La economía argentina no crecerá

Comencemos aclarando que es falso que la economía haya tenido que caer para poder, luego, levantarse. Nada en el cosmos se contrae para luego crecer. El PIB chino llegó a expandirse hasta 13.5% anual -y pudo haber sido más- apenas iniciadas las reformas pro mercado. Chile creció, lanzadas las reformas, hasta 7.8% anual.

Argentina cayó en 2016 solo debido a la continuidad de pésimas políticas que no se están redirigiendo hacia reformas pro mercado y, por tanto, no es serio decir que la economía crecerá. A ver, pro mercado, significa evitar la injerencia coactiva -en base al poder de policía, al monopolio estatal de la violencia- necesariamente destructiva como toda violencia, según ha demostrado la ciencia.

De hecho, todos vienen bajando las previsiones de crecimiento y la Cepal acaba de informar que el país crecerá 2% en 2017, si descontamos el crecimiento poblacional de entre 1.3 y 1.8%, el aumento del PIB per cápita -que es el que importa- es casi nulo y seguramente seguirán bajando las previsiones hasta tornarse negativas.

A pesar de pronósticos optimistas, como el de Ferreres que dice que la economía creció en marzo 1,2% comparado con igual período de 2016, si por alguna alquimia -o dibujo-el PIB muestra algún avance, será debido al aumento en el empleo o la obra pública que, lejos de favorecer, perjudican porque son fondos retirados del mercado, pasados por una burocracia voraz, cuyo resto se invierte en obras de dudosas. Por cierto, como señala Martín Krause entre muchos, la fórmula del PIB no muestra los motores de la producción.

Como ejemplo, veamos la keynesiana metas de inflación. Según estudios anticipados, en abril el aumento del IPC superará el 2% y lo peor es que las mayores subas se dan en alimentos. Así, el BCRA probablemente suba otra vez su tasa de política monetaria, que quedó en 26,25% anual. Aunque, hay que descontarle Ingresos Brutos con lo que termina quedando en alrededor de 24% y por eso resultan más atractivas las Lebacs que rinden 24,25%. Complicando cada vez más a la producción ya que los capitales prefieren la bicicleta financiera.

Entretanto, el ritmo de la emisión viene aumentando hasta el 36% anual. El gobierno no entiende que la inflación es el exceso de oferta monetaria, por sobre la demanda del mercado, en tiempo real. Es decir, emitido el exceso, la inflación se produce y no se puede revertir la historia. Por tanto, el intento de absorber moneda, para contrarrestar la inflación, que realiza el BCRA, es contraproducente.

Insólitamente, más allá de que la base de esta expansión -de unos $ 80.000 millones en total en abril- está en el gasto, una parte se debió a que el BCRA ha vuelto a comprar dólares al Tesoro, el jueves pasado, unos u$s 1000 millones. Es decir, que baja el precio del billete verde al ofrecer tasas excesivas para absorber pesos y luego emite pesos para levantar el precio del dólar. Con este nivel de irracionalidad el país no saldrá adelante.

 

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