Cómo lograr una alianza exitosa

Vincularse con las comunidades es un aspecto cada vez más requerido para el sector privado. Las empresas no solo deben desarrollarse económicamente, sino que es importante que generen valor. Asociarse con otros sectores es una de las claves para alcanzar buenos resultados.

Las empresas encuentran cada vez más beneficios competitivos, al adoptar un rol más activo y colaborador en el desarrollo. Su involucramiento repercute en la reducción de riesgos, nuevas oportunidades de mercado y un mayor valor agregado. De todas formas, el sector privado no puede actuar en pos de potenciar una comunidad de manera solitaria. Es necesario articular con otros actores y seguir determinados pasos para alcanzar un verdadero desarrollo local.

"Es importante que las empresas se reconozcan como vecinas. Es decir, se debe contribuir a generar instancias de mayor participación. Más allá de la actividad económica a la que se dedique cada empresa, es importante que se aporte valor. Los distintos sectores todavía trabajan de manera escindida. Esto debe cambiar", enfatiza Javier García Moritan, director Ejecutivo del Grupo de Fundaciones y Empresas (GDFE).

A su vez, Silvio Dal Buoni, director Ejecutivo de Fundación Los Grobo, explica que algunas empresas actúan como agentes de desarrollo y otras simplemente como empresas. Las segundas contribuyen con el desarrollo de las comunidades, en mayor o menor medida, pagando impuestos, generando puestos de trabajo, contratando y fortaleciendo proveedores locales, desarrollando infraestructura de uso comunitario, traccionando otras inversiones, generando conocimiento y acercando tecnología, entre otros. "Esto no resulta suficiente para decir que una empresa o que el sector privado promueve el desarrollo local. Tampoco si sus acciones e inversiones sociales y voluntarias están disociadas de la agenda de desarrollo de la comunidad o se realizan de forma esporádica. No hablamos de desarrollo local cuando las empresas se limitan a dialogar con los gobiernos locales, aportando financiamiento para la implementación de iniciativas de agenda pública", desarrolla Dal Buoni.

Entonces, ¿cuándo hablamos de desarrollo local? "Hoy, una empresa, si se lo propone, puede funcionar como un agente legitimado, integrador e impulsor del desa-rrollo integral de un territorio, accionar intencionadamente para co-crear bienes públicos, incentivar la proliferación de políticas públicas beneficiosas para las comunidades e impactar positivamente, junto al resto de los actores locales, en el entorno y en las personas", responde Dal Buoni.

Para afrontar los retos más importantes que se se presentan como sociedad es fundamental forjar alianzas entre los gobiernos locales, las empresas y las organizaciones de la sociedad. En este sentido, resulta necesario continuar apostando a la generación de espacios de articulación estratégica y, sobre todo, de articulación operativa. En esta línea, por ejemplo, YPF impulsa el programa Ciudades Sostenibles.

El mismo se enfoca en la planificación estratégica del desarrollo local, así como en la implementación de inversiones sociales prioritarias mediante la participación articulada de organismos públicos, internacionales y del sector privado. Se inició con el propósito de que el crecimiento demográfico y económico ocurrido como consecuencia del impulso a la industria del petróleo y del gas se llevara a cabo de modo armónico, inclusivo y con real mejora de la calidad de vida para la gente. Hasta el momento, se desarrollaron los planes para las ciudades de Añelo (provincia de Neuquén), Las Heras (Santa Cruz), Allen (Río Negro) y Malargüe (Mendoza).

Cada plan de acción del programa Ciudades Sostenibles sienta las bases para el crecimiento y, al mismo tiempo, se constituye como una herramienta para la gestión local. El objetivo final de esta iniciativa es definir líneas de acción prioritarias hacia las cuales impulsar la inversión social en alianza con el sector público y el privado, potenciando las capacidades institucionales locales, especialmente en los aspectos referidos a la planificación estratégica y a la gestión para el desarrollo. Los planes son elaborados por expertos en medioambiente, urbanismo, recursos hídricos y salud, educación, entre otras áreas, en diálogo con todos los actores comprometidos en la sostenibilidad de las ciudades.

