

Estancia Las Quinas nació en 2003 con el objeto de mandar al mundo alimentos con valor agregado. "Veíamos que el producto argentino sale al exterior como commodity y decidimos competir en ese nicho", cuenta Ricardo Parra, presidente de Estancia Las Quinas, que produce miel y, recientemente, dulce de leche premium.
El 99% de la miel que sale de la Argentina se vende a granel y en destino lo mezclan con miel local y se envasa. 'Elegimos el camino más difícil: imponer una marca en el exterior, aprovechando que tenemos un producto bien conceptuado, agrega Parra, quien exporta el 70% de su producción. El camino es escarpado: trabas a la importación, medidas paraarancelarias y de control hace que el ingreso a algunos mercados como Corea y Europa, sea complejo. Su principal destino es Asia (Japón y China) y un frasco de medio kilo, se puede conseguir a u$s 7 en una góndola del exterior.
En Estancia Las Quinas producen mieles convencionales y varietales (de limón, algarrobo y eucaliptus). Una parte es producida en colmenas propias y el resto se compra a apicultores. Este año, la miel recibió el premio internacional Biolmiel a la mejor miel orgánica certificada del mundo.
Según datos de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), la industria argentina de alimentos y bebidas representa hoy el 5% del PBI y participa del 25% del valor agregado bruto generado por la industria en general. Sus ventas al exterior equivalen al 34% de las exportaciones totales de la Argentina. El año pasado este sector alcanzó un nuevo récord, ya que se superaron los u$s 29.000 millones vendidos al exterior y los productos llegaron a más de 180 destinos.
"En los últimos cuatro años, el 80% de las pymes de alimentos y bebidas aumentó su actividad. El 57% incrementó la cantidad de empleados y el 58% aumentó su capacidad instalada. Se espera que la demanda de alimentos y bebidas en el mundo continúe en aumento", sostiene Daniel Funes de Rioja, presidente de Copal.
En la Argentina, más del 90% de las empresas productoras de alimentos y bebidas son pymes. Este sector está presente en todas las regiones productivas del país, contribuye al arraigo de los pueblos, promueve el desarrollo local y permite la transformación de materias primas en productos de alto valor agregado en origen.
En general, la actividad de la industria de alimentos y bebidas ha crecido en un 9,7% en 2011. Para las pymes, su participación en las exportaciones es hoy muy baja y están focalizadas en el mercado local. Por otro lado, la rentabilidad se ha visto afectada. No obstante, el sector alimentos es muy dinámico y con perspectivas de crecimiento", evalúa Luis Bruno, presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Industrial (CPII).Verduras de alta calidadMientras cursaba la carrera de ingeniero agrónomo, Agustín Benito y dos amigos pusieron un invernadero donde tenían un monocultivo de albahaca, en Tortuguitas. Hoy, su marca Sueño Verde produce 80 productos distintos, tiene 25 hectáreas en la zona de Del Viso, 60 empleados, 300 clientes gastronómicos, están presentes en 200 bocas de supermercados y cuentan con varias líneas que integran un catálogo gourmet: vegetales de hojas, hierbas aromáticas, vegetales baby y brotes, flores comestibles, hongos y frutos.
La oferta incluye bandejas de mix sibaritas con vegetales listos para consumir. Empezamos a meternos en el proceso porque la tendencia en gastronomía y supermercados es recibir productos de cuarta gama, es decir con proceso de lavado y corte. Es lo que viene, sostiene Benito. Llegar a esta fase les demandó, entre otras cosas, una inversión de unos u$s 500.000 en los últimos tres años, en maquinarias, cámaras de frío y ampliación de la línea de empaque. Estamos integrados verticalmente; somos productores, procesadores y distribuidores y con eso garantizamos la calidad del proceso, afirma.El acento en la diferenciaciónPara Luis Bruno, de CPII, las pymes pueden hacer un importante aporte hacia nichos de mercado, con altos índices de diferenciación. Por ejemplo: productos orgánicos, nutricionales y saludables, o regionales con alto valor por la ubicación geográficas (como Patagonia o Mendoza. "En los próximos años deberíamos pasar del pensamiento de 'granero del mundo' á 'alimentando y deleitando al mundo", sostiene.
Pero, advierte, para exportar cada vez más mayor valor agregado, es necesario el fomento a la industria de la alimentación, en investigación y desarrollo, innovación y el apoyo financiero para el capital de trabajo y desarrollo de los canales de exportación. "Hoy hay una amplia gama de planes de fomento, como el sello de Alimentos Argentinos, de denominaciones de origen, de producción orgánica, apoyo a clusters de empresas, promoción a la calidad y apoyo a las exportaciones, de diferentes organismos públicos. La pregunta es: ¿resulta suficiente?", se cuestiona. Es ahí donde deja la puerta abierta al desafío que tienen las empresas hacia la profesionalización.
Familia Vio es un nuevo emprendimiento dedicado a la elaboración de productos gourmet, que el año pasado lanzó al mercado cinco variedades de pastas de aceitunas, tomates deshidratados (a la provenzal y al syrah) y un chimichurri premium, con productos nacidos y procesados en Mendoza. Vimos un nicho todavía no explotado en la Argentina. En el resto del mundo, los buenos vinos se acompañan con productos de esa misma gama. Apuntamos a ese segmento, cuenta Pablo Vio, quien lidera el emprendimiento junto a su hermano Tomás. "Las condiciones están dadas para estos productos, tenemos materia prima de primera calidad y cada vez hay más consumidores en este mercado, agrega. Los productos de Familia Vio se venden en tiendas gourmet y supermercados. Ahora, buscan su camino para llegar al interior.
