Historias de Navidad: Empresas que llegaron con Papá Noel

Entre brindis y brindis, las fiestas de fin de año se convierten, también, en una oportunidad para generar nuevos negocios. Los protagonistas de nueve emprendimientos comparten sus experiencias.

Para muchos, las fiestas de fin de año, más allá de ser una ocasión de distención y encuentros, representan un tiempo de balances tanto económico como emocional. Lo que se hizo, lo que no, lo que se desea. No es casual que esta época del año se convierta, también, en una fuente de inspiración para armar nuevos negocios a medida que se suceden los brindis entre amigos, colegas y familiares. "Fue en esos días que nos preguntamos cómo queríamos que fuera el año siguiente, qué queríamos hacer", recuerdan Guadalupe Taleff y Mario Mitrovitch, matrimonio fundador de Club del Póster, un fabricante de chapas decorativas que comenzó a dar sus primeros pasos en 2011. Taleff y Mitrovitch, quienes trabajaban en relación de dependencia, residían en Rosario. Tras una visita a Buenos Aires para pasar las fiestas con sus familias, apareció la idea. "Un año nuevo llama a la innovación, en todo aspecto", agregan.
El emprendimiento requirió una inversión inicial de $ 80.000, entre fondos propios y un préstamo bancario, que se destinó a la refacción y alquiler de un local y a compras de capital. La firma, que emplea a tres personas, comercializa sus productos a través de un negocio en el microcentro porteño, página web y Facebook. "La expansión estará dada por la venta online", comparten. El 2013, Club del Póster facturó $ 400.000 y estima cerrar 2014 con un incremento no menor al 30%.

Chin, chin

Durante una cena entre excompañeras de trabajo, en las vísperas de las fiestas del año 2000, nació Acabajo, una firma de decoración. "Las Fiestas son un buen momento para dejar fluir las ideas y la creatividad. Cuando nos relajamos y disfrutamos de los seres queridos y de lo que nos gusta hacer, surgen las mejores propuestas. Las fiestas son un empujón para la acción", comparte Maricel Amaya, creadora de la firma, quien realizó una mínima inversión inicial de $ 200 para comprar materia prima e inscribir la empresa. "Al comienzo, el taller estaba en la planta alta de mi casa y entregaba los productos con mi auto", comenta. Amaya expandió la empresa a través de franquicias. Hoy, más de 10 locales operan bajo esa modalidad. La firma, que emplea a seis personas de modo directo, factura $ 1,5 millón al año.
Las Navidad de 2012 también impulsó a la familia Morales. Durante la cena del 24, tres hermanas se propusieron dar una vuelta de tuerca a Maxime, la firma dedicada a la venta de equipajes que había fundado su padre en 1983. "Analizábamos cómo aumentar las ventas y empezamos a proyectar el nuevo año. Ahí, surgió la idea de desarrollar la línea de regalos corporativos", dicen Fernanda y Victoria Morales, dos de las tres hermanas.
La idea navideña dio sus frutos. Hoy, el 60% de las ventas de la compañía apunta al segmento de regalos corporativos, especialmente para laboratorios, bancos y firmas de tecnología.
Entre otras acciones, cerraron una alianza con una emrpesa vinculada al turismo. "Cuando un cliente adquiría un pasaje, le regalábamos una valija", agregan. Y amplían: "Las firmas clientes nos pasan un presupuesto de lo que estiman gastar y les armamos un combo por ese valor". Maxime emplea a 30 personas y, para 2015, proyecta abrir otra sucursal (tiene cinco bocas propias) y potenciar las ventas online. "A corto plazo, queremos contratar personal para enfocarnos en el interior del país", afirman.

Volver a empezar

Lilian Tastzian tenía un local de venta de indumentaria y libros infantiles junto a su hermana. "Nos robaron y nos vaciaron. Lo tuvimos tres meses cerrado, volvimos a abrir y, a los seis meses, cerramos definitivamente. Habíamos tenido el negocio durante siete años", dice Tastzian, quien encontró en las Fiestas de 2012 una excusa para volver a empezar y, en enero, comenzó a dar forma a Baby Flowers, una propuesta de indumentaria infantil que se presenta en forma de ramo. "No se pueden incorporar flores a la habitación del recién nacido. Muchas empresas envían un ramo de flores, pero terminan quedando afuera del cuarto. Me había quedado mercadería del local, hice un par de muestras y tuve buen recibimiento", dice.
Tastzian cose las prendas y realiza el bordado a mano. Su hermana, que es contadora, acompaña en el emprendimiento, que comercializa sus ramos online y los promociona en redes sociales. "Tenía $ 30.000 en la cuenta corriente del local, de modo que, para dar los primeros pasos, no tuve que destinar más dinero". Por el momento, el fuerte de las ventas se concentra en particulares. Pero ya realizó algunos pedidos para empresas, como Aeropuertos Argentina 2000.