Se realizan estudios de base y un diagnóstico multisectorial que permiten identificar temas prioritarios y elaborar los planes de acción para abordar los desafíos de la sostenibilidad de las ciudades. Estos planes estratégicos funcionan como una hoja de ruta para la coordinación de las inversiones del Estado y de organismos internacionales de crédito, y permiten guiar la colaboración del sector privado.

A la hora de comenzar con una estrategia de desarrollo local, hay una serie de pasos que hay que tener en cuenta. Las alianzas son clave desde la planificación hasta la ejecución.

Conocer el contexto local

"En primer lugar, resulta central comprender el contexto local donde opera cada empresa, cómo es el modelo de negocio y de qué modo se despliega su cadena de valor en el territorio", señala Silvio Dal Buoni. En la misma línea, el referente de Responsabilidad Corporativa y Sustentabilidad de Cargill, Julián Ferrer, comenta que el primer paso para interactuar con la comunidad fue definir hasta qué punto o en qué áreas se podía involucrar la empresa, y cómo extenderlo hacia su cadena de valor, instituciones y organizaciones locales. En el caso de Cargill, el contar con una política extendida de inocuidad de los alimentos hace más eficiente compartir ese tipo de recursos y experiencias con su cadena de valor, pero también con otras instituciones de la comunidad local, como pueden ser escuelas agrotécnicas u otro tipo de organizaciones relacionadas a la producción de alimentos.

Un segundo paso tiene que ver con involucrarse en la definición de una visión y una agenda de desarrollo local consensuada y legitimada con el resto de los actores locales. Es decir, aportar al diseño y, sobre todo, a la implementación de un plan de desa-rrollo local en perspectiva de corto, mediano y de largo plazo.

La necesidad de planificar

"Las empresas pueden generar y sostener espacios supra institucionales de diálogo que permiten la planificación y la acción conjunta, la movilización de recursos endógenos y exógenos, con una actitud proactiva y receptiva. Su involucramiento en redes o en mesas locales de gestión les permite compartir información, conocimiento y generar aprendizajes valiosos para los territorios", explica Dal Buoni.

Para lo que es específicamente comunitario, la Fundación Cargill establece una planificación anual, que comparte con la Red de Referentes Comunitarios, empleados de la empresa formados en el relacionamiento con las distintas instituciones de la comunidad local. Estos son los responsables de llevar adelante acciones y vínculos en la comunidad en la que viven y trabajan. Cada año, hay un proceso de evaluación y definición de las propuestas, en base a los lineamientos compartidos a principios de año.

Además, Dal Buoni desarrolla que los procesos de planificación pueden ser más o menos participativos, pero, en general, las etapas básicas que hay que transitar son las de diagnóstico, diseño, desarrollo de capacidades y movilización de recursos. De esta forma, se puede avanzar en la implementación, evaluación y reporte de las iniciativas.

Por su parte, el director Ejecutivo de Red de Comunidades Rurales, Patricio Sutton, dice: "Se requiere que se convoque para la planificación a los mejores especialistas, con fuerte compromiso social. Las dificultades en un país con los vaivenes económicos y sociales como el nuestro ameritan toda la seriedad y profesionalismo posible. Nada de gurúes y otros teóricos. Profesionales con mucho terreno, lazos de confianza con los referentes locales, conocimiento y apertura para buscar soluciones reales y sostener procesos en el tiempo".

Vincularse con las comunidades

Para poder interactuar con las comunidades, es importante identificar a los referentes, a los técnicos y profesionales. En la actualidad, se necesita que más empresas tomen el liderazgo de las agendas locales.

