

Claudio Belocopitt, uno de los referentes del mercado de la medicina privada y titular de Swiss Medical Group, no oculta las expectativas que se le abren al sector de cara al nuevo Gobierno, aunque entiende también que "no se pueden esperar resultados mágicos de un día para el otro".
"Sabemos que hay que darles tiempo, sobre todo, porque esto recién empieza. Los problemas que hoy tiene la Argentina no se solucionan de un día para el otro", precisó Belocopitt, y apuntó que "son muchos los puntos que se deben atacar".
¿Cuáles entiende que son los principales?
El tipo de cambio era uno. El oficial que regía hasta hace unos días no existía porque esos dólares no estaban, como no estaban desde hacía tiempo porque había cupos y accesos complicados para la gente y las empresas. No se puede hacer una lectura de devaluación; la realidad es que el tipo de cambio se sinceró. Es como si uno se atiende por un médico y hace una vida normal. Después se acude a otro médico y recomienda operar. Obviamente se pensará que el primero era mejor porque no operaba, pese a que los estudios daban muy mal. La realidad es que la operación había que hacerla, no que el médico nuevo quiere operar porque sí. Si esa operación no se hacía en algún momento el paciente se iba a morir. Se decía que el dólar valía $ 9,50 pero para eso había un cupo, esos dólares no existían.
¿Está de acuerdo con el valor cercano a los $ 14 en los que comenzó a cotizar tras la apertura del cepo?
Es que no hay correcto o incorrecto. Si van a existir esos dólares estará bien. Si no fluyen, nadie trae dólares nuevos. Siendo un inversor local o extranjero, si luego no se pueden monetizar nadie los querrá traer. Alguna vez, aunque ya parece utópico, lo ideal sería que alguna vez dejáramos de pensar tanto en los dólares como una cuestión de vida o muerte.
¿Espera una disparada inflacionaria?
El mundo no tiene inflación, ya eliminó este concepto porque es muy dañina, sobre todo para los que menos tienen. Hay que terminar con la inflación, es como un veneno que uno va tomando y que al final del camino nos carcome. Todos deberíamos coincidir en que no se puede convivir con esto.
Por este tema el sector peleó mucho con el kirchnerismo, sobre todo al no poder trasladarla a precios
Nos destrozó, sobre todo por no tener valores de intercambio. Si convivimos con una inflación del 30% y ajustamos un 24%, fuera de tiempo y forma, se afectan todos los valores.
¿Cuánto más caras deberían ser hoy las cuotas?
Hay un retraso técnico, previo a la devaluación, cercano al 14 por ciento. Lo que queremos ahora es sentarnos a la mesa con el Gobierno para ver qué planes tienen para nuestro sector y ver cómo podemos colaborar con esta nueva etapa. Los empresarios tenemos que ser muy cuidadosos y consensuar. El que piense que se puede salvar solo se equivoca. Hay que ver cuál será el formato que se quiere aplicar para este sector.
¿Y cuál debería ser? Porque ya se convivió con modelo donde los empresarios disponían por cuenta propia cuánto aumentar las cuotas, y con otro donde dependían 100% de los que les aprobaba el Gobierno.
Cuando la medicina prepaga era libre los precios no subían de forma desproporcionada porque la gente no lo pagaba o por la propia competencia entre empresas. Hay que mirar cuál es el equilibrio y acordar. Mucha gente terminó por irse al sistema privado para irse del público. Por la ley que rige al sector terminaron quedando planes estructurados, que terminan siendo caros. Habría que hacer planes más baratos, donde cada uno paga por lo que va a precisar, como ocurre en el sector de seguros. ¿Por qué, por ejemplo, una mujer tiene que pagar planes de maternidad si ya tiene cuatro hijos y decidió no tener más? Eso le encarece mucho su plan; es ridículo.
¿Harán una propuesta al Gobierno en este sentido?
Estos esquemas ya fueron presentados hasta el cansancio ante el Gobierno anterior y lo volveremos a hacer ahora. Si lo que preocupa es que la gente pague menos, de este modo se logrará ese objetivo. La medicina privada nunca es prioritaria, hasta que aumentan las cuotas. A partir de ese momento pasa a ser cuestión de Estado.
¿Hoy sigue sintiendo que las prepagas reemplazan a la salud pública?
Sin dudas, y ojalá en algún momento la salud pública mejore tanto que podamos competir mano a mano. Hay países en donde esto sucede, pero con la gran diferencia de que allí nunca se piensa que el sistema privado debe suplantar al estatal. Acá muchas veces la gente se enoja porque piensa que las prepagas somos la atención pública y deben contar con este servicio sí o sí.



