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Shell

Nicolás Gadano

Economista Jefe de Empiria Consultores

“Los ’90 fueron una etapa de enorme inversión en el sistema energético, en particular en petróleo y gas”

Entrevista: Juan Manuel Compte

Producción: Micaela Mura, Federico Sichel y Bárbara Alloatti

El economista y especialista en hidrocarburos recuerda que durante esa etapa “todo el mercado se desregula y abre al exterior” y “Argentina alcanza máximos históricos de producción de petróleo en 1998 y de gas poco tiempo después”. “Hoy no somos un gran exportador de petróleo o gas, pero Vaca Muerta tiene el potencial de convertirnos en uno”, sostiene.

Desde los primeros descubrimientos de petróleo en la Patagonia, la industria energética contribuyó a la industrialización, la expansión de la infraestructura y el fortalecimiento de la soberanía argentina.

Más tarde y a lo largo de la historia, el país experimentó una evolución significativa en su matriz energética, incorporando diversas fuentes de energía que le permitieron adaptarse a los desafíos económicos y geopolíticos del siglo XX y XXI. La exploración, producción y distribución de recursos fueron motores para el progreso de la Argentina y establecieron las bases para su desarrollo a largo plazo.

Así lo describe Nicolás Gadano, especialista en la historia de los hidrocarburos en el país, en una entrevista con Juan Compte en el marco de una producción especial de El Cronista y Shell por el 110 aniversario de la compañía.

Argentina debe ser inteligente al aprovechar sus recursos naturales, tanto en combustibles fósiles como en energías renovables.

Los primeros pasos del petróleo en el país

Argentina tiene una rica historia petrolera que se remonta a más de 100 años. Aunque ya desde el siglo XIX ya se extraía petróleo en Mendoza para producir queroseno, el primer descubrimiento importante que dio lugar a la primera explotación significativa se dio el 13 de diciembre de 1907 en Comodoro Rivadavia.

Pocos años después, en 1914, Shell ya daría sus primeros pasos en el país, en un contexto de oportunidad para la Argentina. “La Primera Guerra Mundial marcó un punto de inflexión en la industria a nivel global. El petróleo se convirtió en una mercancía crítica para la geopolítica y la seguridad nacional y enseguida viene el boom de los automóviles”, indica Gadano. Para la década de 1920, había en Argentina más automóviles per cápita que en Francia, lo que hacía del país un destino ideal para las empresas que buscaban refinar y vender combustibles. “Durante esta época, la Argentina fue un mercado altamente atractivo para las grandes petroleras internacionales debido a su creciente demanda de combustibles líquidos”, señala.

En ese contexto, compañías como Shell y Standard Oil vieron e impulsaron oportunidades de desarrollo en toda la cadena de valor de la energía, del Downstream al Upstream. “Ambas empresas comenzaron a explorar y producir petróleo en distintas cuencas del país, incluyendo la del Golfo San Jorge en Comodoro Rivadavia y la Cuenca Neuquina.

Shell tuvo el objetivo de establecerse en toda la cadena de valor del petróleo, lo que incluyó la construcción de refinerías y la comercialización de una amplia gama de productos derivados”, explica Gadano.

En los años 30, la industria petrolera argentina comenzó a diversificarse. “Tanto Shell como otras compañías empezaron a introducir productos como el GLP (Gas Licuado del Petróleo) y otros derivados en el mercado. Sin embargo, a partir de esa década, las inversiones en exploración y producción comenzaron a estancarse debido a la intervención gubernamental y la aparición de mercados más atractivos en otras partes del mundo”, dice.

Shell dio sus primeros pasos en el país en 1914.

El compromiso a pesar de los vaivenes

A pesar de estos desafíos, Shell mantuvo una presencia significativa en Argentina, ampliando su red de estaciones de servicio y aumentando su capacidad de refinación. Hacia 1950, contaba con 300 estaciones de servicio en el país, cifra que creció a más de 700 para 1969.

En las décadas del ’70 y ‘80, la inestabilidad política y económica dificultaron el crecimiento de la industria. “Pero a pesar de las adversidades, Shell optó por mantener sus operaciones en Argentina, confiando en el potencial de recuperación del país”, comenta Gadano.

La desregulación de los años ’90, en cambio, traería luego una transformación estructural significativa para la industria energética. “Fue una etapa de gran expansión y de cambio estructural, que va mucho más allá de la transformación y puesta en valor de YPF y su privatización. Todo el mercado se desregula y abre al exterior. Es una etapa de enorme inversión en todo el sector energético y en particular en petróleo y gas, a tal punto que Argentina alcanzó máximos históricos de producción de petróleo en 1998 y de gas poco tiempo después”, remarca Gadano.

“No obstante, la crisis económica de 2001 golpeó fuertemente a la industria, llevando a un periodo de inestabilidad, que afectó las inversiones. Las compañías petroleras internacionales, incluyendo Shell, continuaron operando en el país, a la espera de un entorno más favorable”, menciona Gadano.

Hoy Argentina produce muchísimo gas y petróleo de Vaca Muerta, más de la mitad viene de ahí. No somos un gran exportador pero Vaca Muerta tiene el potencial de convertirnos en uno.

El futuro energético de Argentina

El desarrollo de Vaca Muerta marcó un nuevo hito recientemente. Aunque se conocía desde hace décadas, su exploración y desarrollo fue parte gracias al avance tecnológico de compañías como Shell que venían implementando la técnica en Estados Unidos, específicamente la combinación de perforación horizontal y fracking, lo que permitió su explotación efectiva.

Con el enorme potencial que ofrece la formación, Shell vendió sus activos del Downstream para enfocarse en el Upstream y actualmente produce 50.000 barriles diarios de petróleo en cuatro bloques operados y tres no operados, de los cuales una parte se destinan a exportación. “Hoy Argentina produce muchísimo gas y petróleo de Vaca Muerta, más de la mitad viene de ahí – destaca Gadano –. No somos un gran exportador de petróleo o gas, pero Vaca Muerta tiene el potencial de convertirnos en uno”, indica Gadano.

Dos desafíos centrales en ese camino serán la infraestructura y la transición energética. “Es importante destacar que, aunque el país tenga un gran potencial en Vaca Muerta, la infraestructura sigue siendo un desafío clave. Además, en el marco de la transición energética global, Argentina debe ser inteligente al aprovechar sus recursos naturales, tanto en combustibles fósiles como en energías renovables”, remarca Gadano.

Y concluye, “la ventana de tiempo para capitalizar estos recursos no es infinita, pero mientras los precios internacionales del petróleo sigan siendo atractivos, el país tiene una oportunidad significativa para crecer y exportar”.

CRÉDITOS

Proyecto digital
Florecia Pulla
Javier Petersen
Edición visual
Paula Albirzú
Desarrollo
Gabriel Lombardo
Abraham Marval