Bernardo Toro: "En América latina no hemos logrado un norte ético común"

El filósofo colombiano, experto en educación, habló en exclusiva con Socialmente Responsables antes de su próxima conferencia en Sustainable Brands. La construcción del bien común, el eje de su charla.

La construcción colectiva del Bien Común es el título de la conferencia que el filósofo y educador colombiano Bernardo Toro propone para la cuarta edición de Sustainable Brands Buenos Aires. Este año, la organización del evento que nació en San Diego apostó a una renovación y va a ofrecer tres encuentros a lo largo del año (6 de junio, 11 de julio y 21 de septiembre). La intención es ampliar la conversación sobre cómo podemos construir un futuro próspero a partir de repensar lo que una buena vida significa para un individuo, una familia, una comunidad, una ciudad, un país y un planeta saludable. Todo resumido en el claim: Redefiniendo las bases para una nueva convivencia. En ese marco, Toro disertará en el primer evento, que se tendrá lugar en el Malba.

- ¿A qué se refiere cuando habla del poder de lo cotidiano en la construcción del bien común?
Las personas creen que el cambio llega a partir de las grandes cosas. La realidad es que para que el cambio sea posible se debe prestar atención a las transacciones e intercambios diarios de los individuos. Si la rutina de un Estado funcionara bien todos estaríamos muy contentos con la institución. El diseño de los procedimientos o los protocolos no son el problema. Eso ya lo tenemos. Hay que revisar cómo lo hacemos en el día a día.
Tenemos que dejar de creer que debe pasar un asteroide para que las cosas cambien. Para poder vivir bien lo único que se necesita es el poder de lo cotidiano. En América Latina nos hemos acostumbrado a pensar que debe llegar un gran líder a solucionar los problemas. Simplemente, lo que tiene que pasar es que las cosas de todos los días se hagan.

- ¿Qué rol cumplen las organizaciones en la vida cotidiana?
El conjunto de organizaciones son: la casa, la calle, el trabajo, la escuela, organizaciones de barrio y la Iglesia, entre otras. En esos lugares ocurren las rutinas. Si ese sistema tiene el mismo proyecto ético, la sociedad es próspera y equilibrada. El problema es que muchas veces los proyectos no coinciden. Por ejemplo, al niño que va a la escuela le enseñan que todos somos iguales. Cuando llega a su casa y le dice a su mamá que quiere invitar a un compañero, en la casa pueden rechazarlo por la clase social o color de piel. En esos casos el proyecto ético es diferente en las dos instituciones.
En Japón o en los países escandinavos tienen rutinas con el mismo proyecto ético. Hay colaboración, trabajan en el cuidado del planeta y de los derechos humanos. Por eso la sociedad funciona. En América latina no hemos logrado un norte ético común. Nos contradecimos, no acumulamos saber y gastamos mucha energía en discusiones. Tenemos que entendernos para poder cambiar.

- En diferentes trabajos mencionaba que lo público es el lugar donde la equidad se hace posible. ¿Qué sucede en América latina con lo público?
En general, confundimos los bienes públicos con los estatales. En América latina no todos los bienes estatales son públicos. El mejor ejemplo es la educación. Nosotros hemos aceptado como normal que existan dos sistemas educativos de diferente calidad, uno estatal y otro privado. Los latinoamericanos que tenemos poder, educamos a nuestros hijos de una manera y dejamos que los otros reciban otra educación. No podemos hablar de la educación como un bien público porque no todos reciben la misma. El gran desafío que tenemos es convertir a los bienes estatales en públicos. Solamente a partir de los bienes públicos en abundancia y calidad va a ser posible la equidad.
Otro punto a tener en cuenta es que siempre hacemos la intervención social con los pobres. Suponemos que el mal lo generan ellos. La realidad es que las cosas están mal como consecuencia de las decisiones de las élites, es decir, todas las personas cuyas decisiones pueden modificar el modo de pensar, de sentir y de actuar de grandes sectores de la población. Por ese motivo es importante trabajar con ellos.

- ¿Qué rol tienen los empresarios en la construcción de una sociedad más justa?
En el sistema moderno, la empresa no puede ser justa si el Estado no es justo. El 65% de las personas en América Latina gana menos de dos dólares diarios. Esas personas no tienen ningún poder discrecional de compra. Por lo tanto, no son consumidores libres. El Estado es el que debe garantizar la responsabilidad social exigiendo los precios justos y la calidad. También debe penetrar en el mercado porque de nada sirve producir muchas cosas si son inútiles. El gran desafío que tenemos como sociedad es tener empresas que produzcan bienes útiles que contribuyan a la vida digna de la gente.

- ¿Cómo hacer que el involucramiento empresarial en políticas públicas se lo interprete en aras del bien común y no como una búsqueda de intereses sectoriales o particulares?
La gente sabe cuando una compañía hace las cosas con criterio público y cuando está haciendo marketing o usa la Responsabilidad Social Empresaria para fidelizar a los clientes. En los programas empresariales que trabajan cuestiones ambientales, sobre todo a gran escala, es difícil que alguien piense que lo hace para conseguir beneficios.

- ¿Qué importancia tiene tender redes entre el ámbito empresarial y el de la sociedad civil?
Solo si hay convergencia de intereses hay cambio. El tema es que cuando se junta gente que tiene la misma capacidad de influencia, les encanta competir. Por lo tanto, cuando se forma una red el objetivo debe ser externo a todos los participantes y debe contribuir a maximizar los intereses de todos. Es importante que todos los integrantes cooperen para lograrlo ya que nadie podría hacerlo solo. Las convergencias son fundamentales para hablar de responsabilidad social. Debo remarcar que creo que los premios de ética empresarial son malos. A nadie le pueden dar un premio por hacer las cosas bien o ser honrado.perfilBernardo Toro es un intelectual colombiano, graduado en Filosofia, física y matemática. Cuenta con máster en Investigación y Tecnologías Educativas. A partir de su amplia experiencia, obtuvo conocimientos que le han permitido realizar certeros análisis acerca de la realidad de América Latina. Se especializó en dar consultorías en organismos internacionales, ONG y empresas. Actualmente se desempeña como asesor de la presidencia de Fundación AVINA en Colombia. También, es miembro del Consejo Internacional del Instituto Ethos de Brasil y coordinador de la Veeduría Especial del Fondo de Inversiones para la Paz de la Presidencia de la República de Colombia. Además, fue Presidente del Centro Colombiano de Responsabilidad Empresarial (CCRE).
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