En busca de mejorar vidas

Lograron detectar enfermedades neonatales y cardíacas. Decidieron formar una compañía para ampliar su impacto.

Una competencia del Instituto Balseiro fue el disparador de un proyecto de investigación encuadrado en un plan de negocios que, dado su innovación y potencialidad, escaló a niveles insospechables para sus desarrolladores. Nadim Morell, Hernán Pastoriza y Darío Antonio, tres doctores en Física radicados en Bariloche, son ahora socios de un emprendimiento de base tecnológica que busca revolucionar la detección de enfermedades cardiovasculares.
Según cuenta Antonio a Pyme, Morell y Pastoriza fueron contactados por una neonatóloga de Bariloche interesada en saber si era posible medir la viscosidad de la sangre en recién nacidos, a fin de diagnosticar ciertas enfermedades que, de tratarse con tiempo, pueden evitar complicaciones mayores en el transcurso de la vida. Ante tal demanda surgió el viscosímetro, un pequeño aparato que puede medir la fluidez de la sangre con apenas una gota y en pocos minutos.
"Queríamos hacer algo aplicado, fuera del laboratorio. Esta necesidad puntual fue fundamental para empezar a soñar con el emprendimiento", revela Antonio.
Así nació MZP Tecnología. "Quisimos armar una empresa tecnológica, que se saliera del ámbito académico y tuviera una autonomía y personalidad propia", completa.
Claro que el camino no ha sido fácil. MZP existe bajo la figura de una SRL desde hace pocos meses, y todavía deben desarrollar concretamente el negocio. Realizadas las primeras pruebas en sangre y otros líquidos, comenzaron a tejer alianzas con cardiólogos y otros médicos de Bariloche, Buenos Aires, Europa y los Estados Unidos que certifiquen su practicidad para la detección de enfermedades. Mientras tanto, ya acumulan u$s 600.000 entregados para la compra de equipos, insumos y servicios de diseño industrial, ingeniería y branding.
"Necesitamos consolidar el producto, la utilidad y la demanda local -despliega Antonio-. Nuestra idea es bajar el riesgo de la empresa, empezar a generar resultados en la práctica médica, tener alguna publicación científica y demostrar la eficacia del equipo para acceder a la nueva etapa de inversión y así escalar para vender en todo el mundo".
Al momento, MZP produjo unos 20 equipos que han distribuido entre laboratorios para hacer las primeras pruebas en orden a un protocolo clínico y la validez regulatoria. "Queremos mostrar que podemos satisfacer la necesidad con un producto barato, que provoca mediciones simples, automatizadas y con poca sangre. Cuando hagamos las primeras ventas, tendremos un argumento fuerte para empezar a pensar en un plan más ambicioso y fabricar a más escala o buscar distribuidores de instrumentos médicos", adelanta el CEO.
Según su plan de negocios, el equipo valdría menos de u$s 2.000 y tendría insumos con costos inferiores a los u$s 10 por unidad. Bajo costo y alto impacto.
E.M.C.
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