Secretos de los pasajes porteños

La Ciudad ofrece rincones únicos en historia y valor arquitectónico que vale la pena descubrir y conocer. Los casos más salientes en San Telmo, San Nicolás, Recoleta y Palermo. Sus obras.

Los pasajes que asoman en diferentes barrios porteños invitan a dejarse llevar por la curiosidad. En general, suelen reunir múltiples usos que van desde viviendas hasta locales o restaurantes, y muchos combinan tesoros arquitectónicos con intervenciones modernas. Su fisionomía, así como las huellas que guardan de otros tiempos los convierten en la excusa perfecta para tomarse un recreo en el vértigo cotidiano y recorrer sus rincones y secretos.

En Bolívar 373, el Pasaje Belgrano propone aventurarse en un paseo que combina arte, gastronomía y buena arquitectura. Construido en 1891, este pasaje reunía, como era habitual en la época, locales comerciales con viviendas. Allí, por ejemplo, se instaló Casa Lepage -del Barón belga Henri Lepage- dedicada a la venta de artículos importados para fotografía, e iniciadora de la industria cinematográfica argentina: en este pasaje se realizó la primera filmación cinematográfica del país, en octubre del 1900, que registró la visita del presidente de Brasil Manuel Ferraz Campos Salles al entonces presidente argentino Julio Roca.

Patrimonio de Buenos Aires, la revitalización de este espacio -que lleva a cabo la arquitecta Ana María Carrio- pone en valor su historia. El proyecto conserva la tipología del edificio como pasaje y sus características originales, pero mejora las condiciones arquitectónicas para dotar al espacio de instalaciones que garanticen el confort en el flamante Casa Lepage Art Hotel. Entre los nuevos usos está, por ejemplo, la galería de arte donde conviven obras de artistas argentinos como Leandro Niro, Germán Wendel, Eduardo Cetner y Alejandra Césaro. Además, allí se encuentran expuestos objetos arqueológicos del 1700, que fueron hallados y rescatados durante la obra arquitectónica de excavación. Junto a la galería, en el mismo edificio que conforma el pasaje, está el restaurante Puerta del Inca, y próximamente se inaugurará también el hotel y el auditorio.

Alfredo Sansone, dueño del restaurante, valora la belleza del entorno, y comenta los desafíos de intervenir un espacio con tanta historia: "En todo momento tuve presente que no era posible abstraerme de la profunda belleza ni de la historia del edificio. Debía conformar una composición en armonía, respeto y fluir entre las columnas de hierro fundido, las carpinterías de principios de siglo XX, las alturas importantes con una presencia que tuviera sentido personal y lograra un balance entre lo heredado y lo totalmente nuevo como los muebles, luminarias o la decoración del bar", afirma, a la vez que destaca el reto de convertir lo histórico en familiar y atraerlo al presente para que sea actual, moderno y luminoso.

La reconstrucción del pasaje, a cargo de la arquitecta Carrio, se hizo por etapas. En la primera se siguieron los lineamientos de la arquitectura de carácter neoclásico italianizante, original del edificio de 1880. Se rescataron todas las carpinterías de madera, el revestimiento de frente en símil piedra parís, cielo rasos de molduras del siglo XIX en la entrada y hall principal del edificio, así como las losas de bovedillas originales, que se dejaron a la vista. La segunda etapa tiene que ver con una modernización llevada a cabo de acuerdo al gusto Art Decó, realizada en la fachada sobre Bolívar, fachadas internas del pasaje y en las circulaciones y espacios comunes del arquitecto Alejandro Virasoro. En este sentido, se reacondicionaron todos los detalles art decó de la época de los años 20. Además, se habilitaron las terrazas del edificio para su uso.

Bohemia Buenos AiresNo sólo los típicos barrios históricos tienen pasajes y recovecos. En diversas zonas se pueden encontrar caminos alternativos. En el fervor del Microcentro (el barrio San Nicolás), por ejemplo, todavía hay oportunidades para renovar la capacidad de asombro. El pasaje Rivarola, entre Perón y Bartolomé Mitre, es un clásico para los amantes de la buena arquitectura. Su estructura simétrica en sus construcciones en ambas veredas -se lo conoce como la calle en espejo porque las fachadas en las dos veredas son iguales- invita a conectarse con el juego y la imaginación en medio de una de las zonas más agitadas de la vida laboral porteña.

 

En la zona de Recoleta, el Pasaje Schiaffino, entre la avenida Libertador y Posadas, se convierte en una callecita ideal para apreciar el detalle de sus construcciones elegantes y su estilo pintoresco. El espacio suma una mística especial por el hecho de que a escasos metros, en la esquina de Posadas vivieron los célebres escritores argentinos Adolfo Bioy Casares y su esposa Silvina Ocampo.

Otro de los tesoros escondidos es el Pasaje Malasia, entre Gorostiaga al 2000 y Maure -entre los barrios de Palermo y Belgrano. Con escasos 100 metros, conforma una postal que reúne fachadas de diversos estilos arquitectónicos. La calle de empedrado y el colorido de los ventanales y puertas le dan un toque que parece transportar a un espacio perdido en el tiempo. Entre las construcciones más destacadas está la casa atribuida al arquitecto Estanislao Pirovano, a la altura 854, donde las figuras de dragones de hierro, las guardas de flores y un balcón de madera tipo colonial se distinguen entre los detalles de estilo barroco.

A sólo unas cuadras se encuentra el pasaje General Paz -con entrada por Ciudad de la Paz al 561 y Zapata al 552. Construido en 1925 y concebido por el arquitecto Pedro Vinent para ser una vivienda colectiva, llama la atención entre los caminantes de la zona. El espacio cuenta con una gran galería rectangular con tres pisos de departamentos (son 57 en todo el edificio), que dan a un patio interior. Los pasillos y balcones con barandas de hierro, así como las baldosas, remiten a la Buenos Aires de principios del siglo XX. El espíritu colectivo y unificador que propone la arquitectura, también parece apuntar a un modo de vida en el que la calidez y la integración con los vecinos eran mucho más frecuentes.

La lista, por supuesto, no se agota en estos ejemplos, ya que son muchos más los rincones recomendados para quien quiera perderse un poco en la jungla de cemento.

Gabriela Koolen

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