Protocolo, el aliado para combatir al Covid-19

En pos de retomar la actividad, las empresas se cuidan para trabajar y evitar contagios. Qué establecen sus normas y qué dicen los especialistas

Ya se sabe que, por lo menos en el corto plazo, no hay una vuelta a la "normalidad" sino más bien una "nueva normalidad". El Covid- 19 seguirá siendo una amenaza hasta en tanto no haya una vacuna que lo mitigue. Por eso, aquellas empresas, industrias o comercios que retornen a sus tareas deben adaptarse a esa nueva normalidad con olor a alcohol, sin apretones de manos y de sonrisas tapadas. Aplicar un protocolo seguro para evitar la propagación del virus es la primera tarea a la orden del día.

Un protocolo, explica Miguel Terlizzi, presidente de la consultora Hucap, que además es licenciado en Higiene y Seguridad en el Trabajo, debe ser pensado en función de eliminar el riesgo (o en su defecto aislarlo) y de proteger al trabajador. "Es muy importante aclarar que un protocolo no es un manual de procedimiento, tiene una jerarquía mayor, con la particularidad de trabajar en función de las medidas preventivas con un riguroso análisis de riesgos en las empresas", define. En este sentido, recuerda Guillermo Puca, también integrante del staff de Hucap, hay resoluciones que establecen la participación exclusiva de los licenciados en seguridad e higiene para armarlos.

Si por alguna razón es imposible acceder a los servicios profesionales, Terlizzi recomienda que el empresario se base en un marco regulador serio, como el que estableció la Superintendencia de Riesgos del Trabajo "Tiene todo el saber y el peso de una repartición oficial y contempla hasta el último detalle que le cabria a cualquier tipo de negocio", recomienda.

CON RESPALDOS

Un ejemplo es el de Seguridad Integral Empresaria (SIE), una empresa que brinda servicios de seguridad privada, que tomó las recomendaciones de la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigaciones (CAESI) y las discutió en un "Comité de Crisis", integrado por directores y gerentes de la compañía y asesores externos.

Desde que se declaró la pandemia, SIE lleva invertidos más de $ 6,7 millones en prevención. Juan Pablo Toro, su director General, lo lleva contabilizando: $ 1,2 millones en elementos de protección, $ 200.000 en termómetros láser infrarrojos, $ 100.000 en testeos preventivos PCR, $ 240.000 en traslado de personal y $ 500.000 en infraestructura para favorecer el trabajo remoto. Por otro lado -y lo incluyen en la columna de inversiones-, como debieron dispensar de concurrir a sus trabajos a más de 60 empleados por estar en los grupos de riesgo, contemplaron $ 1,5 millones mensuales en sueldos.

"Lo más urgente fue proveer a los 730 empleados de los elementos de protección necesarios y brindarles información y contención. Desarrollamos un Plan previendo diversos escenarios e identificando acciones de mitigación y eventuales respuestas en caso de ocurrencia", describe Toro. Por desgracia, tuvieron que accionar medidas ya que tuvieron varios casos confirmados. Por suerte, dicen con alivio,en la empresa no han tenido que lamentar ninguna vida.

Como muchas pymes, tampoco están exentos de los efectos de la pandemia en la salud de la empresa. "Muchos clientes sufrieron impactos severos en su actividad y se vieron obligados a reducir sus servicios de seguridad, en consecuencia hemos perdido un 20% de facturación", cuenta el ejecutivo y señala que en los últimos tres años mantuvieron una facturación promedio anual de $ 380 millones.

Por su parte, Emilio Secco, director de la empresa barilochense de chocolates Del Turista, elaboró un protocolo sanitario que además hizo auditar por IRAM para obtener "Sello IRAM de Protocolo Covid–19 verificado". "Las medidas básicamente tuvieron que ver con proveer elementos de protección personal, asegurar el distanciamiento y poner sistemas sanitizantes en la planta y locales. También la reestructuración de las jornadas laborales de los empleados. En la planta organizamos dos grupos rotativos para reducir a la mitad la circulación", explica Secco que entre los locales y la planta empela a 100 personas.

El trabajo con IRAM, relata el empresario, se realizó de manera remota y para la auditoria se evaluó la correcta adaptación del protocolo de acuerdo a las disposiciones vigentes. "Tuvimos algunas observaciones, pero todas fácilmente corregibles. Lo que más tiempo nos ocupó fue la capacitación del personal, porque no se trata solo de darles los elementos sino fundamentalmente de asegurarse que los usen y de manera correcta", relata.

