Pymes en el contexto actual: qué necesita la Argentina para ser más competitiva

Alberto Schuster, director del área de Competitividad de Abeceb, analiza qué cambios se necesitan para mejorar la productividad. De qué manera pueden ayudar las políticas públicas y cómo subirse a la quinta era. 

Recientemente, Abeceb presentó un informe de Costos Laborales Unitarios en Manufacturas (CLUm). Los resultados no fueron alentadores: de los 25 países tomados para elaborar el estudio, la Argentina continúa siendo un país de baja competitividad: el último lugar en lo que a los sectores manufactureros se refiere, detrás de Brasil.

En un mano a mano, Alberto Schuster, director de Competitividad de Abeceb, analiza por qué el país del tango está dónde está, cómo se puede revertir la tendencia y qué rol ocupa el emprendedorismo. 

"Tomamos 25 países, representativos de distintas áreas del mundo, con distintos tipos de economías. El ranking muestra que la Argentina es el país menos competitivo de todos. Estamos un poco por encima de Brasil. Por eso al Mercosur le cuesta mucho integrarse en acuerdos comerciales y es poco competitivo en manufacturas", comenta el ejecutivo.

Alberto Schuster, director del área de Competitividad de Abeceb

¿Qué es el costo laboral unitario (CLU)?
Es el costo total de una persona que trabaja en manufactura en una hora de trabajo para todas las manufacturas argentinas dividido su productividad. Si tenés una persona que te cuesta, en total, un dólar, y produce una mercadería que vale uno, el CLU es uno. Ahora, si es más productivo y produce una mercadería que, o vale dos, o produce dos productos, que valen uno cada uno, el CLU es de 0,5. Podés aumentar tu productividad por darle mayor valor a los productos o podés aumentarle por producir más de lo mismo. 

¿Cómo está la Argentina?
La Argentina tiene un CLU alto en relación a su productividad. Si tuviera más productividad, el CLU sería más bajo. Entonces, en el ranking tenés que la Argentina tiene un costo laboral unitario de 1,31. Cuando venís a costo laboral horario, es decir, esa persona en total cuánto gana, te da u$s 11, es decir, un poco arriba de República Checa, arriba de Taiwán, de Polonia; abajo de Corea del Sur, de España. Porque la Argentina tiene un costo laboral de países de ingresos medios. El problema es la productividad. Cuando ves la escala de productividad, de 25 países, somos el quinto peor. 

¿Y cómo se arregla? 
Bajando los costos unitarios laborales totales o aumentando la productividad. Cuando analizás cómo están compuestos los costos laborales unitarios, tenés que casi el 66% es salarios, y 30% y pico son las cargas sociales, costos de la ART, la litigiosidad. Todo eso es lo que el Gobierno está trabajando mediante propuestas de reformas laborales. Otra manera es mejorar la productividad: el Gobierno está proponiendo medidas para mejorar la productividad.

¿Qué medidas podría tomar el Gobierno para mejorar la productividad?
Por ejemplo, mejorar la infraestructura. Si podés transportar tu mercadería a costo mucho menor y más rápido, vas a estar aumentando tu productividad. Por supuesto, reducir impuestos, así el empresario tiene más plata para invertir, por ejemplo, en la modernización de maquinarias. Si hacés políticas públicas de, por caso, dar crédito a tasas subsidiadas estás haciendo lo mismo. Después tenés la flexibilización de los convenios laborales. Es decir, lo que están tratando de hacer por sectores. Y después queda el trabajar las empresas en su propia competitividad. 

¿Este punto es una cuenta pendiente?
La Argentina está en hibernación competitiva desde 1998. El país se cerró. Las empresas en un país cerrado se dedican más a pactar con un funcionario de turno que en competir. Hace 20 años que la Argentina no compite. Lo importante es la película que viene. Lo que el Gobierno está haciendo es tratar de hacer todo esto en forma gradual. Y está, por otro lado, tratando de poner en orden la macroeconomía y, a su vez, trabajando los factores microeconómicos que tienen que ver con la competitividad. El punto es la discusión de economistas sobre las inconsistencias entre la política monetaria y la política fiscal sin haber pasado por las empresas. La Argentina es un proceso de mejora continua. Vamos a tener que soportar inconsistencias bastante tiempo.

Pero es optimista.
Sí. En la medida que no nos enfrentemos colapso internacional. Pensá que en el 95, con la convertibilidad, teníamos un camino trazado y vino el Tequila. Luego vino la devaluación de Brasil, nunca nos animamos a salir y así nos fue. Este es un proceso distinto. El Gobierno está legitimado políticamente y está tratando de acordar con los sectores para darle más legitimidad a la reforma. Naturalmente, eso te pone incertidumbre. 

En el sector pyme, muchas empresas están asfixiadas entre presión fiscal y costos laborales. Varias cerraron o tuvieron que reducir su staff. ¿Cuál es a corto y mediano plazo el escenario que ellas pueden esperar?
Hicimos también un ranking de competitividad sectorial. Dentro de la baja competitividad que tiene la Argentina, hay sectores más competitivos y otros menos. Los de alimentos, bebidas, insumos básicos, farmacéutica, petróleo, productos químicos y algunos sectores de maquinaria y equipo son los más competitivos. Pero tenés material de construcción, aparatos eléctricos, autopartes, máquinas de oficina, madera, textiles, indumentaria y calzado, donde hay muchas pymes, sumale radio y televisión, y tenés 400.000 puestos de trabajo. No lo podés abrir de la noche a la mañana. Uno de los problemas que tuvimos cuando ensayamos apertura es que lo hicimos a lo bruto. Eso genera reacciones sociales muy fuertes porque hay mucha gente que trabaja en esos sectores. Lo que está haciendo el Gobierno es darles tiempo. Tampoco podés tener actividades cerradas toda la vida. 

¿Cómo se inserta el emprendedorismo dentro de este marco?
Al emprendedorismo hay que considerarlo en sus diversos carriles. Tenés los emprendedores que inventan o replican. Los que inventan, por ahora, acá, no hay demasiado. Algunos de los que replican son muy exitosos, como MercadoLibre. El primero fue Patagon. Después tenés la gente de Globant, por ejemplo, que  lo hizo muy bien. ¿Qué es lo que viene en el mundo? Lo que hoy está llamando la cuarta revolución industrial o la quinta era. 

¿Qué es la quinta era? 
La primera era era la de los cazadores y recolectores. La segunda, la agricultura. La tercera el mercantilismo, el comercio marítimo, Después, la revolución industrial. Cada etapa cambió la forma de trabajar, de pensar, de comunicarte, el régimen político. Hoy estamos entrando en la quinta, que va a convivir con la cuarta. La quinta es la interconexión total y la genética. Sumale la robótica, la inteligencia artificial, la nanotecnología, Internet de las Cosas, las nuevas ingenierías de materiales, por ejemplo, el grafeno, los autos propulsados. Todo ese mundo se mueve a una velocidad espectacular y se divulga globalmente. La ventaja es que todo se traslada por internet. Estás en condiciones de aprehender todo lo que es nuevo y poder adaptarlo. Los emprendedores argentinos que están conectados con el mundo lo pueden aprovechar. En cuanto tengas una macroeconomía que juegue a favor, creo que están en condiciones de aprovechar eso. La Argentina tiene buena oportunidad de hacer un catch up con tal que las tensiones entre la macroeconomía puedan ser manejadas y no tengamos ninguna sorpresa internacional.

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