La necesidad de hacer una mirada introspectiva para impulsar la empresa

Las capacidades apreciativas de los empleados son parte del activo de las empresas. En un mano a mano, la coach Laura Isanta comparte su visión acerca cómo este concepto puede empoderar a los empresarios pyme.

Las capacidades apreciativas de los empleados son parte del activo de las empresas. Por eso, la valoración de la apreciatividad cobra relevancia en el mundo corporativo. Con esto en mente, la coach Laura Isanta, con experiencia en brindar charlas a firmas de la talla de Movistar, Naranja, Banco Ciudad, Turner, EY y Banco Galicia, entre otras, presentó recientemente Apreciatividad. El arte de percibir lo valioso (Granica). En un mano a mano, comparte su visión acerca cómo este concepto puede empoderar a los empresarios pyme.

 

¿Cómo trasladar las habilidades apreciativas al ámbito corporativo?

 

Los líderes con aptitudes apreciativas son hábiles en conectar los aspectos generativos del presente con el futuro. Son capaces de ver talentos, habilidades, recursos y oportunidades y hacen lo que hay que hacer para utilizar ese potencial y alcanzar los objetivos.

 

¿Cómo está el "semáforo de habilidades apreciativas" en la Argentina?

 

Al inicio de un programa de entrenamiento dentro de una organización mido los niveles que los participantes tienen de apreciatividad consigo mismos, con las personas que los rodean y a su alrededor. Los resultados en general muestran niveles de apreciatividad medios a altos. Pero, cuando las personas comienzan a comprender más en profundidad esta habilidad observan que tal vez no son tan apreciativos como creían y cómo su conducta de constante mirada hacia sus debilidades en busca de reparar lo que no funciona y mejorar su performance les desvía el foco de sus talentos y los aleja de hacer crecer y sacarle brillo a su lado más radiante.

 

¿De qué modo estas habilidades pueden ayudar a empresarios e impulsar la carrera emprendedora?

 

El psicólogo Bandura introdujo el concepto de autoeficacia. Las creencias que una persona tiene respecto de su potencial son las que hacen las acciones que un individuo toma más que su capacidad real. Por ejemplo frente a un fracaso una persona con un alto grado de apreciatividad consigo misma piensa que no hizo lo suficiente y confía que puede aprender y vuelve a intentarlo. Mientras que otra con bajo nivel de apreciatividad tenderá a disminuir sus capacidades para lograrlo y a exagerar los niveles de dificultad, es así como la misma persona comienza a construir profecías autocumplidas de fracaso. Los individuos con un alto grado de apreciatividad tienen una convicción proactiva de que sus acciones importan y pueden hacer una diferencia positiva en sus organizaciones.

 

¿Cómo se pueden entrenar?

 

Creé el modelo ACOM, un entrenamiento que genera cambios positivos en los niveles de autoestima de las personas, las ayuda a construir relaciones más saludables e incrementa sus capacidades para percibir oportunidades. El modo de entrenar esta capacidad es por medio de experiencias.

 

¿Cuesta más desarrollarlo en la Argentina, un país en el que los dueños de pymes viven fuertemente los avatares coyunturales, frente a sus pares en economías más estables?

 

Sonja Lyubomirsky en sus estudios de felicidad muestra que el 50% de nuestra felicidad depende de nuestra biología. El 10% de nuestra felicidad depende de las circunstancias. El 40% restante es actitudinal. Los dueños de pymes argentinas, a pesar de no estar en los mejores contextos económicos, saben cómo aplicar ese 40% a su vida empresarial. Esto no niega que haya circunstancias en nuestro país en que ser apreciativos puede resultar complejo. Sin embargo la apreciatividad es una capacidad que muchas veces las personas utilizamos para tolerar más efectivamente los avatares de la vida. Sí creo que nos cuesta más desarrollar a los argentinos es ser apreciativos en circunstancias positivas. Cuando nos pasan cosas buenas las celebramos poco, y solemos buscarle el pelo al huevo. Somos más tango y creemos que lo bueno durará poco, pero este fantasma nos impide indagar en profundidad en nuestros éxitos para encontrar en ellos los recursos, talentos y actitudes que los hicieron posibles y que podrían sernos de mucha utilidad a futuro.

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