Historias de garage

Protectores de bodegones y paladines del buen comer

Antigourmet creció de la mano de una comunidad bodegonera. Crearon la red SOS bodegón para salvar a locales gastronómicos en Pandemia. Producción Audiovisual: Federico Sichel

El 2 de febrero de 2018, a las 9.30 de la noche, el flamante local ‘La Esquina Antigourmet' en Soler y Ravignani se quedaba sin papas, sin milanesas, sin huevos ni cerveza. No quedó nada para vender a los clientes y miembros de la comunidad bodegonera que desbordaron la demanda, esa cálida noche de la apertura.

"Fue un paso muy importante para nosotros, entrábamos al mundo de la gastronomía ‘real' sin saber mucho de cómo se gestiona, sólo con la pasión y las ganas. Luego de esa noche avisamos por las redes ‘cae temprano porque nos quedamos sin nada', ese humor que volcamos sumó a que la gente nos acompañe", recuerda Matías Pierrad, uno de los fundadores de ‘Antigourmet' junto a Facundo Vozzi, Martín Pait y Nicolás Beaumont.

La historia del ‘Anti' comienza en 2014 con un blog, que luego se transformó en una guía gastronómica online y más tarde una App. También hicieron programas de radio y finalmente un desembarco en las redes sociales. Pero todo se inició por un equipo de básquet de amigos, la mayoría de oriundos de Junín, Provincia de Buenos Aires que se juntaban a tirar al aro y después iban a comer todos los miércoles.

"Jugamos en el Club Palermo y abajo tiene una cantina, comíamos ahí, siempre fue de bodegón la cosa. Y nos pasó que durante tres o cuatro salidas nos topamos con ‘lo gourmet'. Era comer poco, mal, caro o con pretensiones que nosotros no estábamos buscando", asegura Pierraud, graduado de la carrera de Analista de Sistemas y quién se dedica a escribir las reseñas que aparecen en la guía.

Allí empezaron a buscar nuevos bodegones. Lo que había en internet no los convencía, siempre encontraban a los mismos lugares, más turísticos, muchos para extranjeros. Y decidieron alejarse del polo gastronómico tradicional e irse a los barrios, a buscar ese tipo de comida que los representaba más.

"Así nace el Anti, de la indignación por esos lugares más preocupados por cómo está hecho el platito, el ingrediente tal o cuál. Fue ahí que decidimos hacer nuestra propia guía como hobby. Todos los miércoles salimos a comer, yo me llevaba una libreta y escribía las reseñas, que luego volcamos en un blog común y corriente", rememora Matías Pierrad.

Sus reseñas, aclaran los Antigourmet, no quieren tener la trascendencia de un crítico gastronómico, no hablan tanto de la comida sino de la historia del bodegón, de su dueño, del mozo que te dice lo que sale mejor del menú o ese comensal que desde hace 10 años, come lo mismo, en el mismo día, en la misma mesa.

"En el bodegón El Alvear, hacen una tortilla que no lleva nada más que papa y huevo, es excelente. Pero hay gente que lleva su chorizo colorado, se lo da al cocinero y el te lo prepara. Esa confianza es parte de la honestidad que buscamos. Construímos ese tipo de relaciones con los bodegones y la comunidad", afirma.

Con una web que empezó a tener cada vez más consultas y reseñas, el mapa con recomendaciones se empezó a llenar. La guía cuenta ahora con más de 500 bodegones reseñados y se puede buscar por barrio, por costo, por tipo de salida: si es con familia o una primera cita.

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"Cuando se podía organizábamos juntadas que eran cerrar un bodegón para nosotros, con entrada, plato y postre para 300 personas convocada por Facebook. Siempre llenamos todos. Fue clave generar la comunidad, que en la actualidad llega a 160.000 miembros, son orgánicos y comprometidos. Hace un mes, por los incendios del Sur recaudamos $ 900.000 pesos por Instagram", destaca.

Un local hecho a lo antigourmet

La forma en que llevaron a cabo el local también fue fiel a su estilo. Lo hicieron con sus propias manos y las de amigos, tardaron 8 meses. Rompieron paredes, sacaron los escombros, arreglaron, pintaron, decoraron. La inversión total fue, en 2018, de $ 500.000, con $ 200.000 solo de alquiler.

"El núcleo más grande de clientes tiene entre 25 años y 45 años, mitad mujeres mitad hombres. Vienen muchos chicos de 18 años y gente grande. Hay una promoción que si tenés más de 90, comes gratis. 

Logramos que haya nietos que vienen con sus abuelos", explica Pierrad y agrega: "Nos decían que revalorizábamos la comida vieja, de abuela, de olla. Nuestra carta es bien escueta y eso es producto de no querer hacer competencia con los bodegones que estamos difundiendo. Nos propusimos ponernos creativos en ese aspecto y decir: ‘no tenemos pastas, no tenemos parrilla, no tenemos pizza, no tenemos nada que se pueda servir en platos'. Llegamos a ese nivel para no competir a los bodegones".

Un crecimiento que sale con fritas

Entre los planes para expandir la marca, los Antigourmet deliberan un plan que incluye la posibilidad de franquicias en el interior del país, que además actúen como nodos para nuevas comunidades, cada una con sus propios redactores de reseñas y productores audiovisuales, puesto que el modelo de negocios contempla la generación y publicidad de contenidos cruzados de los bodegones en cada nueva sede.

"Es difícil definir un proceso de franquicias ahora. Por la pandemia, pero además sobre todo porque hay veces que no entienden lo que es el ADN del ‘Anti'. Vamos a reuniones en donde nos dicen que las milanesas las hagamos en una fábrica, que las papas fritas las compremos por bolsa, congeladas. Nosotros no podemos hacer eso. No puede ser lo mismo una milanesa en Jujuy que en el Sur. Estaríamos tirando todo lo que construimos hasta ahora", recalca.

Mientras ese proceso toma una forma que no comprometa la marca, desde este mes los ‘Anti' desembarcan en Villa Urquiza, su segunda cocina está en el comedor del Club Círculo Urquiza sobre la calle Roosvelt, próximo a la estación de tren y subte. 

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"Estamos muy contentos por esta nuevo proyecto. Por ahora es solo producción y envíos a domicilio, pero tenemos un convenio para poder usar la cancha de básquet y cuando se pueda, hacer eventos ahí con bodegones que tengan problemas", afirma Pierraud.

Ida y vuelta con la comunidad

Frente a las dificultades que atraviesa el sector gastronómico en pandemia, ser parte de esa comunidad tan fiel fue un chaleco salvavidas para "La Esquina Antigoumet' y también para otros bodegones de la red que necesitaron apoyo.

"Desde que empezamos la idea fue ayudar a los bodegones y durante este último tiempo se intensificó. Creamos algo que llamamos SOS Bodegón, una alerta en redes para ayudar a aquél lugar que lo necesita. Hicimos donaciones, volver a avisar que tal o cual lugar está abierto".

También organizaron una membresía, un Club de Beneficios con el que se puede acceder a descuentos y regalos en muchos de los locales asociados y se sumaron algunas marcas de consumo masivo.

"En nuestro caso, lo que hacemos en redes tiene un fuerte impacto y funciona", revela Pierrad y concluye: "Siempre tratamos que haya uno o dos de nosotros en el mostrador, hay que mantener la comunidad transparente, abierta y honesta. En estos tiempos difíciles hay que tratar que los valores no se toquen y seguir adelante".

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