Pyme argentina comienza a exportar chía a la India

En septiembre partirá el primero de los 12 contenedores de 20 toneladas. Se trata de un envío de DMC Agroindustrial.

En septiembre partirá a la India el primero de los 12 contenedores con 20 toneladas de semillas de chía. Se trata del primer envío de este producto luego de que el país asiático autorizara la importación de chía y limones argentinos y de que se oficializara el protocolo sanitario para su ingreso, resultado de la última misión comercial encarada por el secretario de Agroindustria, Luis Etchevehere.

"Esperamos que se sumen muchos más, ya que hay otros interesados en nuestro producto", sostiene Gabriel Duranti (foto), director de DMC Agroindustrial, la firma pionera en este tipo de exportación. "El rédito económico que dejará este envío es de un 5% neto del valor FOB, unos u$s 3000 cada contenedor", agrega.

Con base en el partido de Tigre y Molinos Cerrillos en la provincia de Salta, DMC Agroindustrial exporta a los Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Italia, Taiwán y Hong Kong. La compañía, que espera este año duplicar sus envíos al exterior y crecer 20% en procesamiento, emplea a diez operarios en la planta, además de los tres directores que se ocupan del área Administrativa y Comercial.

La empresa, una pyme fundada en 2013 por Duranti y sus socios Walter Hermandiger y Fernando Dávalos, destinó recientemente una inversión de más de $ 5 millones a la inauguración de un laboratorio propio, que cortó cintas en junio. "Se obtuvo la certificación HACCP (Análisis de peligros y puntos críticos de control), que aplica para toda aquella industria enfocada a la producción de alimentos y para aquellas empresas dedicadas a producir insumos y/o materiales que estén en contacto con los alimentos", explica Duranti. El desembolso contempló la adecuación de planta, capacitación de personal, documentación, laboratorio y mejoras edilicias, entre otros aspectos.

La empresa nació tras una inversión inicial de u$s 3000, que fueron destinados a una pequeña clasificadora de granos que utilizaba en las instalaciones de Molino Cerrillos. "Empezamos a recibir pedidos de procesamiento de los productores y no había forma de satisfacer la demanda, exigimos la máquina más allá de su capacidad y se rompió. En 2013, invertimos cerca de u$s 60.000 propios en máquinas más grandes y trabajamos 24 horas por día procesando y ayudando a los productores a comercializar la chía", recuerda Duranti.

La respuesta del mercado fue positiva y, un año más tarde, los socios montaron, siempre con capital propio, una pequeña planta en un galpón alquilado. "El año 2015 fue de transición, el precio internacional de la chía se desplomó y empezamos a procesar sésamo, poroto mung, garbanzo y cualquier cosa que nos permitiera alcanzar nuestro objetivo, que era instalar nuestra propia planta, lo que hicimos en 2016 en un predio de 2 hectáreas, adquirido con capital propio".

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