Agilidad: generar reconocimiento para fomentar el cambio

Qué frena a las firmas de ser más ágiles? No saber por dónde empezar. ¿Por dónde? Por las personas. Según McKinsey, la agilidad organizacional es la habilidad de reconfigurar la estrategia, estructura, procesos, gente y tecnología para crear valor y aprovechar oportunidades. Se refiere a la capacidad de una empresa de renovarse, adaptarse, cambiar y prosperar en un contexto de cambio rápido, ambiguo y turbulento.

Si bien el 75% de las empresas pone a esta capacidad entre sus prioridades, existe una brecha entre las expectativas y la implementación real.

La transición de las personas en términos de sus modelos mentales, conductas y actitudes motoriza que los proyectos lleguen a buen puerto.

Pero, a nivel organizacional es más habitual intentar realizar cambios en las estructuras que trabajar para ayudar a las personas a transitar el camino de modificar hábitos.

Uno de los errores más frecuentes es creer que la formación, capacitación, entrenamiento en el formato que sea es suficiente para generar un cambio de mindset.

Para que eso ocurra, necesitamos pensar primero en la personas, qué tipo de salto les estamos pidiendo para motorizar la agilidad dentro de la firma y diseñar nuevos recorridos, espacios conversacionales e incentivos que fomenten y valoren esas conductas esperadas.

Si las personas no cambian, no importa cuán buena sea nuestra nueva estrategia, la agilidad no emergerá.

El rol del "los de arriba" es crítico. Sin algún sponsor es difícil sostener el norte. Es fácil declarar la necesidad de ganar agilidad en tiempos complejos. Son pocos los directivos que encarnan en su accionar esa realidad que quieren construir.

Ningún líder quiere dar malas noticias. Pero, es clave que la gente esté al tanto de la razón detrás de la necesidad de ganar agilidad. Sin transparencia, la gente no entiende y, si no entiende, es difícil que se anime a tomar riesgos.

Es importante conocer el mapa de sponsors que vamos a tener dentro de la firma y los posibles stoppers, historias, mitos instalados y desterrar ideas como "acá no se puede".

Una cultura ágil se caracteriza por promover estos comportamientos: experimentar; involucrar a la gente que quiere participar de este lugar independientemente del nivel; garantizar algún sponsor con influencia para promover una mentalidad de nuevas posibilidades; visibilizar a quienes se están moviendo hacia la agilidad y reconocerlos.

Si los destellos de cambio no están acompañados por el reconocimiento, se apagan. El reconocimiento es uno de los grandes atributos que mueven culturas porque lo que no se reconoce, no está habilitado.

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