El paso a paso de un negocio que pisa firme

Juan Mouro y Claudia Tamarazzo fundaron ProRun, una firma que fabrica plantillas.

Esta historia comenzó hace más de un cuarto de siglo. Juan Mouro entrenaba atletismo en la pista y un día llegó Claudia Tamarazzo, que hacía artes marciales, pero no en busca de combates sino a mejorar su capacidad aeróbica. Tanto girar en la pista, se fueron conociendo y así surgió la semilla empresarial.

Primero fueron una sociedad de masajistas, allá por el año '94. Mientras Maradona entraba al túnel acompañado por la enfermera, ellos acompañaban a muchos atletas a la camilla de masajes. Mouro se recibió de Técnico Nacional Ortopédico y Tamarazzo, de podóloga. Sabían que para los atletas lo más importante eran los pies. Y allí estaría su futuro.

En 2003, mientras Boca Juniors ganaba la Copa Intercontinental, nacía ProRun. Pensada originalmente para atletas, se proponía hacer plantillas ortopédicas a medida de la pisada de cada corredor. "Al principio tercerizábamos la fabricación", recuerda Mouro, "pero no nos gustaba cómo quedaban". Con pequeños pasos, fueron creciendo en clientes, mercado y conocimiento.

Pero la gran zancada llegó en 2011. Mientras River Plate daba un paso atrás en las categorías del fútbol argentino, ProRun daba un enorme paso adelante al comenzar a fabricar sus propias plantillas. "Lo primero que hicimos fue cambiar el molde", recuerda Mouro. "Antes nos las hacían con horma de zapatos y nosotros pasamos a zapatillas, con la punta más redondeada". Luego, ya con la máquina propia, empezó la experimentación con distintos materiales. "Probando componentes de diferentes densidades logramos diferenciarnos y pudimos ofrecer a cada atleta el material que necesitaba", dice.

La mayoría del mercado en la Argentina utiliza un sistema de origen español de termoconformado, lo que produce unas plantillas más rígidas. "Las nuestras, a pesar de ser más blandas", asegura Mouro, "mantienen la misma duración que las rígidas".

Pisando firme sobre sus propias plantillas, empezaron a caminar el país, y Sudamérica. Desde Ushuaia a Salta, desde Mendoza a Mar del Plata, miles de argentinos calzan sus productos. "Somos fuertes en el sur", reconoce Tamarazzo, y también cuenta que ya han cruzado varias veces la frontera. "Primero fuimos a Uruguay, en una época era una vez por mes", recuerda Mouro. "Luego viajamos a Brasil y ahora estamos entrando en Bolivia". La metodología es siempre la misma. Uno de los dos socios se traslada con todo el equipo de diagnóstico y atiende personalmente a cada paciente, recolecta todos los datos de sus pies y regresa a fabricar a su consultorio de Caballito, mientras los clientes quedan aguardando que lleguen pronto sus piezas a medida por correo. "Llegamos a hacer 150 plantillas después de una sola salida", afirma Mouro.

Para abastecer esa demanda, el equipo de trabajo cuenta con siete empleados y fabrican hasta 500 plantillas por mes con un valor de casi $ 3000 el par, que también incluye un análisis completo de la pisa y la recomendación del calzado ideal para cada pie. "Nuestro mercado fue cambiando, hace unos años la mayoría de la demanda era de Capital Federal", relata Mouro, "pero ahora bajó un poco y para mantener la cantidad tuvimos que viajar más al interior". Aunque reconoce que no tienen mucha más capacidad de producción: "A lo sumo podríamos fabricar un 10% más, pero si aumenta demasiado ya habría que contratar más gente". A la fecha, estiman, llevan realizadas 150.000 plantillas.

Un domingo, un accidente les demostró que habían crecido. Tamarazzo paseaba junto a su hijo Sebastián, de 10 años, por la costa de la laguna de Lobos. El viento soplaba fuerte y un grupo grande de aficionados al kitesurf navegaba cerca de la orilla. Uno de ellos enfiló hacia la costa y se llevó puesta la orilla de tierra y juncos a toda velocidad. "Fuimos corriendo a ver si podíamos ayudar y, cuando llegamos, Seba me muestra que se le había salido la tabla con las botas y me dice: ¡Mirá, mamá, usa plantillas ProRun!", dice.

Tamarazzo asegura que el secreto es continuar como hasta ahora, paso tras paso, y Mouro sabe a dónde quiere llegar: "Mi sueño es hacer nuestras plantillas en Nueva York".

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