La hora de la Generación Y

Desde hace algún tiempo se viene hablando de la Generación Y. Más allá del origen del término, que surge como referencia a la llamada Generación X -y que se refería, a su vez, a quienes se habían convertido en adultos e ingresado al mercado laboral en la década del 90-, existen algunos aspectos interesantes en este concepto y, sobre todo, en las oportunidades que se abren hoy a quienes nacieron, más o menos, desde 1982 en adelante.
Por de pronto, podemos destacar el estrecho vínculo que esta generación posee con las tecnologías. Se trata de adultos hiperconectados, que utilizan todas las plataformas electrónicas disponibles -y son los primeros en usarlas- para comunicarse, aunque tienen preferencia por las redes sociales y otro medios digitales por sobre los más tradicionales, como el teléfono. La Generación Y, a diferencia de sus antecesores, no busca tanto la estabilidad laboral ni un equilibrio entre trabajo y vida personal. Con determinación, privilegian el manejo de su tiempo, lo que los hace ser más abiertos a buscar nuevas opciones de trabajo, en donde encuentren flexibilidad en términos de horarios, sin establecer nexos fuertes de fidelidad con las empresas en donde se desempeñan.
Como contrapartida, muestran una buena disposición a aprender y a trabajar en labores en donde sienten entusiasmo o satisfacción, donde hay desafíos. Si en el trabajo no se les otorga el beneficio de la flexibilidad o la actividad no logra su compromiso pleno, estarán dispuestos a buscar nuevas alternativas laborales, aún sin grandes variaciones económicas.
Los dos aspectos mencionados hacen que los profesionales de la Generación Y sean particularmente abiertos al teletrabajo o trabajo remoto o a distancia. Se trata de jóvenes que saben bien qué tareas pueden desarrollarse desde cualquier lugar y cómo utilizar todos los medios y plataformas para llevarlas a cabo eficientemente.
La actual generación comprendió el poder que tiene el uso de las herramientas tecnológicas para transformar nuestras vidas. Se trata de oportunidades que las generaciones anteriores no tuvieron y que hoy consolidan lo que hace sólo un par de décadas sólo se avizoraba: las plataformas digitales rompen las barreras de las distancias en todos los ámbitos de la sociedad. La tecnología ha borrado los límites geopolíticos creados ancestralmente y que están quedando en desuso.
Hoy muchos profesionales, y buena parte de las empresas, comprenden que la ubicación geográfica o física del trabajador ya no es relevante y que muchas labores -desde los ámbitos humanistas a los científicos y tecnológicos-pueden realizarse desde cualquier lugar. No sólo de una ciudad, o un país, sino desde cualquier lugar del mundo. De allí que trabajar en modalidad freelance o autónomo ha dejado de ser sinónimo de incertidumbre o privilegio de algunos para transformarse en una alternativa concreta, viable y rentable.
El éxito global de Freelancer.com, un portal online en donde confluyen trabajadores independientes y empresas dispuestas a buscar los mejores talentos para proyectos específicos, ratifica que las nuevas herramientas tecnológicas han cambiado el modo de hacer las cosas y consolidan un mundo globalizado, abierto y en donde las oportunidades están disponibles, a todos por igual.
Hablamos de más de 7 millones de profesionales que participan en más de 4 millones de proyectos y oportunidades de trabajo alrededor del mundo, que representan una economía que mueve más de u$s 1.000 millones en proyectos. Estamos en presencia de una generación empoderada, que mira con audacia y convicción un mundo en donde la creatividad, la vida personal y, por qué no decirlo, la libertad, se conjugan con la responsabilidad y la autonomía.
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