Ya nadie duda que las materias primas argentinas tienen una calidad capaz de abrir las más variadas puertas. Sin embargo, eso está lejos de ser suficiente. "Nuestro país debe apostar a la innovación. La Argentina se destaca, y esto te das cuenta viajando y mirando góndolas de otros países, en tener una cantidad de productos creativos, innovadores, desde las saborizaciones hasta el packaging", analiza Fernando Ramos, profesor de Estrategias Aplicadas a los Agronegocios de la Universidad de Belgrano.
A la hora de definir los sectores con mayores oportunidades, Bruno, del CPII, señala "productos o soluciones para planes de alimentación, en países de bajo desarrollo o para gobiernos que impulsen estos planes de asistencia. Además, nuevas fronteras de biotecnología se abren para el desarrollo de alimentos con particularidades para determinadas personas con problemas de alimentación, nutrición, vitaminas", ejemplifica. En el sector Supermercados, agrega, una oportunidad "que se vislumbra, en función de la nueva política de nivelación de la balanza comercial, es el desarrollo de productos argentinos para exportar por medio de las grandes cadenas".El valor de lo orgánicoParalelo Orgánico nació en 2008, cuando Martín Scallan y José Olmedo, dos socios que tenían un puesto convencional de frutas y verduras en el Mercado Central (desde 2003), decidieron redoblar la apuesta. Soy ex alumno de un colegio Waldorf y siempre tuve interés en lo orgánico. De ahí surgió la idea de vender productos más sanos y darle un valor agregado a lo que veníamos haciendo. En Europa empezaba a crecer el interés por lo orgánico y sabíamos que el rebote iba a llegar hasta acá', dice Sacallan.
Aprovecharon el contacto con varios productores que producían orgánico, sobre todo en Río Negro, hicieron una prueba con un supermercado y firmaron un convenio con el Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO) y el Mercado Central, el lugar por excelencia donde llegan todas las economía regionales. Hoy, son el único puesto orgánico certificado en Latinoamérica y venden a tiendas, restaurantes, distribuidores y colegios.
Si bien el crecimiento es sostenido, el volumen es bastante chico todavía, admite Scallan. El puesto factura unos $ 150.000 mensuales, con una ganancia de alrededor del 10% queaún no alcanza para sostener el puesto. "En un momento de recesión, la gente termina mirando mucho el precio y resigna comer mejor. En Europa, están comprando la tercera parte de lo que solían y hoy se da una paradoja: el cajón de manzana de primera línea cuesta $ 150, mientras que la orgánica está entre $ 90 y $ 100. Eso tira la plaza para abajo, ya que tendría que estar costando entre 30% y 50% mas que un producto convencional", explica. De todos modos, el emprendedor está lejos del desánimo. Es lo que se viene y va a ir creciendo. Falta que pase un poco el terremoto y que los actores que estamos en lo orgánico le pongamos más pilas para publicitarlo, anticipa. Los productos se Paralelo Orgánico se venden también en el Mercado Sabe la Tierra, que funciona los sábados en la Estación San Fernando del Tren de la Costa y donde se convocan productores que adhieren al paradigma de la sustentabilidad.
Entre su variada propuesta, en el mercado también la Cooperativa Granjera Entrerriana de Chacras Orgánicas (Coeco) vende pollos de campo, criados de manera natural.
Los pollos pastoriles se producen en 80 días, el doble de lo que demora en un criadero. El diferencial: la calidad de la carne que se trasluce de una crianza a campo, como se hacían antes. El precio es similar al de los pollos más caros que se consiguen en el supermercado. Crecimos en base a responder a la demanda de calidad. La faz comercial cuesta mucho y se requiere una gran voluntad para transformar un emprendimiento en un negocio profesional, cuentan desde la cooperativa.El momento de lo saludablePablo Archanco fundó, a los 20 años, una empresa cumpliendo el sueño que tenía con su padre, Miguel, de ser socios en un emprendimiento. Comenzaron con la elaboración de empanadas y llegaron a tener cuatro sucursales. En 2001 comenzaron a elaborar tapas de empanadas (buscando verticalizar su producción) y seis años después vendieron la cadena de venta de empanadas para dedicarse de lleno a la fabricación de tapas y pascualinas, bajo la marca Delicias Doradas. Nos diferenciamos, en primer lugar, haciendo masas hojaldradas de calidad, porque durante mucho tiempo el mercado se dedicó a hacer la tapa más barata, no la mejor, define Archanco. También buscaron diferenciarse en los métodos comerciales, con venta directa a los comercios. En esta búsqueda, hace un año y medio lanzaron la línea light, sin sal agregada, con 0% colesterol, 0% grasas trans, desarrollada junto a alimentos Fundación Favaloro. "Esto nos permite a llegar a un mercado que hasta ahora no podía consumir este tipo de productos", se alegra Archanco.
La nueva planta en el parque industrial Plátanos, en Berazategui, tiene 8.000 m2 y demandó una inversión de u$s 4 millones. Allí trabajan 100 personas. La firma vende 10 millones de docenas de tapas de empanadas al año y tiene una facturación de $ 40 millones. Además, están cerrando sus primeras exportaciones a los Estados Unidos. "La Argentina tiene un gran potencial. El desafío es transformar materias primas en productos terminados. Debemos ir un paso más allá: no exportemos harina, sino empanadas listas", resume. Un ideal para el cual muchas empresas e instituciones ya están trabajando.