Si existe un aspecto que se modificó y seguirá modificando en los próximos meses y años, sin dudas, es el liderazgo.

El avance de la tecnología, las diferencias respecto a cómo entender la vida de las diferentes generaciones que conviven en las organizaciones. El cambio acelerado y a todo nivel, entre otras, nos obligan a repensar: ¿qué tipo de líder soy?¿Qué tipo de líder necesita mi organización? ¿Cuáles serán los lideres que conducirán el mundo?

En el mundo de hoy, volátil e incierto, solemos hablar de la resiliencia, esa capacidad de volver a nuestro estado original después de un golpe. Pero, ¿es suficiente? Imaginemos una empresa que soporta una crisis, se recupera y vuelve a ser la misma. Ahora, imaginemos otra que, frente a la misma crisis, no solo se recupera, sino que aprende, se reinventa y sale más fuerte que antes. Esa segunda empresa es antifrágil.

El concepto, popularizado por el autor Nassim Nicholas Taleb, sostiene que lo antifrágil no es solo lo contrario a lo frágil, sino que se beneficia de los golpes, los errores y la incertidumbre. El líder antifrágil no solo resiste el estrés, sino que lo usa como combustible para crecer.

Lo duro se rompe, lo flexible resiste, dice un viejo proverbio oriental y es cierto. En la actualidad, estar en movimiento y atento a los cambios es mas útil que ser duro y conservador. Vemos morir empresas con, en muchos casos, décadas de existencia, por resistirse a cambiar. Vemos líderes aferrados a viejos paradigmas y creencias que ya no convencen y dejan de motivar y marcar el rumbo.

El liderazgo antifrágil consiste en convertir la incertidumbre en una ventaja estratégica. La antifragilidad no es un rasgo de personalidad, es una habilidad que se desarrolla a través de la práctica consciente. El líder que la incorpora no solo prepara a su equipo para enfrentar el futuro, sino que lo diseña activamente, transformando los golpes en oportunidades para crear algo mejor y más fuerte.

"El liderazgo antifrágil consiste en convertir la incertidumbre en una ventaja estratégica. No es un rasgo de personalidad, sino una habilidad que se desarrolla".

Es clave el trabajo colaborativo, ya no sirven los mega especialistas. Lo vital es compartir la experiencia y que entre todos lleguemos rápido a la solución.Reformular el concepto de problema por el de oportunidad de mejora, lo cual implica una revolución cultural. Dejar de juzgar a quien se equivoca y entenderlo como parte del proceso.

En Disney aprendí que nadie mejor que el que se enfrenta a un problema para darte una solución (oportunidad de mejora). Esto habla de la importancia de ser un líder cercano y de estar disponible y atento a lo que la gente tiene que decir, todos pueden dar esa idea que lo cambie todo.

Valorar los pequeños cambios, al fin y al cabo, de eso se trata, pequeños cambios que nos llevan a un lugar mejor al final.

Entonces, ¿qué debemos hacer para ser lideres hoy?

  • Ser ágiles en la toma de decisiones, así eso muchas veces nos haga mas torpes.
  • Valorar la colaboración y el conocimiento de los que se enfrentan a los problemas diarios.
  • Ser flexibles y no detenerse en detalles o pequeñas batallas.
  • Mejorar la comunicación, esto es clave para entender y hacerse entender en un mundo con tantos medios de comunicación y baja atención.
  • Innovar simple y rápido y a todo nivel. Todo sirve y suma.

Así estaremos listos para afrontar la incertidumbre creciente y dominante de este momento de la humanidad y dejar de verlo como un problema y verlo como una gran oportunidad para destacarnos y liderar la próxima generación.