Por la decisión de reducir la cantidad de trabajadores trabajando simultáneamente, Secco tuvo también que reducir el porfolio de productos para afectar lo menos posible al negocio "De 200 ahora están estamos en 120; los de mayor demanda", explica el empresario que en 2019 facturó alrededor de $400 millones.

En las 20 tiendas que tiene Del Turista (16 son franquicias), y que están en provincias con permisos para operar, está prohibido el ingreso de clientes. También se hacen ventas por delivery o a través de los canales de venta online.

ADELANTADOS

En International Security Machine (ISM), una empresa de seguridad electrónica de Pilar, no esperaron a que el Covid 19 llegase al país, cuando llegó a Brasil ya tenían implementado su propio protocolo sanitario. Para Fabián Sotelo, su CEO, cuidar a sus 6 empleados es prioritario y se enorgullece en asegurar que "hoy el personal trabaja tranquilo y sin stress".

Por protocolo en ISM suspendieron las reuniones presenciales, distribuyeron elementos de protección personal (incluso repelente para prevenir el dengue), cambiaron los equipos de mate por equiposde autocebado individual, instruyeron al equipo sobre cómo desinfectar mesas de trabajo y vehículos hasta cómo manipular la vestimenta al llegar a casa. También rediagramaron los horarios laborales para que por semana la jornada laboral sea de tres o cuatro días seguidos con igual cantidad de días de descanso y no trabajar en pareja; pusieron los vehículos de la empresa para que el personal y los administrativos comenzaron a teletrabajar.

El verdadero costo, dice Sotelo, no fue la inversión en equipamiento sino la disminución de las horas de trabajo que limitó la adquisición de nuevos clientes. La empresa factura $1.200.000, pero en los últimos meses debieron bonificar cánones, tuvieron que dar mayor plazo para los pagos y en algún caso debieron padecer suspensiones de los pagos.

En Mehcco, una pyme que presta servicios de montaje eléctricos e ingeniería, decidieron entrar en cuarentena un día antes que el gobierno lo anuncie para todo el país. Ese jueves, recuerda Paula Jankowicz, Gerente de Administración y Finanzas, le dijeron al personal que preparen sus cosas como para no volver; creyeron que sería unos días, a lo sumo un par de semanas, nunca imaginaron que el regreso se iba a dilatar por meses. "El impacto fue inmenso porque las obras se pararon totalmente; de marzo a abril las ventas cayeron un 50 % y en mayo cayeron un 80%. Por suerte nos contrataron para hacer hospitales modulares y con eso pudimos arrancar con un equipo reducido de personas y ahora trabajamos con algunas pocas obras de clientes esenciales", cuenta.

Desde mayo, con autorización de la municipalidad de San Martín y gracias a la planificación, redacción y puesta en marcha de un protocolo de prevención, Mehcco inició las actividades de producción de tableros eléctricos en su planta. Las medidas van desde la organización de los horarios escalonados de cada empleado hasta los turnos para los almuerzos y por supuesto el sistema de desinfección de los ambientes. "El protocolo no fue un tema menor para la vuelta a la actividad; es el que presentamos a la municipalidad para pedir el permiso de trabajo. De hecho, hicieron una inspección para verificar el cumplimiento", relata la ejecutiva.

El mayor costo, reconoce Jankowicz, lo representa el traslado de las personas, ya que de los 60 empleados que tiene la empresa la mitad trabajan en obra. "Pero aun mayor es el parate de las obras". En 2019 la facturación fue de $ 370 millones; este año será lo que diga el virus; "por ahora vamos un 50% abajo respecto al mismo mes del año pasado", cierra.

Para Roberto Méndez, fundador y presidente de la cadena de venta de neumáticos Neumen, los empleados son el corazón de su empresa, por lo que desde la llegada de la pandemia todos sus esfuerzos están orientados a cuidarlos. Hasta la fecha, solo un empleado de los 439 que emplea dio Covid-19 positivo y ante la confirmación, activaron el protocolo que no solo incluyó el aislamiento de la persona contagiada sino también el de todos los compañeros y, por más seguridad, se procedió a la desinfección de la sucursal y luego de unos días se abrió con otro personal.

La pandemia los encontró "sólidos" para hacerle frente. En 2019, asegura, la facturación total de las 37 sucursales cerró en $ 3800 millones superando sus expectativas y tiene stock para trabajar tranquilo todo el año. Por lo tanto, agradece, que a pesar del 60% de la caída de las ventas que padecen, les quedó resto para invertir tranquilos en elementos de protección.

