Whirlpool anunció el cierre de su planta de lavarropas ubicada en el parque industrial de Fátima, en el municipio de Pilar y desvinculó a 220 trabajadores incluyendo equipos vinculados a la cadena de suministro y áreas de gestión. La decisión, argumentó la compañía, obedece a una revisión de su modelo productivo en el país.

No nos pudimos mantener en la instancia de competitividad que nos hubiera gustado en lo que respecta a nuestra cadena de producción y abastecimiento. La planta de Pilar, más allá de las apuestas que teníamos, no cumplió esa parte de nuestro proceso estratégico”, explicaron fuentes de la empresa a El Cronista.

A pesar de esto, la compañía, que deberá reestructurar su operación en la Argentina, sostuvo que la continuidad de Whirlpool en el país no está en revisión. “A partir de este cambio, Whirlpool concentrará su presencia en el país en actividades estrictamente comerciales y de servicio, garantizando el abastecimiento de electrodomésticos, accesorios y repuestos en todo el territorio de la Argentina. Su presencia comercial y su portafolio de productos seguirán disponibles para los consumidores, bajo un esquema operativo alineado con las condiciones del entorno local y regional”, informó la empresa en un comunicado.

Esto implica que la compañía de electrodomésticos abandona su producción local y pasará a abastecer esta línea mediante importaciones. Sin embargo, en la empresa señalaron que su operación en la Argentina nunca dependió de la fabricación local, ya que tradicionalmente abasteció al mercado con productos provenientes de Brasil, Colombia, China y Europa.

La noticia llegó en un contexto complicado para el sector minorista que se ve golpeado por la caída del consumo y el aumento de las importaciones. De hecho, en mayo del año pasado, el Gobierno redujo los aranceles de importación de heladeras y lavarropas, de un 35% a un 20 por ciento.

“El contexto económico en la Argentina siempre implica buscar alternativas porque hay agentes externos que nos afectan, el consumo bajó y eso pone presión. Pero no es un factor directo, la responsabilidad la ponemos en nuestros hombros como compañía”, dijeron.

Whirlpool montó la fábrica de lavarropas en Pilar hace tres años, en octubre de 2022, tras una inversión de u$s 52 millones y bajo lo que describía como su planta más moderna del mundo.

Según comentó la empresa, que mantiene operaciones en el país hace 35 años, aún no decidió qué sucederá con la planta, que fue inaugurada para exportar el 70% de su producción, con lo que buscaba generar un balance positivo de divisas. La compañía producía 300.000 unidades anuales -un lavarropas cada 40 segundos- en el predio de 30.000 metros cuadrados, donde empleaba a más de 200 trabajadores de manera directa.

Sin embargo, no es la primera vez que la empresa anuncia una reestructuración de su operación local. En mayo del año pasado, la compañía de electrodomésticos anunció el recorte de un turno de producción y la reducción de 60 puestos de trabajo en la planta de Pilar.

En ese entonces, los productos de Whirlpool venían enfrentando bajas del 40% y de hasta el 60% en algunos segmentos de línea blanca por la caída de la demanda en el mercado argentino y brasileño, su gran mercado exportador. De hecho, el año pasado, explicaron que, si bien la idea era “seguir invirtiendo y aumentar las exportaciones, la coyuntura no está acompañando”.