El análisis semanal de Hernán De Goñi, director de El Cronista

Hola, soy Hernán de Goñi, director periodístico de El Cronista.

Como todos los sábados, procuramos ofrecer a través de este semáforo de la economía una mirada más amplia de los acontecimientos de la semana, para que puedan sumar elementos de contexto y jerarquizar mejor su peso informativo.

Como siempre, pueden darme su opinión a hdegoni@cronista.com

¡Gracias por su tiempo!

La economía se está aproximando a un escenario novedoso para la Argentina turbulenta de los últimos cinco años. Hacía tiempo que la pista de aterrizaje no aparecía tan clara en el radar. No está despejada al 100%, pero no hay duda de que le ofrecerá al Gobierno la posibilidad de iniciar un 2025 diametralmente opuesto al escenario que enfrentó un año atrás. Ese fue el tema central de conversación del "Encuentro de los Líderes", el evento más relevante del calendario anual de El Cronista, en el que los CEO de más de 60 empresas ofrecieron su visión sobre el país que viene. Por primera vez en sus 17 años de recorrido, nuestra reunión -realizada el pasado jueves- contó con la participación del Presidente de la Nación. Javier Milei pronunció al cierre un discurso sobre liderazgo, salpicado de referencias personales e inevitables dardos a la política. No se mostró inquieto por los vaivenes de la política, porque no quiere cederle el lugar de ser la habilitadora de los cambios que quiere llevar adelante. "Vinimos a hacer lo que no se pudo o no se quiso hacer en los últimos 40 años". Milei percibe que la elección legislativa que enfrentará dentro de pocos meses estará matizada por los resultados que espera obtener en materia económica, más que por la tradicional identificación partidaria. Construyó un partido después de ganar la presidencia y espera sumar voluntades en el Congreso para hacer las 3200 reformas estructurales que tiene en su libreto. Mostró que no tiene apuro en llegar, siempre y cuando el camino no lo desvíe de la ruta. Feliz retador del "socialismo" que a su entender impera en los organismos internacionales como la ONU y el G20, espera con ansias la llegada de Donald Trump a la cima del poder estadounidense para empezar a sacudir al establishment global.

Pasemos al semáforo de la semana

Darle luz verde al acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, en el inicio de la presidencia pro tempore de la Argentina, le dio a Javier Milei un gran cierre de semana. Fueron 25 años de idas y vueltas, que tuvieron una escala relevante en el final de la gestión de Mauricio Macri, donde hubo un preacuerdo que fue sepultado por desacuerdos entre los países miembros de cada bloque.

Lo que falta no es menor. Debe ser ratificado por los Congresos de cada país miembro y por el Parlamento Europeo. Sí le sirve a Milei como vidriera de lo que aspira a conseguir en materia de comercio exterior, y es que el Mercosur flexibilice la firma de tratados bilaterales. El bloque hoy tiene un cerrojo fuerte a las importaciones, ya que tiene un arancel externo común de 35% y una lista de apenas 100 excepciones por estado firmante.

Ayer el Banco Central bajó la tasa de interés de referencia de 35% a 32%, y no tuvo impacto en el mercado cambiario. El blue quedó en $ 1050 y el oficial en $ 1015. Con brecha casi en cero, el mercado descuenta que la inflación sigue a la baja y que en el arranque del año el equipo económico podrá reducir la tasa de ajuste cambiario a 1% mensual.

¿Sin Presupuesto? Es probable, aunque la Casa Rosada no muestra inquietud por ese dato. "Nosotros podemos gestionar igual: hace tres meses que el proyecto está en el Congreso y nadie acepta consensuarlo bajo nuestras condiciones, que es sostener el déficit cero", dice un funcionario. La tensión subsiste, pero el Ejecutivo ya probó que el formato le funciona: cuando a los gobernadores les apriete el zapato, levantarán el teléfono. Si hace falta ampliar el temario de extraordinarias, solo se necesita un decreto simple.