En Natura Argentina, diseñaron y pusieron en marcha un proyecto de gestión de residuos que consiste en la instalación de una isla ecológica en el centro de distribución de Escobar, en la que se concentran todos los residuos reciclables del centro: pallets, film y cartón. Para comercializar estos residuos y garantizar que realmente ingresen al ciclo productivo abrieron una licitación que convocaba a potenciales gestores de residuos. Se presentaron a la licitación empresas privadas, cooperativas de recicladores urbanos y una asociación civil. "Como resultado, la cooperativa El Álamo, que cuenta con una amplia trayectoria de trabajo con empresas privadas y como prestador de servicios para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quedó seleccionada para convertirse en proveedora de la empresa", relata Sabina Zaffora, gerente de Sustentabilidad de Natura Argentina.

Otro caso interesante de desarrollo local en el que se interactúa ampliamente con la comunidad es el de DIRECTV, que desarrolló una solución para que las escuelas rurales sin electricidad pudieran ser parte de Escuela+ Solar. Actualmente, este programa, aún en su fase inicial, se ha expandido a otros países de la región y ya cuenta con 13 escuelas en la Argentina, Chile, Colombia y Uruguay. En agosto de 2017, DIRECTV realizó la instalación de paneles solares, televisores y antenas en ocho escuelas primarias rurales de El Impenetrable. Ya en 2014 se había instalado el primer piloto de energía solar en dos escuelas del lugar, que resultaron con un buen seguimiento y funcionamiento. El vínculo con las comunidades se da a través de los ministerios de educación de las provincias.

No es necesario ser una empresa multinacional para estar involucrado en el desa-rrollo local. Viña Las Perdices es un emprendimiento familiar desarrollado por Juan Muñoz López. Allí viven 16 familias, en viviendas que constituyen una pequeña comunidad. En total son 65 personas. Los primeros que llegaron a trabajar a la finca lo hicieron a principios de los años 80. A estas familias, Viña Las Perdices les ofrece trabajo permanente y continuo todo el año, vivienda y servicios sin cargo. La bodega también se encarga del mantenimiento de calles vecinales y caminos consolidados, a fin de posibilitar el ingreso cuatro veces al día de la línea de colectivo que utilizan los chicos para ir a la escuela.

"El vínculo se logra a través del tiempo. La relación dentro de la empresa la llevo básicamente yo, pero formamos un equipo donde todos los días nos cruzamos y estamos muy atentos a cada problema que pueda surgir", cuenta Nicolás Muñoz, gerente Administrativo de Viña Las Perdices.

Por otro lado, desde GDFE, elaboraron una guía de articulación público-privada para el desarrollo. "El proyecto apunta a diseñar políticas públicas que se sostengan más allá del gobierno de turno. La idea es que las propuestas puedan implementarse. El primer modelo lo lanzamos en mayo de este año en Sunchales, Santa Fe, con apoyo de la Fundación Sancor Seguros. En esta comunidad, el tema más importante es el empleo joven o iniciativas de emprendedurismo. El total del proceso dura 10 meses e implica 20 encuentros. Desde GDFE, decidimos ir por iniciativas donde podamos invitar a los socios a tomar agendas que todos reclamamos, pero pocas organizaciones se atreven a liderar. Ahora, estamos replicando el proyecto en ciudades de la provincia de Tucumán con un consorcio de empresas con YPF a la cabeza. Finalmente, esperamos replicarlo en todo el país", destaca García Moritán.

Retos del desarrolloSegún Patricio Sutton, los problemas que pueden aparecer en estos procesos son: falta de comunicación y acuerdos básicos para sostener en el tiempo procesos de desarrollo comunitario que fortalezcan las capacidades individuales, familiares y comunitarias; clientelismo político enfocado a una eterna asistencia social más que al desarrollo de capacidades a nivel local y regional; empobrecimiento de las políticas públicas que acompañan la capacitación y el fortalecimiento de los pequeños productores rurales; achicamiento de equipos técnicos idóneos, quita de recursos y equipamiento; falta de estrategias regionales más allá de los límites municipales, provinciales y nacionales; el cambio climático, el incremento de la inequidad social y de la violencia atentan contra todo emprendimiento y proceso de desarrollo. Sutton observa que la desinversión crónica en el desarrollo de capacidades a nivel local es la mayor asignatura pendiente.
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