"Lo que trasciende es la familia empresaria"

Marcelo Paladino pone el foco sobre la importancia de gestar familias empresarias, por sobre el concepto de empresa familiar, como impulso en las economías locales y regionales. Las claves. 

Con una vasta experiencia tanto en el campo académico (es profesor de IAE Business School desde hace 35 años, y fue decano entre 2008 y 2013) como en el mundo corporativo, Marcelo Paladino, autor de nueve libros, publicó recientemente De la empresa familiar a la familia empresaria, junto con Lucio Traverso y Paula Caputo. En un mano a mano con Pyme, analizó los principales ejes que hacen a la agenda de este tipo de compañías en la Argentina.  

¿El sector es el motor de la economía? 

El núcleo de países que se desarrollan fuertemente son familias empresarias. Los países no se desarrollan solo con la inversión de las multinacionales, que son importantes: las que dan sentido de más largo plazo a la inversión, instalan valores, se preocupan por la calidad de vida en los lugares en donde están invirtiendo, se ocupan porque todo el conjunto se vaya desarrollando en la medida en la que ellas lo hacen son más las familias que los accionistas. Para completar el impulso al desarrollo, faltaba subir a este bote la idea de las familias empresarias. 

¿Por qué?

La Argentina es el país de América latina que más castigó a las familias empresarias. De hecho, estableció una discontinuidad muy fuerte. Hoy, Chile es un conjunto de familias empresarias. Perú también. Vas a Colombia y los artífices un poco del ordenamiento desde el punto de vista económico y social son familias importantes de Medellín, Cali y Bogotá.

¿Qué aspectos trabajaron estos países para hacer que hoy sea tan tangible la diferencia con las empresas en la Argentina?

No es una política. Son fenómenos endógenos que se van dando. Lo importante es una primera actitud: salir de la confrontación e ir a la cooperación. Después, puedo tardar más o menos en negociar con lo público. Abrir horizontes de cooperación abre horizontes de crear más y mejores empresas, que crean más valor añadido, más desarrollo social y que generan mejor gobierno. Es un espiral positiva. Se sale de algo que se decía hace tiempo: la planificación de países. Las comunidades locales, las regiones, en fenómenos de cooperación público-privadas, impulsadas por familias, sí pueden pensar en su desarrollo.

Como lo hizo el sector vitivinícola.

El sector vitivinícola es una de las características. Hoy se da con la mesa de carne: más de 20 instituciones poniéndose de acuerdo en que el problema de la carne tiene varios aspectos.

¿A qué se debe la alta tasa de mortalidad en las empresas familiares hacia la tercera generación? ¿Se replica en otros países?

Tenemos una tasa más alta que el promedio porque no hay mucha cultura de la trascendencia de la familia empresarial. Lo que trasciende es la familia empresaria. Puede haber familias empresarias que estén trabajando en la cuarta generación en negocios que no tienen que ver con el fundador, porque ese negocio quedó chico para el tamaño de la familia. Es más importante hablar de las familias empresarias que de empresa familiar. La empresa familiar puede haber cambiado de manos o terminado, lo importante es que continúe siendo una familia empresaria,     que es cuando en cada generación surgen elementos de empresarialidad o emprendedurismo similares a los que les dieron origen.

¿El protocolo sería el canal?

El protocolo es el primer paso. Todos hablan de protocolo y creo que es lo menos importante.

¿Hay que desmitificarlo?

Hay que desmitificarlo. Uno ve de todo en los protocolos: muchas veces es el testamento del fundador. Que hay que dar elementos de orden, sí. Pero el protocolo tiene sentido cuando está asociado a los verdaderos órganos de gobierno a potenciar, en lo profesional y en lo familiar, y pierde validez si no se implementan esas cosas. Por caso, cuándo tengo que tener más profesionales en la gestión o cómo se van a elegir los gerentes y directores que vienen de terceros. La profesionalización de las estructuras es más importante, muchas veces, que el protocolo porque da transparencia a la familia. Después están, en paralelo, los órganos de gobierno, los consejos de elección familiares y estas cuestiones. El protocolo es una buena expresión de deseos para tener una paz que me permita armar estas cosas. 

¿Cuánto hay de mito y cuánto afecta realmente el buen desempeño de la firma la convivencia generacional?

De 40 años a acá, siempre hubo problemas generacionales. En los ’60 estaban los baby boomers y los no baby boomers; en Europa estaban los que habían estado con el Mayo Francés y los que no. ¿Cuándo no hubo diferencias generacionales? Siempre las hubo. Se quiere exacerbar. No sé por qué se instaló como tema. Es lógico que haya culturas distintas, modas distintas. Tengo la sensación de que muchas veces son mitos. Siempre hay diferencias generacionales.

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