La producción petrolera cerrará el año con el nivel más alto en 20 años, y la de gas, con el mayor en 17 años. El efecto Vaca Muerta es indudable, y tarde o temprano se reflejará en las arcas del Banco Central. El RIGI arrancó con proyectos de inversión de las empresas del sector, y el Gobierno tiene la certeza de que la lista se seguirá ampliando. Como si fuera poco, el agro aportará u$s 31.500 millones en 2025. El tipo de cambio apreciado llegó para quedarse, y por esa razón la estabilidad de precios es un lugar común de todos los presupuestos corporativos del año próximo. Lo único que resta es que el Gobierno avance en el plan de reforma tributaria para achicar costos y mejorar rentabilidades. 

El CEO de una compañía de bebidas tiene la certeza de que las ventas de sus productos anotarán este año una caída de dos dígitos. La tendencia está jugada, y será difícil de remontar. Hay un incremento real de los salarios y del poder adquisitivo, pero la canasta de consumo de los hogares tiene una nueva disposición: con menor capacidad de ahorro y mayor gasto en servicios públicos y privados, la posibilidad de gastar en el supermercado se achicó sin remedio.

La economía posiblemente caiga menos de lo esperado este año. Y aunque hay varios indicadores positivos, el efecto derrame tardará. Ayer salió otro indicador negativo: las principales fabricantes de insumos para la construcción reflejaron en su índice de noviembre una caída desestacionalizada de 3,23% contra el mes anterior. La producción fabril, en tanto, cayó 0,8% en octubre contra septiembre, cortando una racha de tres meses de subas intermensuales. Aunque los bancos destacan el crecimiento del crédito, y en particular de los hipotecarios, el derrame viene lento.

Un dato sobre este último punto: en el sistema financiero advierten que por la baja de los depósitos hay menos liquidez para afrontar la demanda de crédito en pesos, y eso está generando un lento aumento de la tasa de interés, que puede tener impacto el año que viene en el financiamiento productivo, en el que cada punto cuenta.

La detención del senador nacional por Entre Ríos Eduardo Kueider reactivó, en tiempo presente, el debate sobre la corrupción en la política. Portaba u$s 200.000 en billetes y también otros valores, cuyo origen no pudo identificar. Las autoridades de Paraguay (donde fue detenido al intentar cruzar la frontera) lo acusaron de contrabando, pero no tuvo problema en pagar una fianza para poder ser beneficiado con arresto domiciliario en un lujoso hotel de Asunción.

Cristina Kirchner, que carga sus propios juicios sobre este tema, asoció al senador con el gobierno, ya que su voto fue la llave para aprobar la denominada Ley Bases. Javier Milei respondió con la foto de la boleta de Kueider, pegada a la de Alberto Fernández y la vicepresidenta.

El kirchnerismo pidió rápido una sesión para pedir su expulsión. Difícil que suceda ya que estamos en periodo de extraordinarias. Pero más que despegarse del detenido, le interesa recuperar la banca de Kueider en caso de que se resuelva su salida. Aunque el entrerriano logre conservar un tiempo más su lugar, su destino está echado.

Este incidente revalorizó, inesperadamente, la discusión sobre la denominada Ficha Limpia (la regla que impide a quien tenga condena firme por corrupción presentarse a una elección). El Gobierno no encontró aún la forma de reencausar el dictamen que no ayudó a votar en Diputados. Hasta que no lo haga, tendrá un cabo suelto sin poder justificar. Lo mismo le sucederá con la reforma que propuso a la ley de financiamiento de los partidos, en donde más allá de eliminar el aporte del Estado, también desaparece la obligación de informar la procedencia de los aportes.

Por lo pronto, la única referente identificable del peronismo opositor, tendrá un 2025 muy ocupado por su situación judicial. A la causa Vialidad, cuyo fallo se encuentra en instancia de apelación, se le sumará un juicio oral por la firma del Memorandum con Irán y en noviembre próximo, la pelea final: la causa Cuadernos, con más de 600 testigos apuntados por la fiscalía.

Está claro que los partidos, tanto el oficialismo como la oposición, deberán dar garantías de transparencia antes de encarar la elección que viene.

Hasta el próximo sábado.