"El World Energy Outlook 2022 muestra que la crisis energética mundial puede ser un punto de inflexión histórico hacia un futuro más limpio y seguro". Así se encabeza el comunicado de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que difundió el informe que es el GPS obligado de la industria energética de todo el planeta.
"La crisis energética actual está provocando un impacto de amplitud y complejidad sin precedentes. Los temblores más grandes se sintieron en los mercados de gas natural, carbón y electricidad, con una agitación significativa, también, en los mercados petroleros, lo que requirió dos informes de existencias de petróleo de una escala sin precedentes por parte de los países miembros de la AIE para evitar interrupciones aún más graves. Con preocupaciones geopolíticas y económicas implacables, los mercados energéticos siguen siendo extremadamente vulnerables, y la crisis es un recordatorio de la fragilidad e insostenibilidad del sistema energético global actual", advierte el informe.
Relativiza que las políticas climáticas y los compromisos de emisiones netas cero de distintos gobiernos hayan contribuido al aumento de los precios de la energía. "El análisis encuentra poca evidencia para respaldar esas afirmaciones", señala. "En las regiones más afectadas", describe, "las mayores participaciones de energías renovables se correlacionan con precios de electricidad más bajos, y los hogares más eficientes y el calor electrificado brindaron un amortiguador importante para algunos consumidores, aunque lejos de ser suficiente. La carga más pesada recae sobre los hogares más pobres, donde una mayor parte de los ingresos se gasta en energía", apunta.
La AIE señala que, junto con medidas de corto plazo para tratar de proteger a los consumidores de los impactos de la crisis, muchos gobiernos, ahora, toman medidas de largo. "Algunos buscan aumentar o diversificar los suministros de petróleo y gas, y muchos buscan acelerar los cambios estructurales", indica.
En tal sentido, para la agencia, estas nuevas medidas ayudan a impulsar la inversión global en energía limpia a más de u$s 2 billones al año para 2030, un aumento de más del 50% contra los desembolsos actuales. "A medida que los mercados se reequilibran, la ventaja del carbón de la crisis actual es temporal, ya que las renovables, respaldadas por la energía nuclear, experimentan ganancias sostenidas. Como resultado, se alcanza un punto alto para las emisiones globlales en 2025", proyecta. "Al mismo tiempo, los mercados energéticos internacionales experimentan una profunda reorientación en la década de 2020, a medida que los países se adaptan a la ruptura de los flujos Rusia-Europa", agrega.
Asegura que, por primera vez en la historia, se espera una demanda global para cada combustible fósil que exhbie un pico o una meseta. "El uso del carbón vuelve a caer en los próximos años, la demanda de gas natural alcanza una meseta a finales de la década y el aumento de las ventas de vehículos eléctricos significa que la demanda de petróleo se estabiliza a mediados de la década de 2030, antes de disminuir ligeramente a mediados de siglo".
"Esto significa que la demanda total de combustibles fósiles disminuye constantemente desde mediados de la década de 2020 hasta 2050 en un promedio anual, aproximadamente, equivalente a la producción de por vida de un gran campo petrolero", remarca. La proyección es que la participación de los combustibles fósiles en el mix energético global caiga de alrededor del 80% a sólo por encima del 60% para 2050.
Vaticina que las tasas de crecimiento actuales para el despliegue de energía solar fotovoltaica, eólica, vehículos eléctricos y baterías, si se mantienen, conducirían a una transformación mucho más rápida que la proyectada. "Aunque esto requeriría políticas de apoyo, no solo en los primeros mercados líderes para estas tecnologías, sino alrededor del mundo. Las cadenas de suministro de algunas tecnologías claves, incluidas las baterías, la energía solar fotovoltaica y los electrolizadores, se están expandiendo a un ritmo que respalda una mayor ambición global. Si todos los planes de expansión de fabricación anunciados para la energía solar fotovoltaica ven la luz del día, la capacidad de fabricación superaría los niveles de implementación anunciados anunciadas en alrededor de un 75% para 2030. En el caso de los electrolizadores para la producción de hidrógeno, el potencial exceso de capacidad de todos los proyectos anunciados ronda el 50%", señala.
Sin embargo, la AIE advierte que serán esenciales políticas más sólidas para impulsar el enorme aumento de la inversión en energía que se necesita para reducir los riesgos de futuros picos de precios y volatilidad. "La inversión moderada debido a los precios más bajos en el período 2015-2020 hizo que el sector energético fuera mucho más vulnerable al tipo de interrupciones que vimos en 2022. Si bien la inversión en energía limpia supera los u$s 2 billones para 2030, necesitaría estar por encima de u$s 4 billones para la misma fecha en un escenario de emisiones netas cero para 2050, destacando la necesidad de atraer nuevos inversores al sector. Y aún se requieren esfuerzos internacionales importantes para reducir la preocupante brecha en los niveles de inversión en energía limpia entre las economías avanzadas y las economías emergentes y en desarrollo", vaticina.
Rusia, destaca, fue el mayor exportador mundial de combustibles fósiles. "Pero su invasión de Ucrania está provocando una reorientación total del comercio mundial de energía, dejándolo en una posición muy disminuida. Las exportaciones rusas de combustibles fósiles nunca regresarán, en ningún escenario, a los niveles observados en 2021, y la reorientación de Rusia a Asia es, particularmente, desafiante en el caso del gas natural. La participación de Rusia en el comercio internacional de energía, que fue el 20% en 2021, cae al 13% en 2030", augura. En contraste, subirán los shares de los Estados Unidos y Oriente Medio.
Para los consumidores de gas, el próximo invierno boreal promete ser peligroso y un "tiempo de prueba" para la UE. "El invierno de 2023-24 podría ser aún más duro", alerta. No obstante, aclara que, a más largo plazo, uno de los efectos de las acciones recientes de Rusia es que la era del rápido crecimiento de la demanda de gas llega a su fin. En el escenario que se ve el mayor uso de gas, la demanda global aumenta menos del 5% entre 2021 y 2030, y luego se mantiene estable hasta 2050. "El impulso detrás del gas en las economías en desarrollo se ha desacelerado, especialmente en el sur y sureste de Asia, haciendo mella en las credenciales del gas como combustible de transición", plantea.



