"Cierto grado de estrés promueve la creatividad"

Federico Fros Campelo, especialista en el estudio de procesos cerebrales y director del programa de Innovación con Fundamentos en Neurociencias del ITBA, comparte cómo ofrecer productos y servicios que rompan el molde aun en tiempos de crisis.

Fundador de Sentiens y autor de libros como Ciencia de las emociones y El genio que llevamos dentro, el ingeniero industrial y especialista en temas vinculados al funcionamiento del cerebro en la toma de decisiones Federico Fros Campelo, ayuda a empresas a innovar en productos, servicios y modelos de negocios. Con experiencia en diversos rubros, el director del programa de Innovación con Fundamentos en Neurociencia del ITBA y profesor del MBA de la UP conversó con Pyme.

 

¿De qué forma ser más innovador en contextos de alta incertidumbre?

 

Son contextos que generan estrés. Puede ser funcional para poner el cerebro a trabajar. Cierto grado de estrés permite enfocarse en determinadas tareas. En el proceso creativo del cual la innovación se sirve, con cierto grado de presión, funciona. Pasado cierto límite horizontal, el estrés se transforma en distrés y ese exceso de incertidumbre impide funcionalmente al cerebro poner foco en algo útil. El cerebro queda rumiando en las variables que agobian al ser humano por la incertidumbre.

 

¿Qué deben tener en cuenta los dueños de pymes?

 

Hay evidencias no científicas en la historia de que un grado de estrés promueve el pensamiento creativo. Por caso, Arquímedes de Siracusa, autor de la explicación de cómo medir el volumen de un sólido irregular (a través de hundirlo en agua y ver cuánto líquido salía de ese recipiente). Esto se le ocurrió tratando de imaginar cómo medir el volumen de la corona del rey Hierón II. El rey le había dicho que, de no encontrar cómo hacerlo, lo mataba. Ese detalle de estrés hizo que estuviera concentrado y encontrara la idea en un baño comunitario. Innovar en tiempos de vacas flacas vendría a ser un estímulo en donde uno tiene que resolver, con el estrés de la situación, y recombinar elementos para encontrar un resultado original.

 

¿Qué hace falta para innovar?

 

Cierto grado de relajación post estrés, no relajación porque sí en todo momento, también promueve un pensamiento creativo. Hay autores que cuentan cómo se pueden obtener ideas en momentos de relajación. Pero, insisto, no van a venir ideas en la ducha a menos que antes hayas estado trabajando específicamente en encontrar la solución; es decir que antes te hayas puesto foco en una actividad que tenga que ver con poner la mente a trabajar. No hay innovación si no hay un pensamiento metódico, sistemático, gradual. Tiene que haber una metodología creativa cerebral, es decir, poner una secuencia de pasos en el cerebro a trabajar para que haya resultados innovadores. Si uno pone el cerebro al trabajar, como decía Pablo Picasso, la inspiración me encuentra trabajando, es después en los momentos de relax, inclusive, que aparece la solución también.

 

Estados Unidos lleva un largo recorrido vinculado a la innovación. ¿Qué enseñanzas se pueden rescatar?

 

Un modelo de negocios interesante es from trush to cash. En EE.UU. es muy útil en tiempos de vacas flacas, porque muchos le encuentran la vuelta a cómo producir algo funcional y novedoso desde un residuo. Un caso excepcional argentino es Vaca valiente: a través del cuero para tirar se recicla, lo tiñen y forman elementos tridimencionales con distintas utilidades.

 

¿Cómo juegan las necesidades de los clientes en la innovación?

 

Es clave entender las necesidades del cliente. Es importante darse cuenta de lo que ese cliente quiere sin que él pueda decirlo. Solo le podés dar innovación a un cliente cuando le rompés las expectativas. Lo tenés que sorprender. Henry Ford decía que si le hubiera preguntado a la gente qué quería, le habrían respondido que caballos más rápidos. Si te hubieran preguntado, pensando en el MSN, en 1998, no hubieras dicho Facebook, sino un MSN más rápido, con más colores. Ahí está la responsabilidad de un proceso creativo.

 

¿Hay metodología para hacerlo?

 

Consta en crear y combinar elementos preexistentes, ejercitar procesos cerebrales en el momento clave. El método se llama innovación cognitiva y tiene que ver con usar los procesos cerebrales que tenemos de fábrica, en el momento adecuado, y en el orden adecuado, para que se te ocurra algo que, de otro modo, no se te ocurriría. Te puedo decir cómo combinar lo que ya hacés a diario: clasificar y ordenar la realidad, encontrar patrones, hacer analogías, tener listas de atributos de lo que querés cambiar, incorporar componentes que convenzan emocionalmente al cliente. Una metodología de innovación implica una secuencia de pasos y pensar en la experiencia de un cliente.

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