Palabra de Experto
"Hay una merma importante en la producción de uvas"
El referente cooperativista habla de la situación de la industria y de los pequeños productores. Las condiciones macroeconómicas y climáticas preocupan al sector, en un año en el que la producción bajará de sus niveles tradicionales. Prevé un impacto en los precios de góndola.
El panorama de la industria cambió sustancialmente de un año al otro. Lejos quedó el tractorazo convocado hacia la gobernación de Mendoza, en enero de 2015, cuando los productores dijeron "basta" a una crisis que los atacaba por doquier, con caída de las exportaciones, baja en el precio de la uva y pérdida de rentabilidad por la inflación y el dólar oficial atrasado. La Fiesta de la Vendimia pasó y, aunque la ausencia del Presidente fue notoria, quedó excusado tras visitar la provincia y anunciar beneficios para el sector. Pero allí no termina la cosa: todavía hay mucho que hacer para recomponer la situación del productor y de las bodegas chicas, según el análisis de Carlos Iannizzoto, presidente de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas (Fecovita) y de la asociación que los nuclea (Acovi).
- ¿Qué cambió desde hace un año a esta parte?
Hoy tenemos expectativas y una situación alentadora, porque hay una planificación de los precios y una aplicación de lo que solicitábamos, es decir, sacar el sobrestock. Macri nos proporcionó fondos para pasar de $ 1,8 por litro de vino blanco escurrido o vino de mesa a $ 3 para el bolsillo del productor. Se tonificó el precio y por fin se terminó ese amesetamiento con falta de sustentabilidad. También hay una expectativa en el mercado externo, con posibilidades de reactivarnos ahí, donde no crecemos desde 2012.
- Pero siguen teniendo inconvenientes
La otra cara de la moneda es que la inflación ha pegado fuerte, incluso con aumentos en dólares. El costo de cosechar subió 35 o 38% respecto al año pasado, lo que neutraliza la tonificación del precio de la que hablaba, sumado a las altas tasas de interés en los créditos. Y se suma un elemento exógeno: el clima nos está golpeando muy pero muy fuerte. Tuvimos lluvias desproporcionadas para nuestra zona. La temperatura y la humedad nos afecta, porque incide en la maduración y el grado de la uva.
- ¿Qué temas preocupan hoy a los productores?
Hay una merma en la producción; no se puede definir cuál es la magnitud, porque tenemos un atraso grande en la maduración de las uvas, que no afecta la calidad, pero sí la maduración. Esto lleva a una extensión en el período de cosecha y a uvas con menor peso. Hay bajos rendimientos en el chardonnay o el tempranillo, las primeras uvas que ya cosechamos. Por otro lado, preferimos esperar para definir el porcentaje de uva que va a mosto. Preferimos diversificar para no distorsionar los precios de la uva.
- ¿Esto puede impactar en los costos de la cosecha?
Sí. El aumento es considerable porque había costos no previstos, sobre todo fitosanitarios y de curación. Es muy fuerte el ataque que ciertos agentes hicieron sobre la hoja y debimos aplicar controles sistémicos, que son más caros. Normalmente, en diciembre o enero dábamos la última curada, pero ya estamos en marzo y seguimos curando. Y al haber menos rendimientos, los cosechadores tienen que caminar mucho más, demoran en llenar los recipientes y eso los lleva a exigir que se pague su tiempo extra. Además aumentó el costo del flete. Los préstamos de cosecha y acarreo se calculan en cerca de $ 40 por quintal, o $ 50, y eso no alcanza. Estamos con costos de $ 70 por quintal.
- ¿Habrá aumentos en el vino que llega a la góndola?
Habrá un impacto en los precios de los vinos que salgan a la calle en 2017 o 2018. Nosotros transmitimos esto a la Provincia y a la Nación, y en ese sentido, vamos a necesitar una presencia fuerte del Estado, tanto del INV en el control de calidades, como del Ministerio de Producción y de la Secretaría de Comercio en los precios. Si no, puede darse una suba muy fuerte, y eso perjudica a la industria. De todos los males, la caída del consumo es la peor, y por eso tenemos que cuidar su bolsillo, porque, si no, se va a hacia bebidas alternativas.
