TRIBUNA

Inflación y reforma tributaria

Argentina se encuentra ante una oportunidad histórica que le permita definir qué esquema tributario desea tener para cumplir sus objetivos estratégicos. Después de muchos años de ejercicio democrático nos encontramos como sociedad con la oportunidad de debatir acerca del régimen tributario que queremos y necesitamos como Nación.

En ese sentido se plantean muchos desafíos ya que en dicha reforma se ponen en juego sectores que pierden competitividad frente al mundo, sectores que irrumpen en la economía y no se encuentran contemplados con claridad, conjuntamente con las necesidades del Estado que requiere de los tributos para hacer frente al gasto público.

Sumado a este punto aparecen problemas que han ocupado el centro del debate en los últimos años y que no hemos podido resolver de manera eficiente y definitiva. Ese problema se llama inflación.

El primer punto para atacar el efecto de la inflación en los impuestos es entender en donde afecta. Muchos creen que la inflación es un problema de las personas físicas que no tienen una actualización de las deducciones y por ende a medida que sufren ajustes salariales pierden poder de compra porque la incidencia del impuesto a las ganancias es mayor. Pero ese no es el único problema que la inflación genera.

Las empresas tienen una enorme cantidad de créditos fiscales que no recuperan en el corto plazo. Eso créditos se encuentran expuestos a la inflación y no tienen ningún tipo de corrección monetaria.

Basta con suponer una empresa del exterior que decide realizar una inversión en la Argentina que implique adquirir plantas y equipos. Esas adquisiciones conllevan un IVA que si bien puede estar reducido se mantendrá inmovilizado durante un tiempo sin ningún tipo de rendimiento. Imaginemos el costo financiero adicional que implica para un inversor mantener como mínimo seis meses un saldo a favor de IVA equivalente al 10% de su inversión de planta.

Es por ello que muchos países contemplan las devoluciones o compensaciones automáticas de saldos de IVA. Normas como la nuestra en materia de impuestos a los consumos restan atractivo a la Argentina como destino de inversión.

Otros países de la región, con menores problemas de inflación, incorporan en sus normas mecanismos automáticos de actualización de saldos a favor y de deducciones impositivas. Para ello simplemente contemplan que todo monto incorporado en una la ley impositiva se exprese en una unidad que tenga actualización inmediata por índices oficiales de inflación. Lo mismo ocurre cuando en un mes un contribuyente tiene saldos a favor contra el fisco.

Las recomendaciones recibidas por parte de la Comisión Bicameral hacen hincapié en la necesidad de contemplar el efecto de la inflación en la normativa tributaria pero su gran foco se centraliza en el impuesto a la renta. Sería recomendable escuchar el reclamo de empresas e inversores además de contemplar un mecanismo automático que no tenga a los contribuyentes como rehenes de las actualizaciones.

Es necesario reconfigurar el dilema. No se trata de perder recaudación sino generarla de otra manera. Los contribuyentes en general necesitan un esquema tributario acorde a los nuevos tiempos y la competitividad existente entre países. Tenemos la responsabilidad histórica de definir el esquema tributario para los contribuyentes del siglo XXI.

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