Sumar oportunidades para pequeños hacedores

Sumatoria es una plataforma web que conecta a usuarios, instituciones de microfinanzas y emprendedores para otorgar créditos a tasa 0. Ya fondeó poco más de 40 proyectos.

Petrona Chávez, cansada de temer que el agua inundara su almacén en el partido de Tigre, necesita un crédito de $ 14.000 para levantar el piso del local y ahí Sumatoria entra en escena: "Es una plataforma de financiamiento colectivo para personas en situación de vulnerabilidad social que tienen pequeños emprendimientos para mantener a su familia", explica Nicolás Xanthopoulos, coordinador General de la iniciativa que empezó a gestarse en 2011 pero a operar hace un año. Con un equipo integrado por nueve personas (cuatro forman parte del board o Consejo Asesor; otras cuatro están en el Equipo Operativo y una agencia de comunicación y diseño), la propuesta apunta a entregar créditos de entre $ 600 y $ 14.000.


"Buscamos innovar en el sistema financiero", comenta Matías Kelly, fundador de Sumatoria. La propuesta suena ambiciosa: saltear a los bancos y financiar los microemprendimientos con la suma de pequeños aportes individuales para dar créditos a tasa 0. "Si 10 personas prestan $ 200, juntamos $ 2.000 que le pueden servir a otra para comprar materias primas", reflexiona Xanthopoulos.


Sumatoria conecta emprendedores, usuarios e Instituciones de Microfinanzas (IMFs) a través de un método simple: el sitio web presenta las historias de cada emprendedor, cuánto dinero necesita y para qué lo va a utilizar, y los usuarios pueden ayudar financiando un porcentaje. "El usuario, en realidad, no está prestando, sino comprando una porción de la cartera", explica Kelly. Ese dinero es transferido a las IMFs que, a su vez, se lo entregan a las personas. Al eliminar las instancias intermedias entre los fondos y las IMFs, el modelo de Sumatoria logra reducir los gastos. "El único costo que tiene la institución es el de transacción de MercadoPago", explica Xanthopoulos.


El modelo viene con una oferta tentadora: la posibilidad de ser solidarios con la promesa de la devolución del dinero. Luego de tres meses, los usuarios tienen la opción de que se les devuelva el dinero o prestárselo a otro emprendedor. En este caso, las IMFs actúan como garantes de la devolución.


Sumatoria solo funciona con las instituciones que integran la Red Argentina de Instituciones de Microcrédito (Radim), que se encargan de seleccionar los emprendimientos más sólidos. Los usuarios tienen la posibilidad de evaluar el proceso de préstamo. Además, la organización envía un informe detallado el estado del emprendimiento y para qué está siendo utilizado su dinero.


La organización pretende sostenerse con una ecuación entre donaciones de empresas y donaciones operativas por el uso del sitio. "Cualquier persona que presta a través del sitio tiene la opción de donar un 5% extra del monto prestado (en el piloto casi el 100%, dono el 5%)", comenta Xanthopoulos. Y agrega: "En el modelo que tenemos planificado, en una primera etapa, las donaciones empresariales cobran un peso más significativo, que se va reduciendo con el tiempo a medida que el proyecto se va afianzando y los prestadores van en aumento. Tiende a ser sustentable en el mediano plazo".

Los casos

Graciela Asti tiene un emprendimiento de viandas saludables y ya consiguió cuatro créditos a través del banco comunal de la ONG Nuestras Huellas. Ahora necesita un préstamo de $ 2.500 para terminar la cocina y lleva financiado el 54% de su préstamo. Para ella, el banco privado no era una opción.


A Cintia Toledo, una artesana de Benavidez, tampoco le cerraba la idea de recurrir al banco: "Pero había tenido a mi hija, mi mamá estaba muy enferma y la única que mantenía la casa era yo". Tener un taller en su hogar pasó a ser una necesidad. Con un microcrédito, pudo comprar las herramientas para empezar.


El proyecto de Betty Robledo también surgió por una necesidad. Ella cuida a dos chicos pero el empleo viene con fecha de vencimiento: en marzo, cuando empiecen el colegio. "Tengo 54 años y ya no voy a conseguir otro trabajo", cuenta. Un día, los chicos de Sumatoria llegaron a su casa para contarle sobre el proyecto y, aunque en un principio, le despertaba más dudas que entusiasmo, encontró la forma de convertir su hobby de hacer plantas en un medio de vida.


Sumatoria se alió con dos ONGs, Nuestras Huellas y Mujeres 2000, para colocar $ 45.000 en créditos que fueron destinados a 19 emprendimientos ubicados en Benavidez, Tigre, Escobar, Pilar y San Fernando. "Logramos fondear 42 emprendedores en algún porcentaje gracias a 136 prestadores", concluye Xanthopoulos.
Cecilia Filas

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