de bamboo crece en terrenos hostiles sin necesidad de requerir tierras fértiles, nutrientes ni plaguicidas. Durante los primeros 4 a 7 años, crecen sus raíces y luego, sale a la superficie para crecer ininterrumpidamente, entre 30 y hasta 100 cm diarios, además no requiere grandes cantidades de agua, convirtiéndolo en un recurso ecológico de fácil regeneración.
Actualmente, poseen una producción de 1000 unidades mensuales (remeras, calzas, pantalones, medias, ropa interior para adultos -hombres y mujeres- y también para bebes y niños). Al mismo tiempo, hacen colecciones cápsulas y cobrandings (otras 1000 unidades o 3000 por temporada) con otras marcas para que puedan incorporar una cápsula y sello sustentable. "Comenzamos con un inversión de $ 9000 para la producción de indumentaria con el material. Y luego un gran capital social al conectarnos con personas claves y utilizar los recursos que ya estaban disponibles", explican sus creadoras.
Este año la ONU anunció la campaña "Un planeta sin plástico" en el día mundial del ambiente, por los efectos que se observan, principalmente en los cuerpos de agua. Pero al mismo tiempo el plástico es un elemento clave en el desarrollo humano, con innumerables beneficios. ¿Cómo podemos seguir usándolo sin perjudicar el ambiente?, una opción que gana terreno en el mundo, y más lentamente en el país, son los bioplásticos, aquellos plásticos que son biodegradables, fabricados con recursos renovables, como el almidón de maíz y aceites vegetales. Poseen los mismos usos que los plásticos normales derivados del petróleo, pero son biodegradables, es decir, después de 90 días no queda ningún rastro de ellos, degradados por microorganismos.
En este camino, comenzaron a innovar los creadores de Mamaland. Maximiliano Baranoff, co founder, cuenta que no estaban vinculados con la sustentabilidad, pero vieron en el bioplástico una manera de aportar, algo que generaba un impacto directo y visible. "En 90 días podíamos cambiar algo de uso cotidiano que se consume de manera masiva, perjudicial para al ambiente, por algo que tiene un resultado positivo inmediato".
Las bolsas de Mamaland se fabrican a partir de maíz, un recurso renovable. Además, en el proceso de producción se ahorra energía, porque en el proceso de extrusión de la bolsa (donde se derrite el material), se necesita una temperatura de 120 grados para los bioplásticos, mientras que, para el polietileno de las bolsas comunes se debe hacer a 200 grados, gastando más energía.
A nivel mundial, el bioplástico existe desde principio de los 90, y fue creciendo de a poco. Actualmente, su participación en el mercado mundial es del 1% pero ese porcentaje fue creciendo exponencialmente en los último 7-8 años, y se pronostica que para 2025 el crecimiento será más acrecentado, asegura Maximiliano. Esto se debe por dos razones: primero por una demanda social, y después por una demanda productiva alineada con distintas regulaciones. Por estas razones, observan un mayor interés de las empresas. "Aunque es un poco más caro, a algunas compañías, les permite llegar a nuevos mercados, principalmente europeos", destaca Baranoff.
En el aspecto económico, desde Mamaland, informan que todavía no se fabrica la materia prima en el país, pero que ellos están generando el mercado, para que haya una demanda consistente. Con respecto a la fabricación, el servicio es tercerizado, ya que el proceso de producción es el mismo utilizado para las bolsas comunes, por lo tanto, no se requiere inversión extra en su desarrollo, rompiendo el mito que se requiere grandes inversiones.
Actualmente, trabajan con varias empresas y municipalidades, ya que las bolsas bioplásticas son muy útiles para la gestión de los residuos de poda, permitiendo compostar todo junto y también se pueden encontrar en las plazas de la CABA para las mascotas.
"En la Argentina hay 1 millón de personas con algún tipo de discapacidad que está desempleada", explica Gabriel Marcolongo, cofundador de Inclúyeme, portal que nace para conectar a empresas que buscan talento con discapacidad con aplicantes que quieren trabajar. Así, en 2013 comenzaron y, en la actualidad, llegan a más de cinco países de la región.
¿Qué aportan las personas con discapacidad a la empresa? "En los perfiles se busca adaptabilidad al cambio, resiliencia, superación a las dificultades, liderazgo; todo eso queda en manifiesto cuando aplica una persona con discapacidad, porque esa persona tuvo que pasar mucho más para llegar a igualdad de condiciones que una persona que no tiene discapacidad", describe Marcolongo. "Además, en un contexto donde tres de cuatro personas está desempleada, y una de ellas consigue una oportunidad, esa persona se va a poner la camiseta y dar lo mejor de sí".
