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Kicillof, Sarlo y una grieta que no prioriza la verdad sino el daño ajeno

El verdadero problema de la grieta no es que exista, sino que quienes están inmersos en ella crean que una de las partes puede representar al todo.

Llegar a puntos de consenso es una meta difícil para cualquier sociedad. Si exploráramos al azar en cualquier país del globo, seguramente encontraremos dentro de él diferencias que dividan aguas, a veces por temas religiosos, otras veces por temas culturales, y unos cuantas por razones políticas o económicas.

Hay que reconocer que en la Argentina no hace falta escarbar mucho para que afloren estas discordias. No obstante, el factor que sí aparece más acentuado que en otras latitudes es el deseo explícito, y en general extremo, de apropiarse de la razón.

Facundo Manes, reconocido experto en neurociencias, suele recalcar que en todas las sociedades hay divisiones sobre el pasado y sobre el presente. Pero en la mayoría al menos alcanzan puntos de consenso sobre el camino que deben tomar a futuro para generar riqueza y desarrollo. A su modo de ver, a la Argentina le falta encontrar un propósito común, y por eso predomina un sesgo más individualista, en donde el valor más relevante no es el bien común o la verdad, sino sobrevivir.

Manes enfatiza, también, que en nuestras discusiones suele haber poca predisposición para escuchar. Cuando uno de los polemistas calla, usa ese tiempo para pensar cómo rebatir los argumentos del otro, sin prestarle atención y por lo tanto sin darle margen a tener un mínimo de razón.

Desde que explotó el caso del vacunatorio VIP, hasta la propia campaña misma de inmunización quedó envuelta en la polémica. En la peor polémica. De esas en las que unos creen que se hizo todo bien y otros que se hizo todo mal. Como si no hubiera espacio para que en el medio haya motivaciones racionales y razonables. Como si de un lado hubiera solo honestidad y del otro solo maldad.

La Ciudad vacunó a a una primera tanda de 40.000 adultos mayores con lógicas dificultades para asignar turnos vía web, pero sin problemas en lo operativo. Hubo opciones para elegir vacunatorios por barrios y el plan funcionó. Cuando la llegada de nuevas dosis permitió elevar la escala para acelerar el proceso, el gobierno porteño apeló a espacios deportivos para poder usar su amplitud. La falta de orden que hubo en el Luna Park gatilló una ola de críticas y condenas, como si ese mal paso organizativo viciara todo lo hecho antes y después.

A la provincia de Buenos Aires le pasó algo similar. Cuando Beatriz Sarlo declaró hace semanas que le habían ofrecido la vacuna por debajo de la mesa, no aclaró bajo qué circunstancias había sido. 

Cuando se desató el escándalo que le costó el puesto a Ginés González Garcia, los dichos de la escritora fueron usados para levantar más sospechas, que se expandieron aún más cuando dijo ante la Justicia que el ofrecimiento lo había hecho la esposa del gobernador Axel Kicillof (antigua alumna suya). Enseguida la otra mitad de la tribuna encendió la máquina de denunciar. Pero en este caso no había un VIP ni un privilegio especial: solo se le planteó sumarse a una campaña de difusión, en la que iban a participar otras personalidades públicas. 

Así lo reconoció Sarlo ayer, admitiendo que sembró una imagen equívoca sobre ese proceso. Eran tiempos de dudas, en los que eran más lo que rechazaban la dosis que los que la daban como buena. Cabe recordar que Elisa Carrió había lanzado en diciembre una injustificable denuncia contra Alberto Fernández por "envenenamiento", por el simple hecho de habilitar y suministrar la Sputnik V.

Después desaparecieron las dudas sobre su eficacia. Una revista científica reconocida aportó la tranquilidad que negaron los cuestionadores seriales y el péndulo se dio vuelta. Todos empezaron a reclamar el pinchazo salvador -sin distinción de origen o marca- como si fuese el boleto para subir al arca de Noé.

El objetivo final no debe ser confundido: es lograr como país la mayor cantidad de vacunas para dejar atrás el estado de pandemia. Su aplicación debe seguir reglas, que deberían haber sido transparentadas antes de que se inicie la campaña vacunatoria, y no después. Eso hubiera evitado discusiones, peleas, denuncias sin sentido, y hasta renuncias. El protocolo tendría que haber alcanzado a todas las jurisdicciones por igual, para evitar que cada gobernador o intendente decidiese por su cuenta, socavando la credibilidad de todo el plan.

Lo que también sería bueno evitar son las hogueras que aparecen en los pliegues de la grieta, sin distinción de bando. Nada bueno sale de lugares en los que solo se pretende destruir al que piensa distinto. Lo más sano es ignorar el fuego y mirar para adelante.

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Comentarios

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  • CA

    Claudia Analía

    11/03/21

    Al Kicci le gusta el papel de víctima... De resolver problemas: NADA DE NADA.

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  • MC

    Mario Canzano

    11/03/21

    Muy buena nota para comenzar el día sin estar enfocados en supuestos enemigos irreconciliables, coincido en que no vale la pena engancharse en esas hogueras o fuegos verbales que no conducen a nada, porque como dice Manes, muchas veces de entrada se advierte que no se està dispuesto a escuchar al otro. Gracias Hernan por tu nota.

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  • JAR

    Juan Arturo Reartes

    11/03/21

    El que ignora el fuego por lo general se quema y después tiene que correr, no mirar para adelante.

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