Coronavirus: las pymes más versátiles, listas para resistir

Con las capacidades disponibles, varias readaptan sus procesos y pasan a producir insumos para enfrentar la pandemia. La recomendación de los expertos para tomar las decisiones correctas a tiempo.

"Uno de los aprendizajes que va a dejar la pandemia es la importancia de tener estructuras adaptables y flexibles. Van surgiendo cambios en los procesos, como la digitalización", anticipa Gustavo Schutt, consultor de Negocios y asesor de dueños de empresas. Se escucha decir que dentro del sector pyme "muchas firmas van a quedar en el camino" a raíz de la 'corona-crisis' y, según el especialista, la rapidez al tomar decisiones basadas en análisis realizados a consciencia será clave para sobrevivir durante esta etapa.

A partir del 20 de marzo, gran parte de este segmento entró en tiempo de espera. Por lo menos en el caso de las firmas que no califican dentro de la categoría de actividades esenciales. Pero, nadie quiere quedar atrás y, en este contexto, el pensamiento lateral se hace indispensable para sobrevivir.

Desde los distintos sectores industriales están ideando estrategias de transformación para sobrevivir a la 'corona-crisis'. "Muchas pymes están iniciando procesos de transformación porque tienen negocios que, en este contexto, son inviables", informa Schutt, quien recomienda a las empresas que, si pueden reconvertirse, lo hagan rápido para poder sostener el ingreso y solventar el gasto. Y aconseja que la reconversión sea dentro del rubro en el que la firma se desempeña.

Otro tema a tener en cuenta es "que haya demanda de lo que tienen para ofrecer" y sugiere tomar decisiones rápidas, aunque en base a datos reales, para evitar situaciones de estrés. "Calcular su flujo de caja para ver qué gastos tienen y analizar si los van a poder mantener. También les digo que antes de tomar un crédito sepan a qué están apostando", agrega.

Uno de los empresarios que está explotando este costado versátil es Luciano Galfione, director de la productora de hilados con 70 años de historia Galfione y Cía. y secretario de la Fundación Pro-tejer, para quien el argentino es extraordinario para reinventarse. "La pasamos tan mal tantas veces que hacemos cualquier cosa para sobrevivir. Vivimos una reconversión constante", destaca.

El representante del sector textil forma parte de un grupo de unas 30 firmas, especialmente confeccionadoras, de entre 20 y 30 empleados cada una, que coordinan en conjunto la oferta de insumos para la protección de personal médico a fin de proveer al Gobierno.

"Como para estas empresas era difícil presentar una oferta significativa para atender la demanda, se conformó un conglomerado, al estilo de una unión transitoria de empresas coordinada a través de la Fundación para fabricar kits de insumos médicos, que incluyen cofia, camisolín, barbijos y tapabotas", dice Galfione.

Esto les facilitó la dinámica de producción y pudieron realizar compras en volumen de las materias primas que necesitan, como telas para uso médico.

Si bien resultó en una experiencia positiva para los talleres del grupo, no es un negocio que les reporte grandes ganancias, sino "una especie de amortiguador para resistir el golpe y cumplir con las obligaciones y compromisos de pago".

"Están trabajando unas cinco personas por empresa para garantizar las medidas de seguridad y la capacidad instalada y el know-how de cada firma y de sus empleados superan los requerimientos para la confección de los productos que integran el kit", cuenta. Pero, tal como lo explica Schutt, "estas iniciativas les permiten a las empresas mantener la productividad. No son 'el' negocio".

El objetivo final es llegar "al día después", cuando se ponga en marcha la matriz productiva y, a la vez, les da la posibilidad de hacer un aporte a la situación sanitaria y conservar los puestos de trabajo.

ESPERANZA DE PAPEL

Al caso de las textiles se suma el de Papelera Rosato, que busca aprovechar las oportunidades de negocio que la crisis puede ofrecerle. A ese fin, desarrolló un papel especial para la confección de sábanas, barbijos, camisolines y otras prendas para el sector salud.

"Veníamos golpeados por la situación previa y la crisis desatada a raíz de la pandemia bajó nuestro volumen de ventas. A raíz de eso, implementamos una política de comercialización que nos garantiza mayor seguridad de cobranza ante la ruptura de la cadena de pagos y estamos produciendo entre un 20% o 30% menos que antes", relata Daniel Rosato, director de esta empresa con cerca de 130 trabajadores abocados a la fabricación de papel higiénico, rollos de cocina, toallas de mano y pañuelos descartables.

Esperan que este nuevo producto que desarrollaron les permita recuperar la merma en la facturación. "Es un material descartable y altamente biodegradable", explica.

