Lionel Messi y la selección argentina: resiliencia y exaltación del éxito

El martes 10 de octubre marcó un nuevo hito en la carrera deportiva de Lionel Messi. Ese día en el estadio olímpico Atahualpa de Quito, el astro argentino desató su talento convirtiendo tres goles que sirvieron para lograr la clasificación al Mundial Rusia 2018. La noche había comenzado con un gol de Ecuador a los 40 segundos de juego. Luego de unos minutos de desconcierto, Messi y sus compañeros de la Selección Argentina exhibieron una notable capacidad para superar el pésimo momento deportivo.

Y lo hicieron justamente en la hora crucial, cuando se debía asegurar la presencia del equipo argentino en Rusia 2018. Atrás quedaron los partidos sin goles a favor y las actuaciones fallidas de la mayoría de los jugadores. También el enojo con la prensa que llevó a los jugadores a no otorgar entrevistas ni prestarse a las conferencias antes y después de los partidos.

"Durante toda la competición, las federaciones participantes son responsables de: asistir a las ruedas de prensa y otras actividades oficiales para periodistas organizadas por la FIFA, de acuerdo con la normativa y las instrucciones impartidas por la FIFA" (Art. 5 Reglamento FIFA).

La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) ya había sido multada con u$s 336.000 cuando el DT Alejandro Sabella asistió solo a varias ruedas de prensa durante el Mundial Brasil 2014. Argentina necesitaba dar vuelta la página con un triunfo que se le había negado jugando como local contra Venezuela y Perú. Una vez consagrada la victoria en los 2800 metros de altura de Quito, Messi volvió a dialogar como capitán del seleccionado ante los periodistas: "Nos tocó empezar perdiendo pero por suerte reaccionamos rápido ante el gol y le pudimos dar una alegría a la gente".

"Teníamos el miedo de volver a jugar acá por lo que significa la altura, por suerte pudimos ponernos en ventaja. Creo que lo manejamos bien. La verdad que hoy estamos tranquilos y conseguimos el objetivo que es lo más importante".

"Creo que en todo este momento en el que nos alejamos de la prensa y de la gente sirvió para acercarnos más entre nosotros. Queremos disfrutar y dar lo mejor en el Mundial y poder conseguirlo. Si todos vamos de la mano va a ser mucho más fácil". "Ojalá que podamos ganar el Mundial, fue injusto lo que nos pasó, merecíamos ganar las tres finales y no ganamos ninguna, sufrimos para entrar en el Mundial que viene. No nos merecíamos quedar afuera del Mundial por todo lo que remamos y peleamos".

Las frases de molde del crack rosarino dejan entrever una mezcla de enojo, desazón y finalmente alivio tras conseguirse el objetivo. Es sabido que la sociedad futbolera deposita en la Selección Argentina todas sus expectativas de éxito con un modo tan exagerado como fatalista. Tras perderse tres finales consecutivas con Alemania y Chile, el escepticismo ganó la pulseada.

La auto-exigencia de los hinchas y de la sociedad en otros planos, no se condice con la desmesurada visión sobre el éxito deportivo. Es este proceso de exaltación (ganar y ganar), el que llevó a los jugadores a un bloqueo cuando debían demostrar sus habilidades en el campo de juego. Ha sido el mecanismo de la resiliencia en el deporte, que se define como la habilidad individual para mantener altos niveles de competencia (física y mental) y de experimentar una adaptación positiva ante la adversidad, lo que les ha permitido volver a empezar. Para lograr el éxito deportivo primero se deben sentar las bases de una organización sustentable.

En el año 2000, la selección alemana sucumbía en la Eurocopa. A partir de entonces, la Bundesliga, con sus 36 clubes, y la Asociación Alemana de Fútbol (DFB) hicieron un diagnóstico y construyeron una estrategia de futuro. Invirtieron 520 millones de euros y 10 años hasta lograr los objetivos. Así aparecieron las "academias de fútbol" y los programas de "formación de talentos y desarrollo de la juventud".

"La escuela es lo más importante, después viene el fútbol" predicaba el director de Deportes de la DFB, Robin Dutt. Hoy Alemania está al tope en selecciones sub 20 y 23, y en mayores es campeona del mundo. En Argentina se carece de un plan a mediano y largo plazo desde la salida de los maestros/entrenadores de juveniles José Pekerman y Hugo Tocalli, y las falencias de los dirigentes condicionan el armado de las selecciones nacionales en la era post Messi.

Sin "semillero de talentos" no habrá cosecha de copas mundiales. Mientras tanto, sólo cuando Messi vuelva a ser genio y frote su lámpara, los triunfos estarán al alcance de la mano. El escritor y pensador Santiago Kovadloff (1942), tras la clasificación al Mundial le dijo a Clarín: "Los países que carecen de una identidad cívica muy sólida, depositan en el deporte una función redentora".

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