

Atender un llamado mientras se revisa el correo electrónico, revisar los mensajes de whatsapp mientras se asiste a una reunión o conferencia, planificar las compras hogareñas al tiempo que se revisa una planilla de ventas o producción, son actividades habituales. El multitasking, o habilidad de hacer dos o más tareas a la vez, es considerado un sinónimo de eficiencia. Sin embargo, hay estudios que demuestran que no todas las personas ni todas los roles requieren esta capacidad, que en muchos casos puede volverse contraproducente ya que reduce la capacidad de atención, genera mayor estrés y a la larga disminuye la productividad.
"El multitasking no es bueno o malo en sí mismo", apunta Paula Molinari, consultora en Recursos Humanos y autora del libro "Desencajados", sobre el impacto de las tecnologías en el mundo del trabajo. "Hay personas y roles que son multifacéticos y pueden ejercer varias funciones al mismo tiempo o en forma sucesiva sin perder capacidad de concentración. Y hay personalidades y roles que requieren una alta concentración en una sóla tarea, lo que a algunos les parecería aburrido o se dispersarían al poco tiempo", comenta.
Posiciones como gerente de un local o ejecutivo de un banco, son cada vez más multitasking porque se deben atender varias cuestiones al mismo tiempo, los clientes, la caja, los proveedores, consultas que llegan en forma electrónica fuera del horario laboral. Mientras que "otras como programador de software o científico requieren enfocarse en una única tarea", ejemplifica.
El avance de la tecnología y su ubicuidad multiplicaron los estímulos que las personas reciben diariamente y cambiaron el paradigma de la "presencia" por el de la "disponibilidad". "Las oficinas dejaron de ser espacios cerrados e individuales, para ser lugares compartidos en el que los ruidos se multiplican. Y al mismo tiempo, la presencia física va siendo reemplazada por una disponibilidad virtual, lo cual debe manejarse con cuidado para no deteriorar las relaciones personales", advierte Molinari.
De la mano de las tecnologías y con la llegada de las nuevas generaciones, también está cambiando el concepto de balance entre la vida personal y laboral. "La búsqueda de un balance corresponde más a las generaciones Baby Boomer y X, más propensas a pensar que la vida empieza cuando finaliza el horario laboral", señala la especialista. "Los millennials no consideran una separación tajante y por eso buscan disfrutar y hacer amigos en el trabajo".
Diego Kerner, consultor organizacional y autor del libro "Lunes Felices", sostiene que "vivimos acelerados con una agenda super cargada, pero en realidad somos más productivos si nos enfocamos en una cosa por vez, o unitasking". Para esto el autor propone "reducir al máximo las distracciones externas, generalmente ligadas a las pantallas de la computadora y el celular. Si es posible apagarlas, y pedir a quienes interactúan con nosotros que no nos interrumpan en determinados horarios. La productividad aumentaría enormemente si dejáramos de estar chequeando mails y mensajes todo el día. Deberían existir horarios fijos de chequeo de mails en simultáneo en todas las organizaciones", sostiene.
Según un estudio de la consultora Trendsity para Kimberly Clark en su 25 aniversario, "el multitasking y la mayor presión por cubrir diferentes actividades en simultáneo es visto como un obstáculo para poder conectarse con uno mismo y con los demás", comenta Fernando Hoffmann, director de Asuntos Corporativos de la empresa. De acuerdo con este sondeo, ocho de cada 10 encuestados dijo sentirse tensionado y percibir una mayor exigencia para estar presente en todas sus actividades y espacios. En tanto, el 52% señaló que "estar presente" se vincula a la "escucha y al acompañamiento", y sólo un 17% lo relacionó a la disponibildad física.


