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Los puestos de diarios se reinventan. Con cada vez menos lectores de medios impresos, los dueños de los kioscos empezaron a buscar alternativas y ofrecer nuevos productos y servicios. Venta de libros, cafetería al paso y, ahora, a partir de una nueva disposición oficial, puntos de entrega y retiro de correo postal.

Mediante el decreto 629/2025, publicado en el Boletín Oficial, firmado por el presidente Javier Milei, el Gobierno busca favorecer la libre circulación de bienes, servicios y trabajo en el país. Con la nueva norma, podrán encargarse de la entrega de correspondencia general, papelería, paquetería, servicios de guarda y depósito, productos de comercio electrónico, tarjetas de crédito y débito, así como documentos de identidad y pasaportes.

La Resolución 1481 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social ya les permitía ofrecer material didáctico y escolar, artículos de librería, recuerdos turísticos, mapas, guías de servicios y hasta merchandising oficial de clubes e instituciones. También podían vender artesanías, manualidades y souvenirs.

A esa lista se suma la posibilidad de comercializar pasajes de transporte, incluso paquetes turísticos. Y, en los últimos años, la opción de ofrecer bebidas sin alcohol y servicios de cafetería se convirtió en un diferencial para quienes buscan aprovechar la ubicación estratégica de las esquinas más transitadas.

En algunos casos, los puestos ya incluyen máquinas de café, molinillos y sistemas de cobro electrónico.
En algunos casos, los puestos ya incluyen máquinas de café, molinillos y sistemas de cobro electrónico.

Cuánto cuesta un puesto en Buenos Aires

En Mercado Libre se encuentran avisos de puestos en venta con valores que varían según la ubicación. Los más económicos aparecen en barrios como Balvanera, desde u$s 8000, mientras que en zonas comerciales los precios trepan hasta u$s 75.000. Entre medio hay opciones en Almagro por u$s 15.000, en Recoleta por u$s 24.000, en el andén del subte B a u$s 15.000 y en barrios como Once, Retiro, Caballito o Constitución, donde las cifras oscilan entre u$s 30.000 y u$s 55.000. En los barrios de Belgrano y Núñez, los precios ascienden desde u$s 70.000.

En algunos casos, los puestos ya incluyen máquinas de café, molinillos y sistemas de cobro electrónico, listos para operar como bares al paso.

Cómo abrir un puesto de diarios en la Ciudad

Según la página del Gobierno de la Ciudad, para poner un kiosco de diarios se debe cumplir con varios requisitos. Primero, contar con usuario y clave miBA nivel 2 o 3. También hay que presentar una nota de solicitud ante la Dirección General de Permisos y Ferias, con los datos personales, la ubicación del puesto y la firma.

Además, hay que adjuntar un croquis del emplazamiento y fotos recientes del frente y los laterales, que muestren el ancho de la vereda. También es necesario un certificado del Ministerio de Trabajo que habilite la venta de diarios, revistas y productos afines en la vía pública, y la constancia de inscripción en AFIP para poder operar legalmente.

De la panadería al café de esquina

Las esquinas de Buenos Aires están cambiando. Donde antes se encontraban los diarios y revistas, hoy empiezan a aparecer nuevas propuestas que buscan sobrevivir a la caída del papel y darle un nuevo uso a espacios que supieron ser parte de la rutina porteña. El viejo kiosco se transformó y la clásica costumbre de comprar el matutino con un café rápido mutó, aunque todavía mantiene algo de ese hábito de frenar unos minutos en la vereda.

Ante esta caída, muchos canillitas buscaron alternativas y encontraron en el café al paso una salida posible.

Roma Espresso abrió en una esquina de Caballito, a pocos metros de la panadería Roma Pane Dolci. La tercera generación decidió tomar el viejo puesto de diarios y convertirlo en un café de especialidad acompañado por la pastelería que ofrecen en su local. "Para ponerlo en marcha invirtieron en obras, compraron máquinas y molinillos y gestionaron los permisos necesarios", cuenta Alejo Cacciato, que junto a su hermano Diego son dueños de Roma Espresso.

Hoy reciben entre 200 y 250 clientes por día. El café concentra cerca del 70% de las ventas y la pastelería el 30%. "La propuesta se apoya en un servicio ágil y cercano, con un barista que conoce a los clientes habituales y procesos simples que garantizan rapidez y un producto parejo", indica Cacciato.

Diego y Alejo Cacciato, fundadores de Roma Espresso.
Diego y Alejo Cacciato, fundadores de Roma Espresso.

Cafés que nacieron de un kiosco

Frente a la Plaza Houssay funciona "Canillita", un café creado por Lautaro Loguzzo, Gerónimo Messineo y Julián Cerati. La idea surgió cuando Loguzzo viajó a Europa y vio un puesto de diarios que funcionaba como cafetería. Al volver, buscó replicar el modelo en Buenos Aires. El cambio normativo de 2023, que habilitó de manera oficial la venta de café en estos espacios, terminó de abrir el camino. "Montar uno de estos espacios tiene un costo similar al de abrir una cafetería tradicional, entre u$s 60.000 y u$s 80.000. Si la apuesta es a largo plazo, lo mejor es invertir bien desde el inicio", explica Messineo.

Además, exhiben revistas intervenidas por la artista Monsy Abril como un guiño a la función original del puesto. "Nuestro objetivo es consolidar las raíces del negocio, sostener la experiencia vinculada a diarios y revistas e ir creciendo de manera gradual. El próximo paso será abrir un nuevo espacio en la zona de Retiro", agrega Messineo.

En Belgrano, en la esquina de Cabildo y Mendoza, otro kiosco reconvertido dio origen a "Impresso". Para ponerlo en marcha, Sebastián López, uno de los dueños, se endeudó con tres bancos y financió la estructura metálica que él mismo diseñó para reemplazar la antigua parada de diarios. A diferencia del resto, cuenta con un lugar para que se sienten hasta tres personas en una especie de "barra" a un costado de la estructura metálica.

Un modelo que se multiplica

En lo que va del año ya abrieron seis nuevas cafeterías con este formato en Buenos Aires. La tendencia replica lo que ocurre en ciudades como París, Barcelona, Ámsterdam, Nueva York y Madrid, donde la baja en las ventas de diarios impresos y revistas obligó a reinventar espacios en zonas clave de la Ciudad.

El consumo de café, que durante décadas se mantuvo en alrededor de 1 kilo per cápita al año, llegó el año pasado a 2,7 kilos. Sin embargo, desde la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (Ahrcc) señalan que la tendencia actual muestra una leve baja.