- ¿Qué calidad tendrán los vinos que van a elaborarse este año?
La cosecha 2016 posiblemente esté en una menor graduación alcohólica, pero no va a afectar el gusto final, el gusto en boca. Sí es verdad que los enólogos tendrán que ver cómo compensan el problema del grado alcohólico, pero no es un problema mayor, porque el mercado está pidiendo vinos más suaves.
- ¿Qué proyecciones tiene para la industria?
Hay una reconstitución y una puesta en agenda en los asuntos de las economías regionales. Vemos con buenos ojos lo hecho con los cereales y el sector lechero. Tenemos que cuidar el empleo y, además, notamos que en el sector industrial, en las bodegas particularmente, hay cierto entusiasmo, ya que muchas estaban fuera de actividad y están relanzando su labor. El sector vitivinícola se vuelve a diversificar y eso es bueno. Ojalá la inflación y el clima no nos perjudiquen.
Ezequiel M. Chabay
- ¿Qué cambió desde hace un año a esta parte?
Hoy tenemos expectativas y una situación alentadora, porque hay una planificación de los precios y una aplicación de lo que solicitábamos, es decir, sacar el sobrestock. Macri nos proporcionó fondos para pasar de $ 1,8 por litro de vino blanco escurrido o vino de mesa a $ 3 para el bolsillo del productor. Se tonificó el precio y por fin se terminó ese amesetamiento con falta de sustentabilidad. También hay una expectativa en el mercado externo, con posibilidades de reactivarnos ahí, donde no crecemos desde 2012.
- Pero siguen teniendo inconvenientes
La otra cara de la moneda es que la inflación ha pegado fuerte, incluso con aumentos en dólares. El costo de cosechar subió 35 o 38% respecto al año pasado, lo que neutraliza la tonificación del precio de la que hablaba, sumado a las altas tasas de interés en los créditos. Y se suma un elemento exógeno: el clima nos está golpeando muy pero muy fuerte. Tuvimos lluvias desproporcionadas para nuestra zona. La temperatura y la humedad nos afecta, porque incide en la maduración y el grado de la uva.
- ¿Qué temas preocupan hoy a los productores?
Hay una merma en la producción; no se puede definir cuál es la magnitud, porque tenemos un atraso grande en la maduración de las uvas, que no afecta la calidad, pero sí la maduración. Esto lleva a una extensión en el período de cosecha y a uvas con menor peso. Hay bajos rendimientos en el chardonnay o el tempranillo, las primeras uvas que ya cosechamos. Por otro lado, preferimos esperar para definir el porcentaje de uva que va a mosto. Preferimos diversificar para no distorsionar los precios de la uva.
- ¿Esto puede impactar en los costos de la cosecha?
Sí. El aumento es considerable porque había costos no previstos, sobre todo fitosanitarios y de curación. Es muy fuerte el ataque que ciertos agentes hicieron sobre la hoja y debimos aplicar controles sistémicos, que son más caros. Normalmente, en diciembre o enero dábamos la última curada, pero ya estamos en marzo y seguimos curando. Y al haber menos rendimientos, los cosechadores tienen que caminar mucho más, demoran en llenar los recipientes y eso los lleva a exigir que se pague su tiempo extra. Además aumentó el costo del flete. Los préstamos de cosecha y acarreo se calculan en cerca de $ 40 por quintal, o $ 50, y eso no alcanza. Estamos con costos de $ 70 por quintal.
- ¿Habrá aumentos en el vino que llega a la góndola?
Habrá un impacto en los precios de los vinos que salgan a la calle en 2017 o 2018. Nosotros transmitimos esto a la Provincia y a la Nación, y en ese sentido, vamos a necesitar una presencia fuerte del Estado, tanto del INV en el control de calidades, como del Ministerio de Producción y de la Secretaría de Comercio en los precios. Si no, puede darse una suba muy fuerte, y eso perjudica a la industria. De todos los males, la caída del consumo es la peor, y por eso tenemos que cuidar su bolsillo, porque, si no, se va a hacia bebidas alternativas.
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