Copas entre amigos

En un encuentro entre Andrés Malenky, Eugenio Fage, Julián Gurfinkiel y Martín Levy, para las Fiestas de 2013, surgió la idea de crear Turismocity. "Había muchas agencias de viajes online pero ninguna página para hacer una sola búsqueda y que nos diga qué agencia tiene el mejor precio o plan de cuotas para determinado pasaje u hotel", comentan los socios, también, fundadores de Descuentocity.
Al inicio, destinaron $ 200.000 (propios) en Recursos Humanos y Publicidad. Turismocity, que emplea a siete personas, crece a un 50% mensual en facturación.
Por su parte, Soledad Morgan y Guillermina Toscano también pueden vincular la llegada de Papá Noel con el nacimiento de su empresa, Penton Tea & Design. Mientras estudiaban Finanzas en Londres, en 2010, las socias tuvieron la idea de emprender juntas. El té en hebras, en sendas familias, protagoniza los festejos de Navidad, acompañando la mesa de dulces. "Mi abuela hace una torta a base de una receta inglesa especiada. Es lo más esperado de la noche y el té se sirve con ella. Conversando, nos dimos cuenta de que las dos teníamos las mismas costumbres en nuestras familias, en Navidad, con un té especial", explica Toscano.
Penton Tea & Design nació en 2013. Para ello, las socias invirtieron $ 150.000 (propios), que destinaron a a la creación de la imagen de marca, puesta en marcha de la sociedad, compra de té, packaging y acciones de marketing. Los productos se comercializan a través de un shop online y de almacenes gourmet, casas de té y restaurantes. Las socias estiman cerrar el año con una facturación de $ 300.000 y proyectan duplicar ese monto para 2015.
"La Navidad nos ayudó a reforzar la fe y nos convenció de que era el momento para que fuéramos las gestoras de nuestras oportunidades de trabajo. Más que un momento de cierre, a la Navidad la vivimos como un tiempo de reflexión hacia adelante, por lo nuevo que llegará", comentan Mariana Pelliza y Constanza Lazazzera, al frente de la consultora Business Press, surgida a fin de 2001, tras una inversión inicial de u$s 2.000 (fondos propios). "El primer cliente oficial fue un emprendimiento que confeccionaba dispositivos de detección de virus para correspondencia en plena crisis del Antrax", revelan. La firma, que emplea a nueve personas, brinda servicios a más de 14 clientes estables, además de proyectos especiales.

Desde el hogar

Una necesidad hogareña impulsó el nacimiento de VanGo, la firma que ofrece servicio de pintura a domicilio para casas y oficinas. El emprendimiento surgió cuando uno de sus fundadores, Lucas Caballero, para Fin de Año, estaba renovando su casa y tuvo una mala experiencia con los pintores. Tanto fue así que, para la celebración, no tenía la casa lista, como había esperado. A partir de esto, y luego de hablar con su actual socio, José Rodríguez Nazar, encontró un nicho poco explotado y comenzaron a colocar los pilares de VanGo, un emprendimiento que factura más de $ 2 millones anuales y está lanzando su sistema de franquicias para expandir su modelo.
Otro nicho desatendido encontró Florencia Borgnino, fundadora de En el nombre del postre, en 2009. Tras una experiencia laboral en Europa, esta chef regresó a la Argentina con la idea de abrir una pastelería y traer los macarrones a Buenos Aires. La inversión inicial fue de $ 70.00 (propios). Las Fiestas fueron el impulso para redoblar la apuesta. "En noviembre de 2012, sin ser aún socias, con Daniela Sisca nos pusimos a mirar fotos de locales de Nueva York decorados para Navidad y vimos una pastelería que nos enloqueció. Ahí, fantaseamos con abrir un local en pleno preparativo para las Fiestas, porque en esa fecha las personas viven con alegría, deseando el fin de año y la llegada de las vacaciones", dice Borgnino.
Para octubre de 2013, concretaron la idea. "A los 10 días de haber inaugurado, estábamos decorando los dos locales y empezando a vender la propuesta navideña. Las Fiestas son una época de muchas ventas, ya que preparamos los clásicos panettones, garrapiñadas, budines y cookies", comenta. En 2013, Sisca se sumó a la sociedad. La empresa emplea a seis personas y factura $ 180.000 por mes. "Al final del año, se hace un balance y se ve qué metas nos gustaría cumplir. Uno termina cansado, pero con la energía de que comienza una oportunidad de seguir creciendo", concluye.

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