Vinculado a la evolución del tema, afirma que hubo un aumento en los últimos años, impulsados por tres ejes: "en primer lugar, la agenda pública, ya que en algunos países como Chile y Perú es obligatorio para las empresas contratar una cuota de personas con discapacidad; en segundo lugar, hay personas que trabajan en alguna empresa con compañeros con discapacidad, y después trabajan en otra compañía y cuestionan porque no hay personas con discapacidad en el nuevo espacio, motivando su contratación; en tercer lugar, hay un componente generacional. Los millennials están determinados a romper paradigmas y a cuestionar el statu quo, las personas jóvenes arrancan sin preconcepto y sirve para abrir puertas", enumera Marcolongo.
Por último, Inclúyeme es una empresa B con el foco en la incorporación de personas con discapacidad, por lo tanto, ellos cobran a las empresas por el servicio de publicación de aviso y por las tareas de consultoría, los mismos precios que el mercado, así no hay impedimento para su promoción. "Tenemos dos indicadores: un indicador de impacto social, que es cuantas personas con discapacidad ayudamos a conseguir empleo y un indicador económico, que es que tan sano es nuestra operación para poder seguir haciéndolo la mayor cantidad de tiempo posible", finaliza Marcolongo. Entre sus resultados lograron más de 350 clientes y más de 1300 personas empleadas.
"En 2011, en un viaje a Europa descubrimos una panadería que adicionaba publicidad en sus bolsas y pensamos en qué pasaría si adaptáramos la idea a la cultura local y la aplicábamos a mayor escala, por zonas y en cada una de las regiones los anunciantes tuvieran el beneficio de exclusividad en su rubro", cuentan Nicolás Grichener y Rodrigo Dos Santos, socios fundadores de InfoPan. "Así, hicimos una investigación de mercado, adecuamos el producto al país y le agregamos valor utilizando papel ecológico y generando una red de ayuda entre panaderías y comedores sociales".
¿Cómo funciona? InfoPan provee de bolsas de papel certificado FSC, de forma gratuita, a una red de panaderías ubicadas en diferentes provincias del país. En cada región donde se encuentra la compañía, se asocia a un franquiciado del lugar quien será el contacto con los establecimientos (y los comedores con los que colabora). De este modo, las panaderías se favorecen al obtener recursos sin costo, los comedores que integran la red reciben las donaciones, a través de la Fundación Banco de Alimentos, y los empresarios locales cuentan con una herramienta innovadora para la difusión de sus productos/servicios, teniendo un readership mensual que va desde las 40.000 lecturas en comercios zonales, hasta 5 millones de lecturas en anuncios de grandes empresas. Además, donan un espacio en nuestra bolsa a Missing Children con el fin de ayudarlos a difundir las fotos y datos de chicos perdidos.
Vinculado al impacto ambiental, lograron desde sus inicios en 2012, más de 16 millones bolsas de plástico reemplazadas y 10.000 árboles salvados cada año gracias al uso de bolsas bajo certificación FSC.
Actualmente poseen 120 franquicias (1.200 panaderías) distribuidas en 18 provincias, cubriendo más del 80% del territorio nacional, y lograron cruzar las fronteras y abrir la primera franquicia en el exterior. "Tenemos planificado desembarcar, durante 2019, en dos países de Latinoamérica, mediante el sistema de franquicias". En paralelo, continúan fortaleciendo la red de franquicias que alcanza el 80% de la Argentina. La franquicia tiene un valor de $ 180.000 sin impuesto, esto habilita a operar en tres zonas. El recupero de la inversión se realiza a los seis meses con una facturación promedio de $ 90.000 mensuales.
"Los avisos publicitarios tienen un costo desde $ 900 hasta $ 5600, se compra la exclusividad total y se puede elegir el color de la bolsa. La permanencia mínima es de cuatro meses, luego se puede modificar el aviso. El negocio tiene una ganancia neta promedio de 60.000 pesos por mes", detallan, sus creadores, sobre el rendimiento económico.
Las empresas tienen mayor interés en apoyar proyectos de emprendedores porque muchas veces representan modelos de negocios innovadores y nuevos modos de generar valor. "En general, las empresas reconocen que existe una nueva tendencia que implica asumir una responsabilidad desde su sector, con la sociedad y el ambiente, y apoyan estos proyectos. Este tipo de apoyo busca que las personas que emprenden puedan mantenerse económicamente con su proyecto y poner en agenda estos temas", informan desde Socialab.
De esta manera, la empresas empiezan a apostar por la innovación, como es el caso de Wayra, el fondo corporativo de Telefónica que cuenta con un modelo de aceleración, aportando valor a empresas digitales en crecimiento. En Argentina, inició sus operaciones en 2011, e invirtió en más de 50 empresas.
¿Cuál es la importancia de la innovación en la sustentabilidad? "La innovación pone la tecnología al servicio de nuevos productos y servicios con rentabilidad e impacto positivo, mejorando la eficiencia y productividad de las empresas internamente", asegura Karen Mirkin, Business Manager de Wayra Argentina.
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