Los días contados de la minidevaluación del peso

Finalmente el gobierno devaluó el peso de un golpe el día 21 de enero, cosa que nunca iba a hacer (según las reiteradas declaraciones de sus miembros). Por supuesto que lo hizo no como parte de un paquete de medidas tendientes a equilibrar la economía, sino porque fue obligado a ello.
Ahora que ya cuentan con esa corrección y que subieron la tasa de interés, entonces el gobierno comienza a revaluar la moneda. Es decir que no queda muy claro el sentido de la devaluación para tres semanas después comenzar una revaluación.
Este es el interrogante para quienes nos interesa la economía: ¿Cómo será la regla cambiaria de ahora en adelante? Todos sabemos que el valor de 8 pesos el dólar no puede durar mucho y menos cuando se negocien las paritarias. Por más que sea un monto bajo del 25% eso implica que el tipo de cambio deberá nuevamente volver a subir. El problema es que no sabemos cómo. Suponemos que lo harán nuevamente de manera gradual del piso de 7,80 y sobria de a 10 centavos por semana y no que siga una escalera. Es decir que suba a 9,50 y luego se mantenga.
Pero todo esto son suposiciones ya que no se explicitó la nueva regla cambiaria.
Dado este escenario es posible asumir que la economía argentina en realidad no devaluó, solo tuvo una desinteligencia que ya está corrigiendo. El gobierno no cree que la Argentina tenga problemas de competitividad y, por lo tanto, está convencido de que no necesita una devaluación.
Es decir, lo que sucedió en enero sería un mal cálculo de política económica que el gobierno piensa corregir en 2 meses. Veamos por qué.
En uno de los cuadros que acompañan esta nota se encuentran los valores que hubiera tenido el dólar oficial si se seguía con el ritmo de devaluación que llevaba el gobierno hasta que decidió dar el salto. De hecho, supusimos que la tasa de devaluación bajaba, sino que cada 19 días el dólar subía 63 centavos que fue lo que subió en 20 días.
De ser así el 9 de febrero el dólar hubiera valido 7,44 y a fin de febrero 8,07. Es decir que si el dólar oficial se mantiene dos semanas más en el valor actual, el proceso anterior hubiera significado mayor devaluación que el salto realizado.
Esto implica que si el gobierno se empecina en mantener la nueva convertibilidad a 8, en dos semanas estaremos más revaluados que de haber continuado haciéndolo pausadamente.Yo devalúo, tú devalúas, nosotros devaluamosPero ese no es el único dato a considerar: debemos observar qué ocurre en los países de la región. Está claro que una devaluación real es consecuencia de la devaluación nominal restada la inflación. Si un país devalúa mucho, pero su inflación es muy alta, puede hasta estar revaluando.
Como Argentina tiene una inflación muy elevada, mucho más que el promedio de la región, es lógico que su moneda pierda valor más rápidamente medida contra el dólar, pero debemos entender qué ocurre cuando la medimos contra el real brasileño (donde van el 25% de nuestras exportaciones) o el peso chileno (país a quien le vendemos el 5% de nuestras exportaciones y con el que tenemos el mayor superávit comercial del mundo). Es decir que si esas monedas se devalúan frente al dólar, es algo que deberíamos medir para saber nuestra competitividad.
Y eso es lo que puede leerse en el segundo cuadro. Desde el 28 de octubre que el gobierno decidió acelerar la devaluación nominal, ahora bien, si se compara con el resto de las monedas de la región, nos encontramos con que devaluamos poco y, de continuar los actuales niveles de inflación sumados a un tipo de cambio fijo, en poco más de 30 días ya estaremos como antes.
El problema es que Argentina ahora tiene que devaluar en un contexto de devaluación de las monedas de la región. Es decir que la devaluación local no solo debe compensar las diferencias de inflación, sino también la devaluación de las otras monedas.
Así es que contra el real nuestra maxi devaluación hasta ahora es del 12% y contra el peso chileno del 13%. No parece una súper devaluación en tres meses.
No solo eso, si el dólar continúa en 8 y la inflación de febrero es 4% y la de marzo otro 4%, a fin de marzo ya perdimos toda la devaluación realizada.
Es por eso que este movimiento financiero realizado tuvo una alta dosis de improvisación, además de que se trata de un gobierno que no está convencido que deba conseguir competitividad por vía de la devaluación. Es decir que si el gobierno persiste con su actual política, en abril 2014 estaremos como en octubre 2013. El único detalle es que tendremos 6.000 millones menos de reservas y un menor nivel de actividad económica.
Como toda decisión económica, la devaluación tiene costos y beneficios. Esta minidevaluación culposa está teniendo todos los costos posibles y, de seguir así, en dos meses a más tardar perderá todos los beneficios.
Lo que nos muestra que Argentina no tuvo una devaluación, tuvo un breve cambio en el régimen cambiario de atrasar el dólar. Es por eso que los problemas siguen creciendo.
Hay que entender que para la economía real argentina, el problema no es el valor de dólar blue, sino el valor del dólar oficial y la inflación. Y por ahora uno es errático y el segundo creciente.
Como estamos como antes, seguramente lo que pasó, en poco tiempo volverá a pasar. No hay sorpresas.
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