Para operar de manera segura, elaboraron un "estricto" protocolo de sanidad que incluyen las recomendaciones del Ministerio de Salud, como el distanciamiento, el uso del alcohol en gel y tapabocas, pero además agregaron el uso de lámparas de luz ultravioleta (UVC) que utilizan para desinfectar las superficies del interior de los autos y la suela de los calzados. Estas lámparas, que Méndez importó de China y que le costaron alrededor de $ 500.000, destruyen la estructura molecular de las células de microorganismos patógenos. "Tengo un equipo de auditores que recorren las sucursales para supervisar que las medidas de prevención se estén cumpliendo de manera estricta, pero debo reconocer que por lo general la gente las cumple y responde positivamente. Por eso digo, que no tengo 439 empleados, sino 439 amigos", concluye.

CON MÁS PERMITIDOS

Por más alejado que se trabaje de los centros urbanos, las pymes no se relajan. GMF Latinoamericana, una empresa especializada en el diseño y operación de proyectos forestales, a pesar de tener concentrada su actividad en los campos correntinos de Ituzaingo, tiene su protocolo activo.    

Tomando como referencia la Guía de Prevención del Covid 19 de la Asociación Forestal Argentina (AFOA) implementaron un protocolo para la convivencia de los trabajadores en los campamentos. "Para no abarrotar las instalaciones decidimos hacer las tareas de plantación y mantenimiento con personal propio y prescindir de los contratistas. Las instalaciones tienen capacidad para 12 personas y hoy solo vienen 6 para asegurarnos que puedan mantener las distancias recomendadas", explica Sebastián Benítez, administrador forestal de la empresa. Por supuesto, esta medida lentificó los tiempos de la operación de plantación, pero colaboró para que al día del cierre de esta edición la empresa no tuvieran contagios.

"Tomamos las recomendaciones de AFOA porque son muy completas. Yo lo que hice básicamente fue focalizarlas a mis actividades", explica. Los trabajadores pasan la semana en el campo por lo que las medidas tienen que ver fundamentalmente con la convivencia, prestando especial atención a la manipulación de alimentos y limpieza de espacios comunes.

Para asegurar que no haya fisuras, GMF también capacitó a los choferes que ingresan con sus camiones al campo. "Además, tanto a personal propio como a los camioneros les tomamos la temperatura y dejamos asentado el ingreso en un listado por las dudas", agrega.

En cuanto a la salud de la empresa, cuenta Benítez que la cosecha en marzo sufrió un mínimo impacto por la pandemia: "Con un promedio de producción del 3 mil toneladas, ese mes, por los días que tuvimos que frenar la actividad, sufrimos una caída del 30%", recuerda el ejecutivo que desde el 2019 sostiene una facturación mensual promedio de $1,2 millones.

De las 35 tiendas de la cadena de productos para bebés y niños Carestino, 23 están en el interior del país y por lo tanto en funcionamiento. Aunque, aclara Alejandro López, gerente comercial de la empresa, nadie trabaja con la "vieja normalidad" ni con la certeza que el mañana o pasado no tengan que cerrar si aumentan los contagios en su ciudad. "Nuestros clientes son mujeres embarazadas y niños; no podemos relajarnos", remarca.

De acuerdo a las regulaciones de cada municipio, Carestino atiende por número de documento, pero por protocolo, tanto a clientes como empleados se deben tomar la temperatura antes de ingresar al local, hay a disposición alcohol en gel y alfombras santizante. Por supuesto, cada vendedor usa barbijo, guantes, máscara y antiparra, asegura López.

Si bien hasta la fecha no han tenido casos positivos entre los 100 de empleados de la empresa, el protocolo indican cerrar la tienda para desinfectarla y airearla, explica.

Según López, el impacto de la pandemia no los afectó ya que venían trabajando "muy bien con el e commerce" y las tiendas que están abiertas siguieron vendiendo bien. Tampoco frenó sus planes de expansión y próximamente sumarán una tienda virtual en Lima similar a la que ya tienen en Montevideo. En 2019 Carestino facturó entre $ 500 y 600 millones.

Para finalizar, recuerda Terlizzi, que en cuanto a lo legal, un protocolo podría servir como elemento de defensa en juicio ante una denuncia de contagio por negligencia de la empresa, por no cumplir las normativas básicas de un protocolo o por no tenerlo. "Por eso es fundamental tener un protocolo, ponerlo en práctica y asegurarse de que las personas reciban una capacitaciones correspondientes; todas las medidas que se tomen van a ser elementos probatorios de que la empresa ha cumplido con las normativas vigentes".

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