El trigo, la carne y la falta de previsibilidad

La situación actual del mercado del trigo podría decirse que es consecuencia de malas políticas, irracional otrora país granero del mundo y previsible.
Desde el punto de vista puramente estadístico, la última campaña triguera fue la peor de los últimos 110 años en cuanto al área implantada, lo cual sumado a condiciones climáticas no muy favorables, estrechó la producción a alrededor de 9,1/9,8 millones de toneladas. Este nivel se halló por debajo de la cifra inicial estimada por el gobierno alrededor de 11 millones y sobre la cual habían otorgado permisos para exportación, previo a su reducción a fin de 2012.
El problema grave es la disto
rsiva intervención del gobierno, en este caso reflejada en que frente a la necesidad de sumar divisas, se excedió en sus permisos de exportación y cuando desanduvo su camino la situación ya era complicada. Hoy nos encontramos, según datos del Ministerio de Agricultura, con un remanente de casi 3,5 millones de toneladas de trigo, las cuales estarían 2 millones en manos de los exportadores y 1,5 en posesión de los productores. Esta cantidad alcanza hasta el ingreso del trigo de la nueva campaña en diciembre, aunque de manera muy ajustada y es lo que motivó al Gobierno a aplicar la ley de Abastecimiento, primero de facto, para luego reglamentarla bajo una resolución. En el camino para garantizar la provisión de la mesa de los argentinos, muchos contratos con el exterior deberán ser incumplidos, trigo que ya estaba en los puertos deberá volver a los centros urbanos incrementando los costos de logística, personas físicas o jurídicas se convertirán en punibles por la ley sin cometer delito alguno, entre otras adversidades.
Llegado diciembre, y bajo los supuestos de que el clima acompañe y de que esta situación va a dejar una enseñanza, el suministro del trigo debería volver a la normalidad y será una anécdota más de un vasto obituario de daños a mercados que también ya incluye el mercado cárnico, energético, entre otros. Además comienza a preocupar el presente del maíz.
Sin embargo, se debe resaltar que como ha ocurrido en otros momentos de la historia, la intervención gubernamental en ciertos mercados distorsiona los relativos de precios. Esto ocasiona que en muchos casos la asignación de recursos no sea la mejor, llevando por ejemplo a una tremenda caída en los stocks de cabezas ganaderas, a suspender exportaciones de trigo o incluso a plantear la necesidad de importarlo.
Estos no son casos aislados, sino que se enmarcan en un contexto donde reina la incertidumbre, lo que desfavorece el clima de negocios y la credibilidad hacia el resto del mundo. El Banco Mundial en su última medición del índice de doing Business colocó a Argentina en el puesto 124 de 185 países, remarcando la alta burocracia para iniciar negocios y las trabas al comercio exterior. La clave para revertir este presente es la generación de confianza mediante reglas de juego claras y previsibles.
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