"La ley de teletrabajo es para el siglo XX"

La pandemia de Covid-19 puso dejó al descubierto un cambio profundo en las modalidades de trabajo en este siglo XXI y forzó a muchas empresas, sobre todo a las pymes, a ponerse al día, fundamentalmente con el llamado teletrabajo. Esto también provocó que los legisladores se pusieran a trabajar en un marco regulatorio. Esto, que en primera instancia puede parecer bueno, tiene algunos problemas. Según algunos especialistas, la redacción del texto de la ley que sancionó el Congreso tiene errores que pueden costar caro.

Para Adrián Gilabert, consultor y autor del libro El trabajo ha muerto, la sanción se hizo con un apuro inexplicable y sin los consensos necesarios. "No termino de entender la necesidad del apuro, sobretodo porque esta ley se va a comenzar a aplicar en algún momento, noventa días después que concluya la cuarentena. Me parece que no han consultado a los especialistas en el tema, a empresarios y empleados, a los expertos en tecnología. Este apuro se nota en varios artículos", señala.

La principal crítica del especialista es conceptual. "La ley insiste en el tema de la jornada laboral, pero considero que hay un profundo desconocimiento de la vida real de las empresas. Es cierto que en las áreas fabriles o de logística son necesarios los turnos en función de la eficiencia, pero en el resto de las áreas de las empresas esa idea viene cambiando desde hace mucho tiempo".

La idea central de su argumento es que subyace la idea del hombre - engranaje como parte de una maquinaria, un concepto que el especialista considera del siglo pasado. "La ley tiene tres o cuatro artículos que ponen muchísima rigidez a algo que ya vivimos todo este tiempo y es que la gente acomodó el trabajo a su agenda, a la necesidad de estar con su familia o parejas, a la necesidad de hacer otras cosas.

Y de esto se han empezado a dar cuenta tanto empresarios como trabajadores. Entendieron que, tal vez, con tres o cuatro horas por día es suficiente para hacer una tarea. Entonces, me parece que se pone demasiada rigidez en algo que lo que necesita es mucha plasticidad para que los seres humanos empecemos a encontrar de alguna manera un poco más de satisfacción en lo laboral".

Gilabert señala que la nueva ley es para el siglo pasado y por eso señala que la palabra teletrabajo es una forma errónea de llamar a estas nuevas formas de trabajo. "Yo lo exagero un poco, pero sólo es un trabajo con las herramientas de esta época. No otra cosa. Es algo más natural. Hay muchas empresas que ya desde hace 15 años lo implementaron. Lo que sucede es que ahora, con la pandemia, todos los que se habían demorado se pusieron al día. Sólo se aceleró el proceso", señala.

El especialista, marca también algunos puntos de la ley críticos, que hablan mucho del apuro con la que fue sancionada. "Uno es la tontería de la obligatoriedad de tener que registrar en el ministerio de Trabajo aquellas empresas que adopten esta modalidad.

Yo les sugeriría que anoten a todas las empresas del país. Es algo ya se instaló y agregarle burocracia a toda la burocracia que ya tienen las empresas me parece un sinsentido. Otro tema es el de la reversibilidad que sostiene que si el trabajador decide de teletrabajar, el empleador tiene que conservar el espacio físico. Eso resulta antieconómico, sobre todo para las pymes que no tienen espalda para sostener espacios que no se van a usar".

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