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Estudian vender Panini, una figurita difícil del mercado de M&A

Los dueños del grupo italiano analizan la operación para capitalizar el momento de los precios de las empresas de consumo. Fundada en los '60, publicó los stickers oficiales de todas las Copas del Mundo de fútbol desde México '70

La icónica Panini dejaría de ser, finalmente, la figurita más difícil del mercado de M&A. Su familia dueña está juntando todos sus activos en un único bloque, para capitalizar las valuaciones en suba de las empresas de consumo masivo.

Panini, fabricante de las populares figuritas de fútbol que coleccionan e intercambian fanáticos alrededor del mundo, está sopesando una venta potencial, de acuerdo con una fuente conocedora del tema, informó la agencia Bloomberg. La casa editora italiana atrajo el interés de pretendientes, entre ellos, fondos de inversión, agregó la fuente, que pidió no ser identificada ya que develó información confidencial.

También la familia dueña de Birkenstock estuvo explorando una venta de del fabricante alemán de sandalias, que podría estar valuado en más de u$s 4900 millones (deuda incluida), informó Bloomberg en enero. El fondo de private equity focalizado en consumo L Catterton se destacó en la subasta, dijo una persona con conocimiento en la operación.

Ambas marcas tienen largas historias y legiones de seguidores leales. Panini fue fundada hace seis décadas en Módena, Italia, y vendió figutirtas de cada Copa del Mundo de la FIFA desde el torneo de 1970, en México. Grupos de coleccionistas de sus tarjetas son un paisaje habitual antes de las grandes competiciones. Colecciones completas de Panini y figuritas raras, o difíciles, pueden alcanzar elevados precios en el mercado de coleccionistas, y la empresa superó los u$s 1000 millones anuales de ventas en 2018.

Mientras Birkenstock lanzó sus sandalias en los '60, las raíces de la marca llegan a 1774, cuando Johann Adam Birkenstock trabajaba como zapatero en el Estado alemán de Hesse. Esa herencia apeló a consumidores que buscaban productos con una historia detrás.

Los fondos de private equity se sintieron atraídos por el prestigio de las marcas históricas, que pueden ser apalancadas para incrementar sus ventas y atraer inversores, a través de una eventual oferta pública de acciones (IPO, por su sigla en inglés). En 2017, CVC Capital Partners compró Breitling, el fabricante suizo de relojes conocido por sus piezas temáticas de aviación vestidas por el actor John Travolta. Otras empresas de lujo familiares, desde la joyería Bulgari a la especialista en cachemiras Loro Piana, se vendieron para convertirse en partes de conglomerados como LVMH.

Los precios en expansión de las acciones ayudan a apuntalar variaciones para las empresas de capital privado y a convencer a accionistas familiares muy apegados a dejar ir esos preciados activos. El índice bursátil MSCI World Consumer Discretionary Index saltó 43% el año pasado y alcanzó un nuevo récord este mes. Eso es más que el doble de lo que performó el más amplio MSCI World Index y casi tanto como el tecnológico Nasdaq Composite Index.

El frenesí por las marcas de consumo también se está mostrando entre empresas recientemente listadas. El fabricante británico de botas Dr. Martens tuvo suficiente demanda inversora para completar su IPO, de 1300 millones de libras (u$s 1800 millones), justo una hora después de que empezara a tomar órdenes. Sus acciones subieron 31% desde su debut, el mes pasado, y la empresa, ahora, está valuada por el equivalente a 47 veces sus ganancias estimadas de este año, según datos compilados por Bloomberg. 

Las charlas de una potencial venta de Panini están en una etapa temprana y no hay certezas de que conduzcan a un proceso normal de venta, agregó la fuente.

Muchos ricos del mundo estuvieron redefiniendo sus portafolios debido a la crisis del coronavirus. Acaudalados hombres de negocios, desde el fundador de Virgin, Richard Branson, al industrial alemán Heinz Hermann Thiele, vendieron sus acciones en sus activos cotizantes más grandes. Más recientemente, Peter Hargreaves descargó una gran parte de sus acciones en su propia firma de inversión, Hargreaves Lansdown.

En noviembre, el multimillonario detrás de Louis Dreyfus acordó vender un 45% en su histórico trader agrícola a ADQ, el fondo de riqueza soberana de Abu Dhabi. Así, abrió la empresa a un dueño externo por primera vez, para asegurar el efectivo que su propietario necesitaba con desesperación.

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