La navaja de Ockam, el virus y las empresas familiares
¿Qué relación podría haber entre el coronavirus y las empresas familiares? Ninguna. Pero sí podemos reflexionar sobre las reacciones ante la expansión del virus, las decisiones que se toman, la metodología con la que se toman y la falta de información unificada.
Esta situación pareciera que tomó por sorpresa a todo el mundo, se tomaron decisiones, algunas apresuradas y desmedidas, y otras atrasadas, quizás una de las primeras consecuencias de estas acciones sea la desorientación general. Pareciera ser que después de cierto tiempo las cosas se van ordenando, aunque los riesgos de mayor propagación no hayan desaparecido sobre todo en América latina.
Los costos de la improvisación, la desorientación, las decisiones apresuradas y las informaciones contradictorias son enormes para toda la sociedad, incluidas las vidas perdidas.
Muchas de las consultas que recibo están vinculadas a problemas relacionales entre los familiares socios pero, como una avenida de ida y vuelta, esos problemas están vinculados a problemas de gestión. ¿Cuáles son estos problemas de gestión?
En primer lugar, la subestimación de los problemas. Todo problema grande nace como un problema chico, se lo deja pasar y para resolverlo todo se hace más difícil y costoso.
La gestión del día a día absorbe la mayor energía y no se planifica y organiza a futuro ni se trazan diferentes escenarios posibles, en general (y con mucha suerte) hay un plan A y no mucho más. La consecuencia es que ante la aparición de lo que Taleb llamaría un "cisne negro" la organización no está preparada y los costos para la empresa en energía, tiempo y dinero son grandes.
Si prepararse es difícil y tiene su costo, el costo de la improvisación es, por cierto, mucho mayor.
La mentada profesionalización se trata de organizar la familia, la gestión, las funciones y las tareas.
Las empresas bien organizadas tienen muchos menos conflictos y soportan mucho mejor las crisis imprevistas.
¿Y la navaja de Ockham? Es un concepto que viene de la Edad Media atribuido al monje franciscano y filósofo Guillermo de Ockham que propone que, cuando existen muchas variantes para explicar un fenómeno, la más adecuada suele ser la más sencilla y simple.
Existe una creencia difundida entre empresarios y consultores al hablar de profesionalización que es iniciar un proceso muy complejo y de alto costo, muchas veces no se hace porque asusta (como el virus), da miedo. Y no es así. Es mucho más sencillo.
La profesionalización es muy simple: es hacer las cosas bien con la gente apta, no más que eso.
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