Para este emprendimiento, la papelera incorpora equipos de depuración y modificó algunos pasos de su proceso de elaboración de materia prima. Además, entraron en contacto con una empresa que fabrica barbijos y están entusiasmados ante la propuesta dado que el papel puede bajar sus costos de producción hasta en un 40%. Rosato, incluso, piensa en exportar su nueva creación en algún momento.

"La pandemia demostró lo importante que es la industria nacional. Nos da mayor independencia del exterior", opina desde su rol de representante del sector industrial. En este sentido, celebra las medidas del Gobierno hasta el momento, sobre todo el Decreto 376/ 2020, que amplió la asistencia a empresas y trabajadores autónomos implementadas para paliar la situación. Además, adelanta que desde IPA impulsan un proyecto de "Ley Compre Nacional" que vuelve más estrictas las regulaciones en la materia a fin de robustecer al sector productivo.

Por su parte, Matías Graviotto, director ejecutivo de Burkol, una empresa de origen autopartista con más de 80 años en la producción de burletes y colisas, también está entusiasmado ante el reto que presenta encarar un nuevo proyecto que los ayude a enfrentar la crisis.

La empresa tiene experiencia en procesos de cambio: "Desde hace casi seis años la industria automotriz regional entró en crisis y empezamos a buscar otros sectores que requirieran la tecnología que tenemos para producir sus insumos".

Es así como comenzaron a proveer burletes y perfiles de plástico para otros rubros industriales y pisos de goma de alto tránsito bajo las marcas Sealpro y Vollendung. Esa fue su primera experiencia de reconversión, orientada a nuevos negocios de índole más comercial y pequeñas industrias. El trayecto no fue fácil y los cuatro años del macrismo les pegaron duro. Los definió como "una época tremenda para el sector industrial".

Pero Graviotto asegura que nunca bajaron los brazos. "Tenemos una nómina de gente importante y hoy somos la principal empresa de extrusión de perfiles de goma del país", comparte.

Justo cuando sintió que "el negocio comenzaba a mejorar porque los clientes aumentaban y había más confianza", comenzó la pandemia y se paró todo. En la empresa trabajan alrededor de 45 personas y estaban utilizando en alrededor del 60% aproximadamente de su capacidad técnica instalada.

A raíz del coronavirus empezaron a preguntarse qué hacer. "La gran preocupación era mantener a la gente y pagarle su salario", recuerda Graviotto. De pronto, gracias a su participación en distintas cámaras, los contactó una empresa que buscaba quien le fabricara mangueras de silicona para desfibriladores, dado que su proveedor estaba inactivo.

"Cumplimos con la entrega con muy buenos resultados y esa fue la bisagra. Teníamos que hacer algo para aportar nuestro grano de arena en la lucha contra la pandemia y para poner en funcionamiento la planta", relata.

Entonces, surgió la idea de desarrollar máscaras de pet (una vincha blanca con un protector facial transparente). Colocaron todo el stock y, hoy, las siguen realizando.

No obstante, querían desarrollar un producto propio con sus capacidades y se les ocurrió fabricar un tapete sanitario. "Lo hicimos junto con Nitrophyl. Es de caucho de alta calidad y tiene cierto nivel de profundidad. Allí se coloca cualquier tipo de líquido sanitizante y las personas, al ingresar a un establecimiento pasan por allí, humedecen al pisarlo su calzado y luego lo secan en otro tapete de fieltro", detalla. Eso garantiza la desinfección de la suela y es ideal para colocar al ingreso de fábricas, edificios e instituciones y evitar la contaminación a través del calzado. Espera que, a medida que vayan abriendo, todas las empresas tendrán que cumplir un protocolo sanitario y este elemento podría a ser clave. No obstante, lo ven como una estrategia que solo los ayudará a cumplir con sus compromisos esenciales en este momento y a mantener las fuentes de trabajo.

Los empresarios consultados destacaron las medidas que lleva adelante el Gobierno para asistirlas en esta etapa difícil y desean que la ayuda económica llegue también a esas pymes que tienen una situación más complicada. Pero muchos tienen la triste convicción de que se habrán perdido varias empresas en ese trayecto. "Muchas pymes van a cerrar porque no se dedican a temas que se puedan reconvertir fácilmente. No obstante, cuando volvamos a una nueva normalidad, seguramente surjan otras", asegura Schutt. Llos empresarios confían en que cuando pase la corona-crisis será un buen momento para revalorizar la industria nacional y adaptarse a los tiempos que vendrán.

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